Soledad, ausencia, presencia

En este trabajo, voy a poner en relación la soledad y la angustia. Me propongo, abordar esta frase: “soledad borde de angustia”, -enunciado que aparece en el trabajo de Laura Petrosino “Soledades”, a propósito de Catherine Millot, desde los campos: psicoanálisis y literatura -y la perspectiva de construir un borde atravesando la soledad-.

Sin embargo, Millot no habla de una única soledad. La soledad, para ella, no es una sola, y en esto no creo casual que su labor, tanto de analizante como de analista, le hayan facilitado un camino para multiplicar la idea de soledad, y encontrarse con “las soledades”, una de las cuales, la “soledad oceánica”, que menciona Petrosino en el mismo trabajo, da lugar a mi pregunta:

¿Es posible poner en relación a esta soledad océanica, buscada, esta experiencia mística, regocijante para Millot, con el sentimiento de angustia que experimenta ante el abandono?

 

La angustia en Freud:

Trataré de seguir en la obra de Freud algo respecto a la angustia como la presencia de algo interior, que empuja y perfora las barreras del principio del placer, que se le aparece al sujeto como si fuera algo exterior y extranjero. Cuestión que luego ligaré en la lectura que haré de la angustia según C. Millot.

1895: La angustia es tratada como “acumulación de excitación”, lo cual se refiere a energía sexual no tramitada. Nos advierte sobre un monto interno al organismo, que es intramitable por vías psíquicas. (1)

1909: Aunque ya se le impone un mecanismo psíquico interviniente, la represión, éste no es suficiente para ligar el incremento de la cantidad que es el monto libidinal liberado como angustia. (2)

1917: Una paciente en la cual lo que la despierta del sueño es la angustia producida por una excitación sexual, nos vuelve a poner frente al empuje libidinal que no puede ser tramitado por vías psíquicas (en este caso el trabajo del sueño). (3)

1919: Trabaja lo ominoso con el intento de separarlo dentro de “lo angustioso”, y aparece allí algo proyectado fuera del yo como algo ajeno.

1923: La angustia parte del yo que advierte un peligro generando angustia. Vuelve a ubicar aquí un peligro interno, el “peligro libidinal del ello”. (5)

1926: Trabaja aquí la angustia de nacimiento, situación de desvalimiento psíquico que pone en circulación una libido intramitable, y es pasible de ser reeditada ante el desamparo por ausencia de la persona que ponga fin a ese exceso libidinal. (6) 

 

La angustia en Millot:

En su libro (7), nos cuenta Millot acerca de la frase de Proust, “el mundo que se desmorona cuando el otro no está” (pág 18). Nos habla, de “las angustias del desamparo infantil”. En su experiencia con el primer amor, la narración cobra un valor afectivo que acompaña la sensación de la angustia. Algunas referencias que dará de la angustia en su libro, son la comparación con el abismo de un cuento de Poe: “Un descenso al maesltrom” (pág 48), y las pinturas de Friedrich (pág 28/29) con la imagen de un precipicio. Nos habla de un infinito “que absorbe y aspira”, y nos sugiere sensaciones de caída sin fondo y despedazamiento. Esto es lo que aparece en ella ante la desaparición del partenaire (Cristian). Un espacio que se abre para despedazar y engullir su existencia como sujeto, sin poder entrever retorno. Tanto la altura del precipicio como la profundidad del abismo, dan nociones de apertura y de cierre de un espacio irreversible. No hay aquí referencias a límites temporales. La experiencia de la angustia aparece en la inmediatez y es instantánea.

 

La soledad oceánica

Surge otra idea con respecto al espacio vacío. Una apertura en la cual el cuerpo no se hunde, más bien se “diluye”, por su “levedad” nos sugiere flotar en un espacio que sigue siendo infinito pero esta vez es contintente de un cuerpo ligado por una extensión temporal: la eternidad, que, si bien es una concepción de tiempo ilimitado, sugiere en Millot la concepción de un orden de las cosas en un mundo apacible, donde es fundamental una ausencia: la del pensamiento.

 

Conclusiones

La angustia, si coloca ante una ausencia, es la de significantes que hagan posible nombrarla. Pero esa falta de significantes, un lugar aparentemente vacío, no implica que no pueda estar poblada por algún elemento heterogéneo al campo de los significantes. Lo hemos visto con Freud: la angustia está habitada por la presencia del empuje libidinal. Esta presencia interna es vivida con ajenidad y extrañeza, no es reconocida, nos inquieta y a la vez, no es posible acercarse sin sucumbir a la experiencia de la desaparición del sujeto.

Es en lo real de la angustia (el monto libidinal que hemos trabajado con Freud) donde se hace presente aquello insoportable para el sujeto, lo indialectizable de su relación con el Otro. Aquel lugar en el cual aparece el sujeto como objeto del deseo del Otro (8).

En el acto de escribir se hace visible que Millot introduce la operación simbólica en su función de corte, por el cual se constituye un borde entre el vacío -al que la invita el “maelstrom”- y otro tipo de vacío, un espacio posible en el que su estatuto de sujeto deseante reconstruya la cadena significante.

De esta manera, logra cambiar de signo la emergencia del vacío del horror de lo real.  Lo real de la angustia, paradojalmente entrevisto como vacío imposible de pensar, como ausencia absoluta, muerte, disolución, es enlazado nuevamente al registro simbólico, a través de la operación significante de la escritura.

 

Notas:

(1)    Freud. S. “Sobre la justificación de separar de la neurastenia un determinado síndrome en   calidad de neurosis de angustia”. A. E. III.  114.

(2)    Freud. S. “Análisis de la fobia de un niño de cinco años”. A. E. X. 23

(3)    Freud. S. “Conferencias de introducción al psicoanális”. A. E. XV. 243

(4)    Freud. S. “Lo ominoso”. A. E. XVII. 219, 240.

(5)    Freud. S. “El yo y el ello”. A. E. XIX. 57.

(6)    Freud. S. “Inhibición, síntoma y angustia”. A. E. 126, 130, 133.

(7)    Millot C. “¡Oh, soledad!” Ediciones Gallimard.

(8)    Lacan J. “Seminario 10. La angustia”. http://www.bibliopsi.org/descargas/autores/lacan/LACAN/Lacan-%20TODO!%20Psikolibro/12%20Seminario%2010.pdf.Clase 1 del 14 de Noviembre de 1962.

 

Bibliografía:

Freud. S. (1893-1895) Obras completas. Volumen II - Estudios sobre la histeria. Buenos Aires/Madrid: Amorrortu, 1978

 

Freud. S. Obras completas. (1909) Volumen X - «Análisis de la fobia de un niñó de cinco años» y «A propósito de un caso de neurosis obsesiva». Buenos Aires/Madrid: Amorrortu, 1980

 

Freud. S. Obras completas. (1915-1916) Volumen XV - Conferencias de introducción al psicoanálisis (Partes I y II). Buenos Aires/Madrid: Amorrortu, 1978

 

Freud. S. (1917-1919) Obras completas. Volumen XVII “De la historia de una neurosis infantil” (Caso del «Hombre de los lobos»), y otras obras (1917-1919. Buenos Aires/Madrid: Amorrortu, 1979.

 

Freud. S. Obras completas. (1923-1925) Volumen XIX El yo y el ello, y otras obras. Buenos Aires/Madrid: Amorrortu, 1979

 

Freud. S. Obras completas. (1925-1926) Volumen XX Presentación autobiográfica, Inhibición, síntoma y angustia, ¿Pueden los legos ejercer el análisis?, y otras obras. Buenos Aires/Madrid: Amorrortu, 1979)

 

Millot C. (2014) ¡Oh, soledad! Barcelona: Ediciones Gallimard, 2014

 

Petrosino L. Soledades. (2014) Acerca de “Ô soledade” de Catherin Millot. nOVDVS XLII.