Promoción de actividad física en estudiantes de psicología: un aporte desde la Cátedra de Psicología Aplicada al Deporte

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La actividad física, definida como cualquier movimiento del cuerpo que implica actividad muscular, ha sido considerada como un elemento esencial para la salud de las personas a lo largo de sus vidas. A pesar de que los beneficios de la práctica de actividad física para la salud han sido ampliamente documentados, hoy en día un gran porcentaje de la población en el mundo no cumple con los niveles mínimos recomendados por la Organización Mundial de la Salud, y los estudiantes universitarios no son una excepción. En este artículo tratamos una serie de recomendaciones para mejorar la adhesión a la actividad física, teniendo en cuenta los beneficios que trae aparejado para la salud, tanto física como mental.

La actividad física, entendida como cualquier movimiento del cuerpo que implica la actividad muscular y requiere más energía que el reposo (Caspersen et al., 1985), es un elemento esencial de la salud en las personas a lo largo de todas las etapas de la vida (Bull et al., 2020). Los beneficios de la práctica regular de actividad física se encuentran ampliamente documentados dentro de las investigaciones sobre salud, destacando su función preventiva de enfermedades crónicas no transmisibles (Anderson & Durstine, 2019; OMS, 2018), sus beneficios físicos (como el mantenimiento del peso corporal), la reducción de la presión arterial (Alidadi et al., 2019), la mejora de la salud ósea (Lombardi et al., 2019), el aumento de la fuerza y la función muscular (Cruz-Jentoft et al, 2019). Así como también su asociación con beneficios psicológicos, como la disminución del riesgo de desarrollo de demencias (Livingston et al., 2017; Tari et al., 2019), mejora en las funciones cognitivas y aumento del rendimiento académico (Donnelly et al., 2016) y la reducción de síntomas depresivos (Dale et al., 2019). No obstante, la inactividad física, entendida como la ausencia de cantidad de minutos mínimos semanales de actividad física ligera, moderada y/o vigorosa recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2018), es un problema crítico para la salud global ubicándose como la causa de más de tres millones de muertes prematuras por año en todo el mundo (Lee et al., 2012; Lim et al., 2012). Debido a su alta prevalencia en la población a nivel mundial y su influencia en el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles, se la ha llegado a considerar como una nueva pandemia (Hall et al., 2020)

Las estadísticas son alarmantes: previo al brote de COVID-19, el 50% de los adultos y el 81% de los adolescentes (de 11 a 17 años) no cumplían con los niveles mínimos recomendados por la OMS (OMS, 2018). Pero la situación en estudiantes universitarios resultaría aún más crítica, siendo esta población donde se registra el mayor descenso de tiempo destinado a realizar actividad física (Pullman et al., 2009). Siguiendo la investigación de Pengpid y colaboradores de 2015, se estima que la inactividad física alcanza al 41% de los estudiantes universitarios en 23 países de ingresos bajos, medios y altos, y complementariamente, la misma tiende a originarse al inicio de esta etapa académica (Kwan et al., 2012). Esta tendencia se asocia a los cambios psicosociales y de residencia, como pueden ser la distancia a la universidad y las mayores demandas de tiempo de trabajo y estudio (Calestine et al., 2017; Van Dyck et al., 2015).

La revisión sistemática de López-Valenciano y colaboradores, publicada en el año 2021 sobre el impacto de la pandemia de COVID-19 en los niveles de actividad física en más de 3500 estudiantes universitarios, refleja que nueve de las diez publicaciones incluidas mostraron descensos significativos en todos sus niveles (ligera, moderada y vigorosa) durante el confinamiento, así como también un aumento significativo del tiempo destinado a conductas sedentarias (p.ej. mirar televisión). En la misma investigación, se alerta sobre los riesgos de la reducción de hábitos saludables propios de la actividad física en universitarios y la necesidad de realizar esfuerzos para aumentar sus niveles no sólo en beneficio de la salud física sino también por el bienestar psicológico en esta población (López-Valenciano et al., 2021).

Tomando en cuenta esta información, desde la Cátedra de Psicología Aplicada al Deporte (Prof. Raúl Barrios) de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires nos encontramos realizando acciones para promover hábitos saludables a través de la actividad física en población universitaria. Una de estas acciones consiste en talleres psicoeducativos organizados a través de la Subsecretaría de Bienestar Estudiantil, con el objetivo de reducir la inactividad física y las conductas sedentarias, informar la relación entre salud mental y actividad física y promover estilos de vida y hábitos más activos en estudiantes universitarios. Dichos talleres se encuentran a cargo de los licenciados Ezequiel Katz y Javier Villa, docentes de la Cátedra de Psicología Aplicada al Deporte y se vienen realizando desde el año 2021.

Dentro de los contenidos abordados en los talleres, se destacan:

  • Conceptualización integral de la salud y de la Psicología del Deporte y de la Actividad Física
  • Descripción de los niveles de actividad física recomendados en población adulta siguiendo los parámetros actuales de la Organización Mundial de la Salud
  • Psicoeducación sobre los beneficios para la salud mental a partir de la práctica regular de distintos tipos de actividad y ejercicio físico
  • Difusión de resultados de investigación acerca de la presencia y ausencia de actividad física en estudiantes universitarios
  • Alertar sobre los riesgos del aumento de conductas sedentarias
  • Descripción de distintos modelos orientados al cambio de hábitos profundizando sobre el Modelo Transteórico de Prochaska, DiClemente y Norcross, siendo que es uno de los que presenta mayor tradición académica asociada a la actividad física (Kleiss et al., 2021)
  • Dificultades asociadas entre el consumo de alcohol y la práctica de ejercicio
  • Psicoeducación para el desarrollo de maniobras de autocontrol para lograr mayor adhesión al ejercicio

A continuación, dejamos una serie de recomendaciones y sugerencias para lograr mayor adherencia y aumento de la práctica de actividad física.

Recomendaciones generales para el aumento de la actividad física en estudiantes universitarios

            Aun siendo la actividad física parte de nuestra vida cotidiana y un recurso esencial para la salud, su inclusión no resulta necesariamente sencilla y, como se expuso anteriormente, posee una baja presencia en población estudiantil universitaria. Por ello, es necesario promover distintas prácticas basadas en evidencia para el aumento de esta. A continuación, resumimos algunas de las pautas brindadas por la Guía para el Aumento de Actividad Física de la OMS (Bull et al., 2020)

  1. “Lo que te sirve, te sirve”: muchas veces nos encontramos con prescripciones para la actividad física que no responden necesariamente a nuestros gustos e intereses y suelen derivar en el abandono. Por ello, el primer paso es identificar para qué queremos incluir ejercicio en nuestras vidas y descubrir cuáles son las opciones más afines. Si disfrutamos de usar la bicicleta, llegar a la facultad pedaleando puede ser una buena alternativa para ser más activos.
  2. “Hacer algo es mejor que nada”: no es necesario proponernos metas elevadas y rígidas que posiblemente promuevan experiencias desagradables y frustrantes. Es más conveniente sumar pequeños esfuerzos constantes que permitan alcanzar los niveles recomendados de actividad física. Usar y sumar cada recreo entre las clases para estar de pie y movernos, al final del día puede resultar en una victoria.
  3. “Aprendemos a caminar antes que a correr”: es conveniente empezar con metas mínimas para ir aumentando progresivamente la dificultad a medida que creemos que podemos hacerlo. Podemos elegir usar las escaleras en lugar del ascensor de la facultad, pero no necesariamente debemos subir todos los pisos en nuestro primer intento, sino probar comenzar con uno hasta que consideremos estar listos para incorporar un piso más.
  4. “Ser sanos no es una maratón”: no es aconsejable realizar ejercicios muy intensos y demandantes que nos puedan dejar agotados en los días siguientes. Realizar 30 minutos de actividad física moderada (andar en bicicleta o trotar) cinco días a la semana es una práctica que nos permite alcanzar hábitos saludables y, posiblemente, más placenteros.
  5. “Planificá y no esperes a las ganas”: agendar el ejercicio es mucho más eficaz que esperar a que el deseo de ejercitarse aparezca mágicamente. Podemos ubicar en nuestra agenda horarios estratégicos para ejercitarnos e incluso en épocas de mucha demanda de estudio (por ejemplo, en los cierres de cuatrimestre, semanas de finales, etc.) podemos identificar recreos de 10 minutos para hacer ejercicio.

Palabras finales

Con todo lo expuesto, resulta necesario que se desarrollen programas de actividad física adaptados a las condiciones individuales de cada participante, así como también, la promoción de la actividad física a través de recomendaciones acerca de cómo ser más activos en espacios abiertos y/o cerrados como los entornos universitarios. Tal como afirman algunos autores, la Universidad es un entorno de gran utilidad para generar cambios en los hábitos de los estudiantes (Ammar et al., 2021; Bentlage et al., 2020; López-Valenciano et al., 2021).

Desde la Cátedra de Psicología Aplicada al Deporte comprendemos el valor de las acciones que apunten a la promoción de hábitos saludables a través de la actividad física en estudiantes de nuestra Facultad.  

 

Referencias

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Ammar, A., Trabelsi, K., Brach, M., Chtourou, H., Boukhris, O., Masmoudi, L., et al. (2021). Effects of home confinement on mental health and lifestyle behaviours during the COVID-19 outbreak: insights from the ECLB-COVID19 multicentre study. Biol. Sport 38, 9–21. doi: 10.1101/2020.05.04.20091017

Anderson, E., & Durstine, J. L. (2019). Physical activity, exercise, and chronic diseases: A brief review. Sports Medicine and Health Science, 1(1), 3-10.

Bentlage, E., Ammar, A., How, D., Ahmed, M., Trabelsi, K., Chtourou, H., et al. (2020). Practical recommendations for maintaining active lifestyle during the COVID-19 pandemic: a systematic literature review. Int. J. Environ. Res. Public Health 17:6265. doi: 10.3390/ijerph17176265

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Donnelly, J. E., Hillman, C. H., Castelli, D., Etnier, J. L., Lee, S., Tomporowski, P., Lambourne, K., Szabo-Reed, A. N., & This summary was written for the American College of Sports Medicine by (2016). Physical Activity, Fitness, Cognitive Function, and Academic Achievement in Children: A Systematic Review. Medicine and science in sports and exercise, 48(6), 1223–1224. https://doi.org/10.1249/MSS.0000000000000966

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Livingston, G., Sommerlad, A., Orgeta, V., Costafreda, S. G., Huntley, J., Ames, D., Ballard, C., Banerjee, S., Burns, A., Cohen-Mansfield, J., Cooper, C., Fox, N., Gitlin, L. N., Howard, R., Kales, H. C., Larson, E. B., Ritchie, K., Rockwood, K., Sampson, E. L., Samus, Q., … Mukadam, N. (2017). Dementia prevention, intervention, and care. Lancet (London, England), 390(10113), 2673–2734. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(17)31363-6

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