Psicosomática, crisis de pánico y pandemia

De los aportes desde el psicoanálisis de orientación lacaniana a la clínica de los fenómenos psicosomáticos (FPS)

Antes de comenzar nuestra reflexión acerca de la emergencia de casos de psicosomática durante la pandemia vamos a tratar de puntuar algunas cuestiones que hemos desarrollado en el marco de la investigación Ubacyt (2001/2021) acerca del tema del FPS.(a).

Las principales hipótesis de la Investigación son las siguientes:

a) Que en los sujetos que padecen FPS el Nombre del Padre ha sido inscripto, pero no opera en su dimensión simbólica.

b) Que es posible modificar el anudamiento precario de la estructura que se manifiesta por medio de la afección psicosomática por un anudamiento en que se ponga en juego el Nombre del Padre a partir de la operación que Lacan llama nominación, posibilitando el anudamiento de la estructura por el sínthoma, anudamiento que, podemos decir, es más estable.

c) Que una dirección de la cura orientada hacia el anudamiento de la estructura por el sínthoma propicia una nueva regulación de goce que tiene como una de sus consecuencias que el fenómeno psicosomático ceda “por añadidura”.

d) Que en los sujetos que padecen FPS hay una escritura fantasmática lábil por el fracaso del fantasma en dar un marco al goce.

e) Que ante coyunturas que provocan en el sujeto una conmoción fantasmática, se produce la irrupción de la lesión.

f) Que la irrupción del FPS está articulada a cierto “des amalgamiento” de las pulsiones de vida y de muerte.

Ideas directrices

Las hipótesis arriba desarrolladas están articuladas a nuestra Idea Directriz que está vinculada a los desarrollos de J. Lacan en relación a la posibilidad de “suplencia” o “reparación” de las fallas del nudo de tres a partir del “sinthome”, desarrollada por primera vez en su enseñanza en las clases del 10 y el 17 de febrero de 1976 (b) de su Seminario a propósito del caso del escritor James Joyce de quien nos dice “que su caso responde a un modo de suplir un des anudamiento del nudo”. Debemos recordar que Lacan  nos dice que el Nombre del Padre es el anudamiento mismo en el nudo de tres. De esta posibilidad de “suplir” las fallas en el nudo por el Sinthome es de lo cual nosotros extraemos consecuencias clínicas de las cuales venimos dando cuenta en nuestra Investigación Ubacyt desde el año 2001.

Puntos en común entre los casos

El padecer de una afección psicosomática no da cuenta de una estructura psíquica. Pese a esto, a partir del trabajo de Investigación que hemos realizado en relación al tema hemos podido ubicar entre otras, las siguientes cuestiones:

De la escritura del Nombre del Padre

Planteamos que en los casos de sujetos que padecen fenómenos psicosomáticos, el Nombre del Padre ha sido afirmado, pero opera precariamente en su dimensión simbólica.

Del desencadenamiento

En la mayoría de los casos analizados, ante coyunturas que provocan en el sujeto una conmoción fantasmática, en lugar de responder este, a partir de un síntoma o una inhibición, se produce la irrupción de la lesión, el desencadenamiento de un goce no acotado, del cual testimonia la dolencia corporal. Esto está articulado al fracaso del fantasma en dar un marco al goce. En estos casos, se manifiesta una dificultad en procesar situaciones que evocan su fantasma, estas devienen, por lo tanto, traumáticas y frente a ellas se desencadena la enfermedad. Esto nos condujo a pensar en una labilidad de la estructuración fantasmática. En gran número de los casos, se trata de una estructura donde el fantasma falla en su eficacia de regulación del goce. La labilidad fantasmática da cuenta de un goce acotado precariamente por un singular fracaso de la escritura del Nombre del Padre. Si el Nombre del Padre ha sido afirmado, pero no opera eficazmente anudando la estructura pensamos que nos podemos encontrar con la irrupción, en el momento en que el sujeto se enfrenta con el deseo del Otro, de un goce no acotado que se testimonia en la dolencia corporal. En estos casos el sujeto no puede responder ante la emergencia del deseo del Otro con su fantasma. No puede velar lo real con su fantasma. Así, la emergencia del Deseo del Otro deviene traumática (siguiendo el planteo freudiano en relación al trauma, de “Más Allá del principio del Placer” (c), se produce una irrupción de un goce no acotado y se desencadena la enfermedad. Se trata, siguiendo a Freud, de propiciar una distribución diferente del mismo. Cabe destacar que, en muchos casos, pudimos constatar que la irrupción del fenómeno se produjo en situaciones de pérdidas significativas para el sujeto. En otros, se pudo ubicar una relación entre la aparición del FPS y la asunción de responsabilidades que ubicaban a los sujetos en un lugar paterno. Y, por supuesto, frente a la emergencia de ese real sin ley asociado a la pandemia del coronavirus, los sujetos no pudieron velar ese real con el fantasma y se produjo la irrupción del FPS.

Del goce

Planteamos que cuando Lacan nos dice que en el FPS nos encontramos con un “goce congelado en su fijación” (1975) (d) se trata de un goce donde el acotamiento articulado a la falta estructural fracasa. Fracaso del que da cuenta también en estos casos la ferocidad del Superyó. El goce que se vehiculiza en el fantasma está articulado a lo que Lacan articula como un goce “enlatado” (1967) (e) por la función fálica. Un goce acotado por la función fálica, por el Nombre del Padre, por la falta. En estos casos en que el fantasma fracasa en dar un marco al goce nos encontramos con un goce “enlatado” precariamente por la función fálica.

De la Dirección de la Cura

Hemos orientado la cura en estos casos en la línea de lo que Lacan llama “reparación” o “suplencia” del anudamiento de la estructura. Se pudo constatar que en los casos de sujetos que padecen FPS el Nombre del Padre había sido afirmado, pero fallaba con relación al anudamiento de la estructura. Pudimos ubicar el Nombre del Padre en el discurso. La Dirección de la Cura se orientó a la “reparación” en su dimensión simbólica del Nombre del Padre, a posibilitar -a partir de propiciar la operación de nominación simbólica- que el Nombre del Padre operara. El orientar la Dirección de la Cura en relación a una reparación o suplencia de la función paterna propició un nuevo anudamiento de la estructura. Este nuevo anudamiento de la estructura del sujeto tuvo como consecuencia   una regulación de goce diferente. Esta nueva regulación de goce tuvo como uno de sus efectos el descongelamiento de ese “goce específico en su fijación” (d) del cual nos habla Lacan, y, por ende, el FPS cedió. Es decir, el FPS cedió “por añadidura” a partir de esa nueva distribución del goce que se produjo como efecto de la cura. Así, en los casos analizados la cesión del FPS ha sido coincidente con un cambio de posición subjetiva que en la mayoría de los casos estuvo articulada a una caída de una identificación imaginaria. Identificación imaginaria asociada a una modalidad de goce que daba cuenta de un “penar de más”.  Identificación imaginaria articulada a un sentido que venía del Otro, que daba cuenta de la alienación del sujeto al Discurso del Otro. 

La irrupción de un goce desregulado como respuesta al trauma asociado a la pandemia del Covid 19.

Podemos decir que la pandemia tiene características traumáticas. No estamos frente a una guerra, ni a un accidente, ni a un choque, pero sí frente a lo que apareció como una amenaza a la vida. Nos encontramos de manera sorpresiva, desvalidos frente a un virus que la mayoría no habíamos soñado que enfrentaríamos, esas eran historias del pasado: la peste bubónica, la fiebre amarilla, la gripe española, el virus de la polio… Desvalidos también frente a la catástrofe económica que ya está teniendo lugar.

Recurrimos a Freud que nos ilumina con sus desarrollos en “Más allá del principio del placer” (c) en que nos plantea que “Llamamos traumáticas a las excitaciones externas que poseen fuerza suficiente para perforar la protección anti estímulo. Un suceso como el trauma externo provocará sin ninguna duda una perturbación enorme en la economía energética del organismo y pondrá en acción todos los medios de defensa (…) de suerte que el resultado es una extensa parálisis o rebajamiento de cualquier otra operación psíquica”. Lo traumático está caracterizado, por otra parte, por la falta de apronte angustiado. Lo sorpresivo de un acontecimiento traumático no da tiempo al sujeto a responder con el apronte angustiado.

Desde Lacan queda claro que lo que irrumpió en esta contingencia sorpresiva, fue ese real sin ley, que cada sujeto luego del “terror” inicial ha estado intentando velar a su manera con su fantasma. En algunos casos esto ha sido exitoso, en otros no tanto y la angustia ha surgido entonces como señal indubitable de ese real.

En muchos sujetos, la respuesta frente a ese real que emergió de manera sorpresiva fue la irrupción de un goce desregulado que se testimonió en fenómenos psicosomáticos, ya que tal como anticipamos en la síntesis que antes hicimos sobre nuestra investigación, en los sujetos que padecen FPS el fantasma fracasa en dar un velo a lo real.

Así se han multiplicado las consultas de sujetos que padecen lo que se denomina desde el psicoanálisis FPS y la angustia aquí se manifestó desplazada con relación a ese fenómeno que irrumpió de pronto en su cuerpo.

Por otra parte, muchos de los FPS objeto de nuestra investigación, fueron catalogados por los epidemiólogos como “co morbilidades” que vuelven más riesgosa la exposición al virus. Así, desde la medicina se afirma que en el caso de enfermar con COVID 19 la evolución de la enfermedad tiene más probabilidades de ser grave e incluso conducir a la muerte en los sujetos que padecen FPS tales como hipertensión (que muchas veces es la manifestación de una enfermedad autoinmune), diabetes, fibrosis pulmonar, etc.

Al comienzo de la pandemia no se tenía claro cuánto incidía el padecer de los FPS que antes mencionamos en la gravedad de la evolución del Covid en los sujetos infectados por el virus, lo cual aumentaba la incertidumbre y la angustia en los sujetos frente a la posibilidad de padecer complicaciones pulmonares y/o enfrentarse a morir en soledad.  Los medios periodísticos no cesaron de insistir con noticias alarmantes respecto a esas “comorbilidades”. Esto tuvo efectos que muchas veces potenciaron y agravaron los fenómenos psicosomáticos.

Por lo tanto, muchas consultas se refirieron al agravamiento de los FPS, en los casos en que eran considerados como “comorbilidades” y la angustia frente al desamparo fue y sigue siendo muy intensa paralizando al sujeto y desencadenando crisis de pánico asociadas a la posibilidad de morir. Así, en el marco de nuestra investigación en estos tiempos de pandemia, hemos abordado muchos casos de irrupción de diabetes y de agravamiento de esta dolencia.

Por otra parte, la Dra. Susana Campeni, una de las médicas que integra nuestro Equipo, nos ha advertido del aumento de las consultas por pubertad precoz, fenómeno que no está asociado a ninguna determinación orgánica y que es considerado como de causa desconocida. Creemos que podemos considerar este fenómeno como una respuesta desregulada frente al trauma, que precipita un cambio en la distribución del goce corporal. Nos interesa mucho continuar investigando desde el psicoanálisis este fenómeno.

La respuesta asociada a la irrupción de un goce desregulado por el fracaso del fantasma en velar lo real, se ha manifestado también en la multiplicidad de las consultas relativas al desencadenamiento de anorexias y bulimias, así como también a la ingesta desmedida de alimentos que han tenido como efecto un aumento del peso corporal en muchos sujetos con el consecuente malestar subjetivo.

Ya más avanzada la pandemia, el desamparo no solo estuvo asociado a la posibilidad de contraer el virus, a enfermar gravemente y a morir ya sea por el virus o por las complicaciones posteriores a haberlo padecido, sino a la pérdida repentina de seres queridos. Se multiplicaron las consultas por manifestaciones corporales ligadas a la irrupción de un goce desregulado, que sorprendía al sujeto por no poderlo controlar. Podemos considerar la irrupción de ese goce como una respuesta frente al enfrentamiento traumático con lo real de la muerte. Real que el fantasma también aquí fracasa en velar. Las manifestaciones de este goce desregulado que invade el cuerpo y que el sujeto no puede “controlar” la consideramos compatible con la sintomatología de lo que la psiquiatría denomina “crisis de pánico” que es también objeto de nuestra investigación en los últimos seis años[1].

Muchos de los sujetos que nos han consultado han padecido muertes repentinas de amigos, hermanos, maridos, compañeras, etc. Seres queridos de quienes no pudieron despedirse. Seres queridos a quienes no pudieron velar ni enterrar siguiendo los ritos fúnebres.

Si la muerte de quien amamos es siempre un acontecimiento traumático, el no poder despedirlo ni enterrarlo siguiendo los ritos fúnebres, tiene como efecto una grave dificultad de procesar simbólicamente ese fallecimiento. La imposibilidad de poner un velo al dolor de la pérdida.

Lo real del trauma se manifiesta sin recubrimiento alguno y el sujeto doliente queda en suspenso, la palabra bloqueada y aparece el pánico como única respuesta. Se produce la emergencia de un goce que invade el cuerpo sorpresivo y des reguladamente. También se manifiesta un intenso temor a morir.

Conclusiones

Si recordamos el planteo de Lacan (1945) (f) acerca de los tiempos para pensar no solo la práctica analítica sino también la lógica de una colectividad, a saber: tiempo de ver, tiempo de comprender y tiempo de concluir pensamos que respecto de los efectos subjetivos del trauma asociado a la pandemia del Covid 19, todavía estamos  en un tiempo de ver, ya que consideramos que es muy probable que más adelante comiencen a manifestarse otras respuestas subjetivas al trauma, entre ellas seguramente las asociadas  al aumento de manifestaciones de dolencias del sistema inmune de las personas. Cuestión que pensamos como relativa a la emergencia de la pulsión de muerte.

Apostamos a que en breve podamos llegar al momento de concluir.

 

Referencias

a) Szapiro L., Aportes del Psicoanálisis a la clínica de los fenómenos psicosomáticos. Anuario de Investigaciones, vol. XXII, 2015, pp. 195-205 Universidad de Buenos Aires

b) Lacan J., Libro XXIII de su Seminario Paidós. Buenos Aires 2015

c) Freud, S. (1920-1967h). Más allá del principio del placer. En Obras Completas. Tomo III (pp. 2507-2542). Madrid. Editorial Biblioteca Nueva.

d) Lacan, J. (1075 -1988) “Conferencia en Ginebra sobre el Síntoma” en Intervenciones y textos 2 (pp. 115-144). Buenos Aires: Manantial.

e) Lacan, J. (1966/1967). El Seminario de J. Lacan. Libro XIV: La Lógica del fantasma. Material inédito.

f) Lacan J, (1945- 2007) El tiempo lógico y el aserto de la certidumbre anticipada. Un nuevo sofisma. Escritos 1. Siglo XXI Editores. Buenos Aires 2007



[1] En los últimos seis años las crisis de pánico han sido también objeto de nuestra investigación, así en el Proyecto Ubacyt de la Convocatoria 2017 “NUEVOS APORTES DEL PSICOANÁLISIS A LA CLINICA DE LAS DOLENCIAS PSICOSOMÁTICAS. PUNTOS DE CONVERGENCIA Y DE DIVERGENCIA CON RELACIÓN A LA DIRECCIÓN DE LA CURA DE LOS SUJETOS QUE PADECEN FPS Y LOS SUJETOS QUE PADECEN ‘ATAQUES DE PÁNICO’” hemos abordado la cuestión, así como en el marco de Proyecto Ubacyt de la Convocatoria 2020 “NUEVAS APORTACIONES DESDE EL PSICOANÁLISIS A LA CLÍNICA DE LOS SUJETOS QUE PADECEN FENÓMENOS PSICOSOMÁTICOS Y ‘ATAQUES DE PÁNICO’. ESTUDIOS COMPARATIVOS.”.