Hacia nuevas perspectivas

Durante la última semana del mes de noviembre, el VI Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología convocó a cientos de investigadores, estudiantes y profesionales de la salud mental y otras disciplinas. En su sexta edición, el evento que se realiza todos los años y desde hace más de dos décadas en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires llevó como título “Adicciones: desafíos y perspectivas para la investigación científica y la práctica profesional”.

El Congreso nació en 1994 como la Primera Jornada de Investigación, espacio de reunión e intercambio de los apenas 20 equipos de investigación con los que contaba la Facultad por aquel entonces. Hoy es un espacio de referencia internacional, donde participan anualmente más de 5 mil personas y se presentan más de mil trabajos.

Intersecciones Psi conversó con el profesor David Laznik, psicoanalista y coordinador del IV Congreso, quien transmitió a la revista algunas impresiones acerca del evento.


¿Cómo fue la experiencia de coordinar un evento de la magnitud del VI Congreso de Investigaciones? 

Es una experiencia bastante singular, porque se trata de un evento que tiene multiplicidad de instancias, de múltiples sectores y áreas temáticas, con la participación de diferentes profesionales, docentes e investigadores de la Facultad y de otros lugares del país y del exterior. Esto nos compromete a contemplar una cantidad de variables muy distintas para que el Congreso refleje esa diversidad. En la vida académica diaria uno está centrado en su área, en su especificidad, en sus experiencias particulares, y esta tarea requiere un contacto mucho más amplio con cuestiones con las que uno no está familiarizado: supone abrirse hacia una perspectiva mucho más amplia, que demanda cierto esfuerzo para poder interiorizarse en las particularidades, pero que al mismo tiempo es enriquecedora.

 

El tema propuesto como eje de este Congreso es más específico que en años anteriores, donde la propuesta solía ser más amplia o abarcativa, ¿a qué se debe esta elección?

Fue una iniciativa de la decana Nélida Cervone, compartida por el Consejo Directivo y el Comité Organizador del Congreso. El objetivo fue que en la Facultad se pudiera dar la experiencia de un Congreso que, por supuesto, habilite la expresión de distintas áreas temáticas, equipos de investigación y sectores de la vida académica y la vida profesional, pero que al mismo tiempo sea la ocasión para poder profundizar en una temática que tiene una realidad acuciante en el ámbito social, y también en las distintas áreas de incumbencia profesionales: en el ámbito clínico, educacional, comunitario, jurídico, etc. Entonces, con esta experiencia se intentó combinar la diversidad y heterogeneidad de temas con la profundización en una problemática específica, como es el tema adicciones.

 

¿Cuál fue el mayor desafío?

El mayor desafío fue lograr un equilibrio para que se respete la especificidad del tema, pero que al mismo tiempo no queden excluidos los distintos sectores de la vida académica y profesional que no están trabajando específicamente esta temática; es decir, que nadie se sienta excluido, sin que por eso se pierda el eje principal. Entonces, hubo conferencias, mesas redondas, talleres, pósteres, simposios internacionales y mesas de trabajos libres que estuvieron destinados a la temática específica, y muchos otros que eran la expresión de la producción en múltiples temas.

 

En la programación del Congreso se vio traducido el abordaje interdisciplinario de la temática adicciones, con la inclusión de distintas disciplinas y áreas del ámbito de la psicología, el derecho, la sociología, el trabajo comunitario... ¿por qué es tan importante esta visión?

La problemática de las adicciones es tan compleja y con tantas aristas que es imposible abordarla sin una perspectiva interdisciplinaria; involucra distintas áreas de incumbencia académica y profesional de la psicología, pero también implica a muchísimas otras disciplinas. Es un problema que requiere recrear los marcos teóricos, delimitar los campos de intervención del psicólogo, reformular los dispositivos de abordaje, así como renovar los intercambios e interlocuciones con otras disciplinas.


¿Cuál es su conclusión sobre esta experiencia de intercambio científico y profesional?

No fue una tarea sencilla y no estábamos acostumbrados a esta modalidad, pero fue una iniciativa interesante porque posibilitó abrirnos a una nueva perspectiva. En general, mi impresión, que coincide con la opinión del Comité Organizador, de los miembros de la Secretaría de Investigaciones y de muchos colegas, es que fue un espacio importante de un proceso de consolidación de las instancias académicas y de equipos de investigación que vienen con un trabajo muy sostenido. Quedó visibilizado un proceso que ya lleva varios años, y que ha sido muy auspicioso, con la particularidad que mencionaba recién, y con un muy buen clima de trabajo, con mucha producción y de gran calidad.

Como decía en el cierre de las jornadas, cada vez se constata más que el Congreso es una instancia que la gente, nuestra comunidad universitaria, espera con ganas, es un acontecimiento al que cada vez le destinan más tiempo y dedicación. esto se debe a que el Congreso es una buena ocasión para tener ciertos intercambios que el vértigo de la vida cotidiana hace imposible; es la posibilidad de generar un impasse en relación a las obligaciones diarias y de poder darle un tiempo a ciertas cuestiones que enriquecen y potencian el trabajo durante todo el año.