El paradigma indiciario y la abducción de Peirce

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"(...) la trama y la urdimbre de todo pensamiento y de toda investigación son los símbolos, y la vida del pensamiento y de la ciencia es la vida inherente a los símbolos; de modo que es erróneo decir "implemente que un lenguaje adecuado es importante para un pensamiento correcto, pues es la misma esencia de éste." Charles Sanders Peirce

“En lo que a mi respecta, nunca me he considerado un investigador. Como dijo una vez Picasso, para gran escándalo de quienes lo rodeaban: no busco, encuentro”. J. Lacan (1964, clase 1) Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis

Hacia 1979, el historiador Carlo Ginzburg (1989) escribió sobre la silenciosa emergencia, en el desasosiego propio de finales del siglo XIX, de un nuevo paradigma que resulta imposible no reconocer, en el contexto de las ciencias, al que llamó “indiciario [o semiótico]”.
Nos dice que, si bien ha surgido sigilosamente un nuevo modelo epistemológico, el examen de este paradigma aún no ha recibido la atención que merece. Aquí, desearía intercalar una observación: se lo ha utilizado sin que se haya formulado su teoría de forma explícita.
Este modelo, se pregunta Ginzburg (1989, 1991), ¿puede ayudarnos a superar la contradicción y oposición entre racionalismo e irracionalismo? No sabe aún lo que ocurrirá, pero piensa que es muy probable.
¿La historia de este modelo epistemológico es la historia de la matematización y de la universalización? De ninguna manera, por el contrario, es la historia del análisis de los rasgos, pistas y formaciones cualitativas, irrepetibles, y singulares, que cuestionan los modelos macrosociales de investigación.

Las propuestas metodológicas

El método indiciario cobra valor en tres disciplinas:

a] La concepción metodológica del crítico de arte Giovanni Morelli.
b] El método psicoanalítico.
c] El método de la novela policial.

Dicho de otra manera, la historia de este paradigma remite al estudio de los rasgos pictóricos propuestos por Morelli, de las pistas dejadas en la escena del crimen indagadas por Sherlock Holmes y, las formaciones del inconsciente analizadas por Freud (1900a).
Postuladas estas metodologías, cabe hacer un desarrollo más detallado:
a] La metódica elaboración de Giovanni Morelli fue publicada en una diversidad de artículos en la revista “Zeitschrift für Kunst”(1). Dicha metodología indicaba un camino para la distribución adecuada de pinturas a sus correspondientes autores, ya que permitía interrogar y hasta diferenciar las copias de los originales.
b] La propuesta metodológica del psicoanálisis. Con relación a la importancia de los indicios y los enlaces del método analítico, y el de Morelli, Freud (1913 [1914], p. 34) comenta en “El Moisés de Miguel Ángel”: “Mucho antes de toda actividad psicoanalítica supe que un crítico de arte ruso, Iván Lermolieff, cuyos primeros trabajos publicados en alemán datan de los años 1874 a 1876, había provocado una revolución en las galerías de pinturas de Europa, revisando la atribución de muchos cuadros a diversos pintores, enseñando a distinguir con seguridad las copias de los originales y estableciendo, con las obras así libertadas de su anterior clasificación, nuevas individualidades artísticas. A estos resultados llegó prescindiendo de la impresión de conjunto y acentuando la importancia característica de los detalles secundarios, de minucias tales como la estructura de las uñas de los dedos, el pabellón de la oreja, el nimbo de las figuras de santos y otros elementos que el copista descuida imitar y que todo artista ejecuta en una forma que le es característica”.
Iván Lermolieff era el seudónimo del médico italiano Giovanni Morelli: “A mi juicio, su procedimiento muestra grandes afinidades con el psicoanálisis. También el psicoanálisis acostumbra deducir de rasgos poco estimados o inobservados, del residuo -el «refuse» de la observación-, cosas secretas o encubiertas”.
Con relación a los pequeños rastros, Freud (1915/16, p. 235) también afirma “Los sueños, se dice, tienen una importancia insignificante. Ya hemos respondido a una objeción de este mismo género a propósito de los actos fallidos. Dijimos entonces que cosas de gran importancia pueden no manifestarse sino por muy pequeños indicios”.
En la "Interpretación de los sueños", escribe:
“No debe tomarse como objeto de atención todo el sueño, sino los fragmentos singulares de su contenido.” (Freud, 1900a, p. 665)
Ahora bien, la atención libremente flotante posibilita la captación de dichos indicios en los aspectos marginales del discurso desplegado por el sujeto vía asociación libre, en el contexto de una concepción dialéctica (o más bien analéctica) de la experiencia analítica(2).
Es interesante considerar que Giovanni Morelli permanece oculto durante muchos años detrás del seudónimo de Iván Lermolieff, y el de Johannes Schuartze, de una manera similar Freud mantiene la autoría de “El Moisés de Miguel Ángel” en el anonimato durante unos diez años. Él artículo fue publicado en 1914 en la revista “Imago” y sólo en 1924, Freud reconoce su autoría.
En su viaje a Milán, Freud entra en contacto con el libro de Morelli, a su regreso, escribe Signorelli, en «Psicopatología de la vida cotidiana». Es llamativo que los pintores que son mencionados en la sección "El olvido de los nombres propios", aparezcan también en el texto de Morelli.
c] El método de la novela policial, que encontró su inicio en Edgar A. Poe y se desarrolló con Arthur Conan Doyle (1984, 2008) y su personaje Sherlock Holmes. Conan Doyle considera que Holmes es fruto de la lectura de Poe, cuyo investigador Dupin, fue uno de los héroes de su niñez. También, un resultado de Wilkie Collins(3) y Emile Gaboriau, que lo atraían por sus maneras singulares de ensamblar las intrigas. Y por último de la influencia del profesor Joseph Bell(4).
Recordemos que “Sherlock Holmes” entra en la escena literaria en "Estudio en Escarlata" de 1887. Precisamente en este texto describe dos modalidades de razonamiento: el analítico y el sintético. Este último, es un razonamiento hacia atrás, ya que se parte de los resultados y se va a las causas.
Poco después de esta publicación, en conferencia de prensa Conan Doyle dice que en las historias de detectives previas encontró faltas de sentido, ya que para acceder a la resolución del enigma, el escritor dependía de alguna contingencia o coincidencia. Doyle considera que no es "la forma correcta de jugar el juego", puesto que el detective sólo debía depender de su mente para lograr resultados y no de contingencias externas.
Afirma, que nunca hay que confiar en las impresiones generales, sino que hay que concentrarse en los detalles. (Conan Doyle, 1892)
Al respecto, si es necesario acercar el análisis a un modelo, de ninguna manera este sería el médico o el sociológico, sino más bien el detectivesco(5). El analista trabaja como un detective. Es necesario recordar la afición de Freud por la novela policíaca de autores como Sherlock Holmes, G. Chesterton o Agatha Christie, entre otros. Su empleada Paula Fichtl (1995, p. 18) comenta [refiriéndose a Freud]: "casi siempre leía una novela policíaca [...] El señor profesor sabía casi siempre quién era el asesino, pero si luego resultaba ser otro se enfadaba".

Las modalidades del razonamiento

Ginzburg (1989, 1991) considera no conveniente la adecuación del paradigma indicial al galileano, puesto que el primero se encuentra ligado a las modalidades de conocimiento de la vida cotidiana, a un contexto en el cual los datos tienen un carácter único e irremplazable.
Mientras el paradigma indiciario se enlaza al razonamiento abductivo, el paradigma galileano, se liga al razonamiento deductivo (ciencias formales como la lógica y la matemática) y al inductivo (ciencias factuales, experimentales o empíricas como: la física, la química y la biología).
Pero, veamos con cierto detenimiento estas modalidades de razonamiento:
El paradigma científico, por una parte, se vincula al razonamiento deductivo, una forma de silogismo categórico, donde se aplica una regla a un caso para lograr un resultado. Tenemos una premisa mayor o regla (ej.: todos los hombres son mortales), una premisa menor o caso (ej.: Enoch es hombre), y se llega a una conclusión o resultado (ej.: Enoch es mortal).
Por otra parte, la ciencia también recurre a lo cuantitativo, al cálculo estadístico. Es decir, a un razonamiento inductivo (un silogismo), donde se parte de una premisa menor o caso (ej.: Enoch es hombre), se establece una conclusión o resultado (ej.: Enoch es mortal), y se accede a una premisa mayor o regla (ej.: todos los hombres son mortales).
A su vez, el modelo indiciario se relaciona con lo nuevo, lo excepcional, con la abducción o retroducción, por lo cual nunca podrá responder a los requisitos y criterios de las disciplinas que se atienen al primer paradigma(6). El razonamiento abductivo propio del psicoanálisis, es un silogismo, donde se parte de una conclusión o resultado (ej.: Enoch es mortal), se considera una premisa mayor o regla (ej.: todos los hombres son mortales), para acceder a una premisa menor o caso (ej.: Enoch es hombre). La abducción implica el encuentro con la falta, con la castración, lo que instaura la posibilidad de la constitución del sujeto de la creatividad.
Junto a estas dos formas de razonamientos, Charles Peirce (1978), ha privilegiado una tercera, que pone en falta al positivismo: la abducción o conjetura, denominada en los últimos tiempos de su obra, retroducción, desde luego, también nos habla de argumentos mixtos.
Ahora bien, tanto la curiosidad como la indagación de Ginzburg, tuvieron que detenerse en la pregunta sobre el origen de este modelo o paradigma. Nos responde que se encuentra en los antiguos cazadores, que reconstruían los rasgos, expresiones y movimientos de una presa a partir de rastros, a veces, casi imperceptibles.
Esta metodología indiciaria procura privilegiar los rasgos cualitativos e individuales (el resultado), por lo que no cobran mayor relieve los esfuerzos por la matematización y la universalización, a diferencia de la metodología derivada de los trabajos de Galileo, que deja de lado los aspectos individuales para acceder a la universalización y matematización.

Momentos en la indagación

Uno de los lógicos más conocidos del siglo XX, Irving M. Copi (1985) en su “Introducción a la lógica”, dedica una sección a “El detective como científico” e ilustra el significativo tema propuesto, recurriendo a Sherlock Holmes de Conan Doyle. Considera siete momentos en la dilucidación de una investigación:

1] El problema. Para la búsqueda de pistas, es imprescindible la constitución de un problema, un enigma, en muchas ocasiones a partir de situaciones que nos resultan familiares.
2] Hipótesis preliminares. Es necesario construir una hipótesis de trabajo, por la cual o contra la cual, seleccionar datos adecuados a ella.
3] La reunión de hechos adicionales. Se procuran nuevas pistas, que puedan derivar en una reformulación de las hipótesis iniciales.
4] Formulación de hipótesis. Se articulan los diversos datos en una hipótesis que los explica.
5] La deducción de consecuencias adicionales. La hipótesis debe permitir ir más allá de los hechos originales y explicar otros, no conjeturados en un primer momento.
6] La verificación de las consecuencias. Implica poner a prueba las consecuencias de la hipótesis, mediante diversos recursos como, por ejemplo, la observación.
7] La aplicación. La hipótesis no sólo debe explicar los acontecimientos, sino también, revestir un carácter práctico.

Los razonamientos y la degradación del sujeto

Una modalidad de investigación vinculada a la inducción, que se extiende en “psicología” recurre a modelos extrínsecos, carentes de validez en el territorio de la subjetividad o por lo menos, no permiten abrigar grandes ilusiones. Tal método degrada al sujeto a un plano imaginario, privilegiando la conciencia de sí (involucrada en el “cogito ergo sum” («pienso, por tanto, existo») de Descartes, 1981, p. 25), el anonimato y la mera frecuencia estadística, es decir, lo cuantitativo.
Es interesante agregar, que los diferentes métodos de Stuart Mill (y de Hipócrates) están en la base de los métodos estadísticos que apelan a la inferencia inductiva.
Se considera que Aristóteles fue uno de los primeros filósofos en recurrir a la inducción. Así, a partir de la observación de ejemplos de un mismo tipo, infería leyes que los incluía.
En "Novum Organum" de 1620, Francis Bacon, filósofo calvinista, sostiene que la ciencia deriva de la experiencia, de la observación. Se requiere acumular datos para establecer regularidades, leyes. Se enlaza a los comienzos de la ciencia moderna, que se instaura como un nuevo credo, entre sus cultores se incluyen, Newton, Copérnico, Kepler y Harvey, entre otros. Este nuevo credo se opone con énfasis al razonamiento especulativo de la Edad Media. (Lorenzano, 1993)
Si bien la inducción fue considerada como el método científico por excelencia, esta creencia fue cuestionada a partir de los trabajos del filósofo David Hume, que afirmó y argumentó que la inducción misma, su método, no se encuentra justificado.
Para sustraerse de una postura ingenua, el inductivismo apela a la probabilidad. De manera, que el conocimiento científico ya no es conocimiento probado, sino un conocimiento probablemente verdadero.
La ciencia entendida de esta manera, se constituye suturando al sujeto y suprimiendo la verdad del psicoanálisis, que es singular y no colectiva, abordable en la investigación clínica. Dicho de otra manera, en el trabajo por objetivizar se pierde la subjetividad de la conciencia, del deseo y/o de los desprendimientos de afectos o sentimientos. En el esfuerzo por cuantificar se pierde lo singular, es decir, de cómo el sujeto se procura un malestar en el que se satisface (gozo).
Por otra parte, y hacia 1934, el filósofo de la ciencia Karl Popper, contemporáneo del Círculo de Viena, aunque no de raigambre empirista, escribe “La lógica de la investigación científica”, donde rebate al neo-positivismo, con una concepción hipotético-deductiva de la ciencia. Popper propone distinguir entre las diversas formas en que se puede explicitar una hipótesis en el territorio de la historia de la ciencia, la psicología, la sociología, o la biografía del científico, y los procedimientos que las ponen a prueba. Las relaciona con las oposiciones kantianas que implican los hechos -jus facti- y las normas -jus juri-. Sostiene que las primeras carecen de reglas, por lo cual no pueden ser sometidas a un tratamiento lógico. Por el contrario, es posible con los métodos incluidos en las contrastaciones a las que deben someterse.
Karl Popper (1959), considera al psicoanálisis como un realismo del inconsciente, y no acepta en una vanidosa decisión, que sea admitido como ciencia.
El matemático y filósofo de la ciencia Imre Lakatos [1987], por su parte, dejando traslucir cierta arbitrariedad, excluye a la teoría psicoanalítica de los programas de investigación.
Para concluir, hemos considerado como el paradigma indiciario tiene como fundamento el razonamiento abductivo, utilizado por Peirce, Freud (fantasía primordial) y Lacan (fantema). Por el contrario, el paradigma galileano, se liga al razonamiento deductivo y al inductivo. Estas modalidades de investigación, suelen hablar de un sujeto que desconocen en su método, de manera, que la ciencia tradicional que procura la objetivización del sujeto se opone paradójicamente al análisis de toda subjetividad.

(1)Giovanni Morelli, nació en Verona, el 25 de febrero de 1816 y falleció en Milán, el 28 de febrero de 1891, cuando era Senador del Reino de Italia. Cómo crítico de arte desplegó una técnica de estudio basada en la erudición, en la intuición y en la configuración de pistas a partir de los detalles más insignificantes. El trabajo que desplegó con severidad y sin duda con sinceridad, posibilitó la instalación de la figura del connoisseur, es decir, del experto en arte. Indicios de su método aparecen en Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle (1984), en “Rayuela” de Julio Cortázar (1967) y en las obras de Freud.

 

(2)Hacia 1892, Emmy von N., le pide a Freud que la deje hablar libremente, sin interrupciones. A partir de esta acotación tan seria e importante, y en cierto sentido tan inquietante, que Freud pudo ir estableciendo la regla fundamental del psicoanálisis. Alrededor de los catorce años el maestro vienés había recibido de regalo el texto de Ludwig Börne escrito en 1823. Lleva por título “El arte de convertirse en escritor original en tres días”, en este libro que fue el único que Freud conservó de su adolescencia, es posible encontrar un antecedente de la asociación libre.

 

[3] William Wilkie Collins (1824 - 1889), novelista y dramaturgo ingles. Es considerado uno de los fundadores de la novela policial, mediante una narrativa caracterizada por la atmósfera de misterio, suspenso y un relato minucioso. Sus obras más conocidas son “La piedra lunar” y “La dama de blanco”.

 

[4] Se trata de un profesor del Edinburgh Infirmary dela Universidadde Edimburgo cuyo método analítico fue recuperado por Arthur Conan Doyle en 1877 al cursar la carrera de Medicina.

 

[5] Aquello que metodológicamente se constituye en válido y confiable para el saber médico, no opera en el territorio del psicoanálisis. No se trata del mismo objeto. El positivismo lógico que rige el pensamiento médico obtura el acceso al análisis de las operaciones del inconsciente. 

 

[6] Es necesario considerar que entre diferentes paradigmas o teorías siempre se despliega algún grado de inconmensurabilidad como lo planteara Khun y Feyerabend, lo que obtura un trabajo de comparación. La "inconmensurabilidad" implica que, si tenemos teorías diversas que se sostienen en supuestos diferentes, al compararlas la consecuencia es evidente: sus diferencias no se pueden resolver argumentativamente ni tampoco empíricamente, dado que sus protocolos de validez no son homologables. (Lorenzano, 1993)



Bibliografía:

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CONAN DOYLE, A. (2008). Estudio en Escarlata. Buenos Aires: Libertador.
COPI, I. M. (1985). Introducción a la lógica. Buenos Aires: Eudeba Manuales.
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FREUD, S. (1912/1913). Tótem y tabú. En Obras completas (Vol. XIII). Buenos Aires: Amorrortu Editores.
FREUD, S. (1914) El Moisés de Miguel Ángel. AE. Vol. XIII, 1979
FREUD, S. (1915/16). Conferencias introductorias al psicoanálisis. El sentido de los síntomas. En Obras completas (Vol. XVI). Buenos Aires: Amorrortu Editores.
GINZBURG, C. (1989) Mitos, emblemas, indicios. Morfología e Historia, Barcelona, Gedisa.
GINZBURG, C. (1991). El queso y los gusanos. El cosmos, según un molinero del siglo XVI. Barcelona: Muchnik.
LACAN, J. (1964). Seminario XI: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós.
LAKATOS, I. (1987) Historia de la ciencia y sus reconstrucciones racionales (2 ed.). Ed. Tecnos.
LORENZANO, C. (1993). Hipotético-deductivismo. Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía (Vol. 4). Valladolid: Trotta.
PEIRCE, C. S. (1965). Collected papers. Cambridge, MA: Harvard University Press.
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POPPER, K. (1959). The Logic of Scientific Discovery. Londres: Longman.


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