Música y memoria

La música puede tanto inducir emociones como elevar o disminuir los niveles de excitación (arousal). Este artículo enfatiza la relación entre ambas potencialidades y la posible modulación de la memoria mediante la música, partiendo de la idea de que los recuerdos y las emociones se vinculan estrechamente y que los diferentes niveles de arousal influyen sobre la codificación y la consolidación de la memoria.

 

Si bien no podemos ser concluyentes respecto a qué es exactamente lo que produce la superioridad en la retención de información emocional en comparación con la neutra, sí podemos afirmar que la relación entre la memoria y las emociones es íntima. “La memoria emocional es el resultado del almacenamiento de la información que estuvo acompañada por factores alertadores a través de los cuales se fijó con más facilidad” (Justel et al., 2013a).

Diversos investigadores dan cuenta, vez tras vez, de que los eventos con contenido emocional se recuerdan en mayor medida que los neutros. Ejemplificamos describiendo brevemente una investigación realizada por Cahill y McGaugh, citada en “Modulación de la memoria emocional: Una revisión de los principales factores que afectan los recuerdos” (Justel et al., 2013). El estudio consistió en la observación —por parte de dos grupos (uno experimental y otro, control)— de diapositivas acompañadas por una historia breve que narraba lo que se veía. Las mismas se dividieron en tres fases: las diapositivas de la primera y tercera fase fueron iguales para todos los participantes; en cambio, las de la segunda presentaron contenido emocionalmente alertador para el grupo experimental, y neutro para el grupo control (lo emocional y lo neutro estaba constituido por la historia narrada, las imágenes en ambos grupos fueron las mismas). Una semana después se evaluaron tanto el reconocimiento como el recuerdo libre, y el resultado fue el siguiente: se observó facilitación de la memoria de la fase dos en el grupo experimental, en el cual los sujetos recordaron más detalles de la historia (cuyo contenido era emocional) que los sujetos del grupo control (expuestos a una historia neutra).

La excitación emocional consiste en la activación del sistema nervioso simpático que desencadena la liberación de hormonas adrenales en el torrente sanguíneo, lo cual puede mejorar la memoria por medio del aumento de la activación noradrenérgica dentro de la amígdala —estructura implicada en el procesamiento y almacenamiento de las emociones (Rickard et al., 2012)—. Las mejorías en el recuerdo se adjudican a la activación que produce el contenido intrínseco al estímulo, pero, asimismo, tanto un nivel muy bajo de excitación como otro demasiado elevado, podrían causar un efecto contrario, es decir, el deterioro de la memoria. Podemos pensar en una curva de "U" invertida en la que los extremos (baja activación-elevada activación) no se corresponden con un incremento de la memoria; en cambio, una activación moderada —un nivel de alerta que no sea muy bajo, ni tan elevado como para saturar al sistema nervioso debido a una excesiva liberación de hormonas del estrés en sangre— sería uno de los factores óptimos para lograr un mayor recuerdo.

Debido a la influencia que ejercen los niveles de arousal (excitación) causados por los contenidos emocionales en la codificación y consolidación de los recuerdos, decimos que aquellos son neuromoduladores de la memoria (Rickard et al., 2012), porque pueden tanto incrementarla como deteriorarla.

 

¿Y la música?

Grocke y Wigram (2007) puntualizan los efectos físicos de los parámetros sonoros de la siguiente manera: las frecuencias altas comúnmente inducen tensión, los ritmos fuertemente marcados provocan energía y actividad, y las intensidades altas excitan y producen un estado de alerta-tensión; por otro lado, la música rítmicamente neutral, de tempos lentos, y las frecuencias e intensidades bajas pueden inducir a la calma. Asimismo, Wigram et al. (2002) hacen hincapié en que si los elementos musicales varían significativamente, es decir, si los cambios de intensidad, dinámica, volumen, timbre, altura, ritmo, armonía, textura, acentos, etc., son inesperados, el sujeto mantendrá un nivel alto de excitación y estimulación; lo mismo ocurrirá cuando se trate de timbres duros o de una forma y estructura musicales poco definidas. Por el contrario, la predictibilidad y estabilidad o cambio gradual de dichos parámetros sonoros, la repetición  del material, la estructura y forma definidas y los timbres suaves, provocarán la tendencia a la relajación. Hablamos, entonces, de música activante y de música relajante, ambas inductoras de emoción; la primera eleva los niveles de arousal (excitación/alerta) mientras que la segunda los disminuye.

Basándonos en lo recién dicho y en otras investigaciones y escritos de diversos autores —entre ellos: Kreutz et al. (2008), Rickard et al. (2012) y Moreno (2003)—, afirmamos que la música es considerada como un potencial medio de excitación e inductora de emociones.

Teniendo en cuenta, además, que los eventos con contenido emocional se recuerdan en mayor medida que los no emocionales (neutros) y que el aumento del nivel de arousal podría mejorar el recuerdo, se empieza a pensar en la posibilidad de que la música posea una capacidad intrínseca para modular la consolidación de la memoria. Hay estudios que demuestran que la música activante mejora la memoria (Judde & Rickard, 2010) mientras que la música relajante puede deteriorarla (Rickard et al., 2012). Ejemplificamos con una investigación que hicieron Rickard et al. (2012), la cual consistió en exponer a sujetos a música relajante o activante durante o después de presentarles una historia con contenido emocional; los resultados evidenciaron que quienes habían sido expuestos a música relajante recordaban en menor medida: se había producido un menor incremento en la memoria emocional. Como nos dan a conocer Knight y Rickard (2001), el mecanismo por medio del cual se incrementa o deteriora la memoria “es el mismo que subyace al efecto modulador del estrés, es decir, la música relajante disminuye los niveles de arousal mientras que la música activante los eleva. Por ejemplo, la música relajante disminuye la presión arterial y la tasa cardíaca” (citado por Justel y Rubinstein 2013, 74).

Un estudio realizado recientemente por Justel & Rubinstein (2013) evaluó la influencia de la música activante y relajante sobre la consolidación de la memoria emocional en sujetos con alto grado de experiencia musical. El mismo consistió, básicamente, en la exposición de sujetos a 48 imágenes de las IAPS (International Affective Picture System), de las cuales 24 eran emocionales (por ej., un cuerpo mutilado, un asalto), y las otras 24, no emocionales (por ej., silla, reloj) —puntuadas por los participantes mismos como más activantes y menos activantes, respectivamente—. Inmediatamente se realizó la escucha de un estímulo sonoro: grupo control/ruido blanco y dos grupos experimentales, uno expuesto a una pieza de música activante y el otro a una relajante. La posterior evaluación del recuerdo y el reconocimiento indicó los siguientes resultados:

-En los tres grupos las imágenes emocionales se recordaron en mayor medida que las neutras, dando cuenta, una vez más, de la superioridad en la retención de información emocional en comparación con la no emocional.

-Respecto al recuerdo libre inmediato y diferido, ambos grupos expuestos cada uno a la pieza musical correspondiente (activante o relajante) recordaron más cantidad de imágenes, tanto emocionales como neutras, que el grupo control.

-El reconocimiento inmediato no presentó diferencia entre los tres grupos, mientras que el diferido fue distinto entre los dos grupos experimentales.

El principal hallazgo de esta investigación (el mayor recuerdo de imágenes tanto emocionales como neutras en ambos grupos expuestos a las respectivas piezas musicales) dio cuenta de que la música modula tanto la memoria emocional como la no emocional. Si bien se esperaba que la pieza activante mejorara el recuerdo y que la relajante lo menguara, los resultados indicaron que ambos tipos de música lo incrementaron; esto podría deberse, según Justel y Rubinstein (2013), a que la muestra realizada incluyó únicamente sujetos con experiencia musical elevada, la cual hace a la diferencia estructural y funcional del cerebro en comparación con quienes no poseen entrenamiento musical. Debido a dicha diferencia, las autoras enfatizan la importancia de llevar a cabo futuros estudios con el mismo procedimiento en sujetos no músicos para observar si se mantiene o no el mismo patrón de resultados..

 

Consideraciones finales

El presente trabajo fue escrito con el ánimo de articular de la forma más clara posible diversas observaciones que se entraman en una temática vasta y compleja. Asimismo, debemos tener presente —sobre todo— la relevancia clínica que conllevan los hallazgos mencionados aquí. El hecho de seguir investigando por qué, cómo, cuándo y en qué poblaciones la música puede modular la memoria, implica la posibilidad de tratamiento de patologías severas como, por ejemplo, la enfermedad de Alzheimer probable (EA) o el trastorno por estrés postraumático (TEPT). En el campo de la primera se requeriría de un mejoramiento de la memoria debido a que, precisamente, los sujetos con este síndrome presentan, junto a otros disturbios cognitivos, graves y progresivos trastornos de memoria. Respecto al TEPT, se buscaría un decremento de los recuerdos; en palabras de Rickard et al. (2012), la música relajante podría considerarse como un potencial tratamiento para disminuir el impacto negativo de la información cargada emocionalmente.

Actualmente, un grupo de investigación en la Facultad de Psicología (UBA) del cual formo parte, se encuentra realizando un estudio cuyo énfasis está puesto en cómo influye la música sobre la consolidación de diferentes tipos de memoria en pacientes con enfermedad de Alzheimer probable, con el propósito de contribuir al desarrollo de un tratamiento bajo la perspectiva que aquí presentamos.


Referencias bibliográficas

CHAYO-DICHY, R., VÉLEZ GARCÍA, A., ARIAS GARCÍA, N., CASTILLO-PARRA, G. y OSTROSKY-SOLIS, F. (2003) “Valencia, activación, dominancia y contenido moral, ante estímulos visuales con contenido emocional y moral: un estudio en población mexicana”. En Revista Española de Neuropsicología, Nº 5, 213-225.

FERNÁNDEZ CASTRO J., GRANERO PÉREZ R., BARRANTES N. y CAPDEVILA A., (1997) “Estado de ánimo y sesgo en el recuerdo: papel del afecto”. En Psicothema, Universidad de Oviedo, vol. 9, Nº 002, 247-258.

FERRÉ ROMEU, P. (2002) “Recuerdo de imágenes emocionales y niveles de procesamiento”. En Psicothema, Universidad de Oviedo, vol.14, Nº 003, 591-596.

GROCKE, D. y WIGRAM T. (2007). “Receptive Methods in Music Therapy: Techniques and Clinical  Applications for Music Therapy Clinicians, Educators and Students”.  London and  Philadelphia: Jessica Kingsley Publishers.

JUDE, S., y RICKARD N. (2010) “The effect of post-learning presentation of music on long term word list retention”. Neurobiology of Learning and Memory, 94, 13-20.

JUSTEL N., PSYRDELLIS M. y RUETTI, E. (2013a) “Modulación de la memoria emocional: una revisión de los principales factores que afectan los recuerdos”. En Suma Psicológica, vol. 20, Nº 2, 163-174.

JUSTEL N., PSYRDELLIS M. y RUETTI, E. (2013b) “Evaluación y modulación de la memoria emocional: un estudio preliminar”. Anuario de Investigaciones, vol. 20, tomo 1, 365-368.

JUSTEL N. y RUBINSTEIN W. (2013) “La exposición a la música favorece la consolidación de los recuerdos”. Boletín de Psicología. Nº 109, 73-83.

KNIGHT, W. y RICKARD, N.; (2001) “Relaxing music prevents stress-induced increases in subjective anxiety, systolic blood pressure, and heart rate in healthy males and females!. En Journal of music therapy, XXXVIII (4), 254-272.

KREUTZ, G., OTT, U., TEICHMANN, D., OSAWA, P. y VAITL, D. (2008)  “Using music to induce emotions: Influences of musical preference and absorption”. Psychology of music, 36, 101-126.

MORENO, J. (2003) “Psicología de la música y emoción musical”. En Educatio, Universidad de Murcia, Nº 20, 213-226.

PALMERO F., (1996) “Aproximación biológica el estudio de la emoción”. En Anales de Psicología, Universidad de Murcia, vol. 12, Nº 001, 61-86.

RICKARD, N. (2004) “Intense emotional responses to music: a test of the physiological arousal hypothesis”. En Psichology of Music, vol. 32 (4), 371-388.

RICKARD, N., WING WONG, W., VELIK, L. (2012) “Relaxing music counters heightened consolidation of emotional memory”. En Neurobiology of Learning & Memory, Universidad de Monash, Australia, 97, 220-228.

WIGRAM, T., PEDERSEN, I. y BONDE, L. (2002). “Acomprehensive guide to Music Therapy. Teory, Clinical Practice, Research and Training”. Jessica Kingsley Publisher. London (traducción: Virginia Tosto y Selva Santesteban).

 

Sofía Gimenez


Sofía Delia Giménez
. Estudiante de la Licenciatura en Musicoterapia (Facultad de Psicología, UBA). Colaboró como ayudante alumna en la materia Técnica Vocal II de dicha Licenciatura (2013). Actualmente participa como becaria UBACyT en la investigación "Implicancias de la música en la consolidación de la memoria emocional y la memoria declarativa en pacientes con demencia", dirigida por la Dra. Wanda Rubinstein.