ADULTOS MAYORES ¿UNA APUESTA PARA LA APLICACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS?

  • Agrandar Texto
  • Achicar Texto

El progresivo envejecimiento poblacional y las expectativas de vida cada vez mayores conllevan cambios a nivel biológico, social y psicológico que requieren nuevas respuestas. Desde la psicología nos interesa explorar en los adultos mayores las pérdidas de vínculos, roles y recursos. Distintas inquietudes forjan su propio deseo, gustos, preferencias, y configuran la pregunta por el sí mismo, la identidad personal y social que marca su relación con los otros. Es una deuda social promover y proteger los Derechos Humanos que los asisten, su resguardo, pero atendiendo a las dificultades y dilemas de su aplicación para poder leer la igualdad y las diferencias en las vejeces, siendo imperativo conservar la idea de la subjetivación siempre posible.

“Una política de justicia debe brindara todos los ciudadanos la posibilidad de protección de sus propios derechos, pero no necesariamente a través de la vía jurisdiccional. Es necesario diseñar y alentar una protección accesible, plural y heterogénea y no es menester a veces, ni siquiera conveniente que sea a través del poder judicial”

ELENA HIGHTON DE NOLASCO (2009)

La universalidad y la ética a la hora de aplicar los derechos humanos que nos asisten en el qué hacer

El problema del abordaje de los derechos humanos impone diversas disyuntivas a la ética a la hora de su aplicación,es en el quehacer cotidiano en dónde se impone qué hacer o cómo hacer frente a ellos. Lo que nos interesa presentar a partir del trabajo continuado que venimos realizando con los adultos mayores que residen en Hogares es la necesidad de trabajar con una mirada exploratoria y analítica sobre el problema del resguardo de lo humano frente a la universalidad que imponen los derechos. Y es que los derechos, si bien se han erigido en resguardo de los sujetos, del sujeto autónomo, pueden llegar a hacer desaparecer lo humano en el punto de no reconocer la diferencia, manufacturando entes destinados a sostener “tengo derecho a” (Baudrillard, 1995, p. 122) sin poder dar lugar a lo diverso, aquello que implica la singularidad subjetiva, incluso en la vejez, lo que no conduce a pensar en las vejeces. En las singularidades subjetivas de las vejeces.

Abordaje crítico, dos cuestiones en dos preguntas

En este sentido de lectura crítica de la situación nos interrogamos:

a) ¿Son especiales los derechos humanos que asisten a los adultos mayores o es especial el hallar el modo de aplicación de los mismos, caso por caso?

b) ¿Se puede pensar en la universalidad de los derechos, o se trata de su aplicación en el uno por uno, vez por vez?

Diremos primero, que estas preguntas son producto de interrogar los presupuestos con los que generalmente se acercan a ellos. Ahí hallamos un experto que habla en su lugar quitándoles, en muchos casos, el poder de la palabra y -claro está-ellos son los únicos que pueden dar cuenta y responder por su padecimiento. Aún en aquellos casos en que podamos detectar su autonomía en estado decreciente.

En segundo lugar, se suele considerar que con la universalidad se saldan las deudas que hay con determinados grupos etarios en cuanto a su resguardo, sin reparar en que la igualdad de los sujetos -así sin más- y la no diferencia barre y borra las diferencias subjetivas, en pos de una supuesta no discriminación. La cual justamente no considera las diversidades y no da lugar, por lo tanto, en su horizonte del hacer, a lo que cada uno de ellos requiere en pos de su resguardado. De esta manera, en ese “para todos” que establecen las legislaciones no hay lugar para preguntarse: ¿son todos los adultos mayores iguales y los aquejan las mismas necesidades, aún en un ámbito de trabajo comunitario?

En la misma Convención Interamericana sobre la protección de los derechos humanos de las personas mayores del año 2015 puede leerse en su Preámbulo, en el cuarto párrafo, la idea que sostiene que esa protección se lograría: “reafirmando la universalidad, individualismo, interdependencia de todos los derechos humanos y libertades fundamentales, así como la obligación de eliminar todas las formas de discriminación por motivos de la edad”. He allí los dos grandes desafíos para el abordaje desde la ética: la universalidad y la no discriminación.

¿Qué proponemos nosotros? Sí a la discriminación, pero positiva, en resguardo de las singularidades allí concernidas. Es decir, poder soportar que al estar atravesados por el lenguaje somos diferentes, ya sea en el aspecto físico, religioso, inclusive étnico, dando lugar al sistema de parentesco en el que crecieron y las marcas singulares de la lengua propias de cada uno. Y sí a la universalidad, en tanto igualdad en el acceso de los sujetos a los mismos, es decir, deben darse para todos las condiciones, la oportunidad de acceso al resguardo de derechos. Entonces, ¿cómo abordarlos?, ¿cómo poner en práctica esta convención?, ¿se trata de una contradicción interna en la legislación misma?,¿se trata acaso del uso de la normativa y su interpretación?, ¿ode la posición de aquél que hace uso de ella? Desplegaremos esta problemática.

Abordaje crítico, dos cuestiones posibles:

Una primera aproximación a la problemática se deja entrever en nuestro epígrafe, de la Dra. Elena Highton de Nolasco en 2009, recordémoslo: “Una política de justicia debe brindar a todos los ciudadanos la posibilidad de protección de sus propios derechos, pero no necesariamente a través de la vía jurisdiccional. Es necesario diseñar y alentar una protección accesible, plural y heterogénea y no es menester a veces, ni siquiera conveniente que sea a través del poder judicial”. Claramente, ella señala que no es la vía judicial -la de la lógica deóntica- la que podrá resguardar siempre la singularidad.

Sumemos a este abordaje la propuesta de Alain Badiou en su Conferencia que dicta en Brasil en el año 2006 sobre “Ética y psiquiatría”. Él allí sostiene que el nacimiento de los Derechos Humanos ha sido producto del trato degradante, humillante, inhumano al que fueron sometidos los sujetos humanos en el Holocausto. Es por ello que la ética hoy día se halla dominada por el problema del mal y la figura de la víctima y concebida como negativa. De allí que plantee como solución a ese problema: “auxiliar a las víctimas, asegurar los derechos del hombre contra el sufrimiento: tal es el imperativo concreto de la ética [remarquemos hoy día]. El imperativo ético se aplica teniendo como referencia el espectáculo del mal, su única función es impedir ese espectáculo” (Badiou, 2006: 37). El asunto es ¿a qué precio?, ¿de qué modo? Según Badiou, para ello: “es necesario romper con la concepción victimista del hombre y sus derechos, y dejar de pensar que la figura humana solo se perfila entre la víctima y la compasión por la víctima” (Badiou, 2006, p. 39), pues ello conduce a la anulación del sujeto al cuál se lo sustituye por una víctima. Y allí el experto surge de nuevo, y habla por él erigiéndose en aquél que sabe sobre lo que le acontece al sujeto, pero lo que no sabe es de qué modo le afecta, de qué modo lo vive y qué sujeto se produce como respuesta. He ahí la variedad subjetiva de las vejeces.

De este modo, no todo se nos presenta tan catastrófico, siendo el mismo filósofo el que nos deja una salida posible que postula en éstos términos: “La ética psiquiátrica solo puede suponer igualdad absoluta de las personas en los términos de subjetivación posible” (Badiou, 2006, p. 42). No habla ya del auxilio por la aplicación mecánica, irreflexiva del campo de los derechos que bogan en pro del sujeto de derechos, sino que, por el contrario, formula un imperativo propio para la psiquiatría. Y agreguemos que es aplicable también al campo de la psicología y de todas las profesiones que tengan que ver con la salud y que tengan como destinatarios de su práctica sujetos. Una fórmula que da paso a la valoración de lo humano en términos de subjetivación y de cierta transgresión, si se quiere, a la norma que divide lo humano de lo no humano, o la excepción a la misma: “Haz todo lo que está en tu poder para que desaparezcan el estereotipo excesivo o la fijación regresiva que bloquean en este animal humano la humanidad afirmativa de la que es capaz” (Ibíd.).

Es así que llega a afirmar que “la enfermedad es en situación” (Badiou. 2000, 43), lo cual conduce a considerar, cada vez, la situación misma en que ella se produce y al sujeto que de allí se produce. Hallamos ahí la dimensión de la excepción que la regla estipula, lo cual conduce a que “la posición ética no renunciará jamás a buscar en esa situación una posibilidad hasta entonces inadvertida” (Ibíd.) por el universo en que la misma emerge. El centro se halla puesto, ahora, en la igualdad de posibilidades, es decir, en que el auxilio sea leído y aplicado, uno por uno, para lograr una subjetivación posible, para dar lugar a lo singular en juego ahí, a la diversidad humana, claro está, a través de la posibilidad de subjetivación, cada vez. Allí es sólo donde podemos ubicar la universalización.

Ello implica entonces, romper con la verdad globalizante, universalizante. Incluso pareciera hasta fundamentalista a la hora de hablar de derechos humanos: auxilio a la víctima “para todos”, resumido en la fórmula que ninguno quede sin ser socorrido prontamente de esa situación. De allí que se tratará de buscar qué es lo que hay de singular en cada caso para emprender un tratamiento a la problemática que se nos presenta. Ciertamente, sin desconocer los saberes previos y apelando al uso singular que puede hacerse de ellos. En este sentido, no desconocemos los saberes sobre la gerontología, la experiencia que han acumulado en dicho terreno, así como también en el terreno de los trabajadores en diversas áreas en los hogares residenciales. Por el contrario, consideramos que se trata de la lectura de esos saberes a fin de tomarlos en consideración para alguna acción posible frente a las problemáticas que nos presenta el mundo moderno y su diversidad. En suma, nuestro planteo frente a las dificultades que acarrea la universalidad y la concepción de la ética a la hora de aplicar los derechos humanos que nos asisten en el qué hacer, entraña que: “sólo hay ética si el psiquiatra, día tras día, confrontado con las apariencias de lo imposible, no deja de ser un creador de posibilidades” (Badiou: 2006, 43).

De allí la necesidad de capacitar a los alumnos en este método de trabajo y pensamiento y, a su vez, asesorar a los equipos de profesionales de la salud conformados o en formación en Hogares de la Ciudad de Buenos Aires sobre los derechos humanos de los adultos mayores y sus dificultades a la hora de aplicarlos, su modo de aplicación. La propuesta nuestra frente al quehacer diario apunta a dar lugar al relevamiento de situaciones dilemáticas que involucra la práctica profesional ligada a adultos mayores, articuladas con los derechos humanos con la finalidad de interrogarlas en pos de considerar el resguardo de las vejeces.

Esta modalidad de abordaje pone en interjuego los tres componentes de nuestra asignatura marco: psicología, ética y derechos humanos, procurando con ello lograr: 1) Difundir y afianzar el conocimiento de los derechos humanos de modo amplio, 2) Conocer y analizar los códigos y las normas ético-profesionales que regulan la práctica laboral del psicólogo, 3) Reflexionar sobre la dimensión ética del desempeño profesional en los distintos campos profesionales y difundir como un área de vacancia y de importancia para nuestra intervención el ámbito propio de los adultos mayores, sin caer en la idea de los modelos o propuestas asilares y 5) Debatir, desde la perspectiva ética, situaciones problemáticas referidas a las distintas modalidades y ámbitos profesionales del psicólogo.

Bibliografía:

AGAMBEN, Georgio (2011). “Identidad sin persona”. En Desnudez. Buenos Aires: Adriana Hidalgo editora, 67-78.

BADIOU, Alain (2000) "Ética y Psiquiatría”. En Reflexiones sobre nuestro tiempo acerca de la ética, la política y la experiencia de lo inhumano. Buenos Aires: Ediciones del Cifrado, 37-43.

CONVENCIÓN INTERAMERICANA SOBRE LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LAS PERSONAS MAYORES (2015). OEA.

DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS (1948)

DECLARACIÓN UNIVERSAL SOBRE BIOÉTICA Y DERECHOS HUMANOS, UNESCO (2005)

DOMÍNGUEZ, María Elena (2008). “Los derechos humanos: una excepción que haga lugar al no-todo”. En Anuario de Investigaciones, Vol. XXV, Tomo II, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires, 2008, 227-235.

DOMÍNGUEZ, María Elena (2017)."Problemas actuales de la ética". En Premio Facultad de Psicología, “Aportes de la Psicología para la Lectura del Mundo Contemporáneo”. Universidad de Buenos Aires (2017), pp.75-100.

IACUB, Ricardo (2015): Identidad y envejecimiento, Paidós, Buenos Aires, 2015.

LAURENT, E. (2000): "El psicoanalista, el ámbito de las instituciones de Salud Mental y sus reglas". En Psicoanálisis y Salud Mental, Tres Haches, Buenos Aires, 2000, 33-44.

Revista Electrónica de la Facultad de Psicología - UBA | 2011 Todos los derechos reservados
ISSN 1853-9793
Dirección: Hipólito Yrigoyen 3242, Piso 3º - (1207) CABA | Teléfonos: 4931-6900 / 4957-1210 | e-mail: intersecciones@psi.uba.ar