LAS REDES SOCIALES Y LA CONSTRUCCION DE RECURSOS SUBJETIVOS EN LA PUBERTAD

A partir de numerosas entrevistas, se realiza un análisis desde el psicoanálisis freudiano lacaniano situando que la propuesta de las redes sociales obstaculiza la construcción de recursos subjetivos, fundamentales para el atravesamiento de la crisis puberal, aunque ello dependerá de la respuesta de cada quién frente a las plataformas digitales, la cual se sostendrá en las referencias con las que vaya contando.

En este trabajo se presentan avances de la Investigación La incidencia de la época actual en el déficit de los recursos subjetivos para la elaboración psíquica en la pubertad, dirigida por la Prof. Lic. María Eugenia Saavedra y codirigida por el Prof. Lic. Ramón Antonio Ojeda, que se enmarca en el Programa de Fomento a la Investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. En el transcurso del recorrido investigativo se realizaron numerosas entrevistas dirigidas, semidirigidas y abiertas con púberes entre 12 y 14 años de ambos sexos, con adultos que se encuentran en estrecha relación con ellos y con profesionales de la salud mental, del ámbito privado y hospitalario, que atienden a jóvenes atravesando ese momento del ciclo vital. Entre las manifestaciones más frecuentes, se encontraron las relacionadas al uso que los púberes hacen de las redes sociales hoy en día. Mientras que estos relevaron su utilización, mayormente, para entretenerse y no aburrirse, los adultos mencionaron -algunos con preocupación- la extensión de tiempo que los púberes destinan a estas plataformas digitales. Por su parte, los profesionales agregaron que, de los dichos de sus pacientes y los adultos responsables de ellos, se desprende que el empleo de las redes sociales, principalmente WhatsApp e Instagram, es para estar “conectados” con sus amigos, y hablar con ellos acerca de lo que les pasa y cómo se sienten, resultando este intercambio por medio de las redes fundamental para el sostenimiento de cada relación.

A partir del relevamiento de estos datos, nos propusimos analizar cuáles son las incidencias que dichas plataformas digitales tienen sobre la construcción de recursos subjetivos, de suma importancia para el atravesamiento de la crisis puberal, empleando como marco teórico el Psicoanálisis de orientación freudiana lacaniana.

A modo introductorio

Consideramos pertinente retomar la afirmación freudiana que plantea que el establecimiento del principio de realidad en el psiquismo humano es un paso colmado de consecuencias (FREUD 1911).

El relevo del imperio del principio de placer por el principio de realidad no se cumple, sin embargo, de una sola vez ni simultáneamente en todos sus aspectos, pero esta sustitución no es sino para el aseguramiento del primero. Es decir, se trata de establecer un rodeo, una demora, para alcanzar la satisfacción.

Saavedra y Ojeda (2017) sostienen que la abolición del espacio y el tiempo a la que han contribuido la globalización, el capitalismo tardío y la tecnología, atentan contra la mediatización temporal necesaria para todo proceso de elaboración. Lo propiciado en lo social en nuestros días es la inclinación a la búsqueda del placer inmediato, es decir, la tendencia a disminuir al mínimo la tensión, erigiéndose en cierto modo como una barrera al goce, en cuanto este sería del orden del aumento de la tensión, del forzamiento, concerniendo a modos de satisfacción en los que se repite hasta lo más penoso.

De esta manera, la exigencia de elaboración psíquica que requiere la segunda acometida sexual en la pubertad pone a prueba los recursos que el sujeto ha construido en el camino de esa trasmudación del yo-placer al yo-realidad. Sostenemos que los recursos subjetivos son el efecto del tratamiento singular que cada quien hace del encuentro con lo Real, por la vía de lo Simbólico y lo Imaginario. Esta elaboración reside en que la falta tome su lugar en la estructura, posibilitando un anudamiento de los tres registros en el que ninguno prevalece por sobre los otros. Estos recursos subjetivos atañen a la propia conformación del cuerpo, a lo afectivo y a lo cognitivo. “Con respecto al cuerpo, en tanto posibilitan un tratamiento del goce por medio de la intrincación pulsional y el armado del lazo con los otros semejantes. En cuanto a lo afectivo, donde se da una complejización del modo de tratar con la angustia que lo real suscita en cada quien. Y respecto de lo cognitivo, la construcción de recursos hace a una mayor posibilidad de diferenciar y de construir referencias. Esto redunda en un armado de realidad que atiende a su complejidad y, consecuentemente, con más plasticidad y movimiento por parte del sujeto” (SAAVEDRA Y OTROS 2019, s/p.)

Incidencias sobre la atención

Entre las consecuencias psíquicas del relevo del principio de placer por el principio de realidad, se encuentra la institución de la función de la atención. Esta actividad psíquica se caracteriza por salir al encuentro de las impresiones sensoriales en lugar de aguardar su emergencia, lo que posibilitaría tanto la anticipación de estímulos externos o provenientes del interior (las pulsiones), como también la transformación de la mera descarga motriz en acción dirigida a alterar el mundo exterior con arreglo a fines. (FREUD 1911)  

La atención, así como la posibilidad de sostenerla durante períodos más o menos prolongados de tiempo, lo que hace a la concentración, resultan funciones indispensables para el desarrollo de cualquier tipo de actividad, ya sea intelectual, laboral, artística, lúdica o deportiva, así como para sostener el vínculo con los semejantes.

En la actualidad, la falta de atención aparece cada vez más corrientemente como motivo de consulta en los niños, adolescentes y jóvenes, por sus consecuencias particularmente notables en el ámbito educativo. También es observable la proliferación del diagnóstico psiquiátrico de Trastorno por Déficit de atención con hiperactividad (TDAH) en todas sus presentaciones, y no solamente hacia los niños y adolescentes.

María Eugenia Saavedra (2012) afirma que la atención deficitaria impide la construcción de recursos subjetivos ya que empobrece la disposición simbólica y afecta al orden de lo imaginario. Plantea que las redes sociales promueven una “atención fragmentada” (SAAVEDRA, 2019, s/p), a partir del pasaje interminable de un estímulo a otro en la forma de “historias”, fotografías o publicidades, donde prevalece lo breve. Esto supone una dimensión temporal en la que prima la dispersión y la atomización, de forma que, aunque los púberes pasen períodos de tiempo prolongados frente a la pantalla, ello no implica un ejercicio de la concentración, sino más bien su interrupción constante. El sometimiento a la exigencia permanente que los dispositivos electrónicos, y en particular las redes sociales, ejercen sobre las personas de todas las edades, puede verse facilitado, en los púberes, por el incremento pulsional propio de este momento del ciclo vital, siendo la conjugación de ambos factores un obstáculo para la construcción de recursos subjetivos.

Incidencias sobre la temporalidad. Su relación con el aburrimiento y la angustia

De acuerdo a lo relevado en las entrevistas con los púberes, sortear el aburrimiento es uno de los motivos más frecuentes que justifican el uso de las redes sociales. El filósofo alemán Rudiger Safranski (2017) sitúa que la experiencia del aburrimiento, propia del ser humano, puede definirse como el encuentro paralizante con el puro pasar del tiempo (p.23). En la infinitud del aburrimiento se abre paso un orden lineal del tiempo, que se reduce a la sucesión monótona de puntos temporales: ahora y ahora y ahora.

Byung- Chul Han (2014), por su parte, sostiene que la temporalidad del medio digital es el presente inmediato (p. 22). Allí prima un tiempo atomizado, de puntos, entre los que surgen necesariamente intervalos vacíos en los que no sucede nada, no se produce sensación alguna (2015,120). En este tiempo atomizado, carente de tensión narrativa, la atención no puede crear o mantener un lazo duradero, de forma que la percepción debe abastecerse constantemente de novedades y radicalismos y los intervalos vacíos deben ser franqueados con lo drástico y lo excitante (HAN 2015). Si no se puede dar ninguna articulación temporal que dé sentido al tiempo, éste pierde duración, perdurabilidad y sosiego.

En el Malestar en la cultura (1930), Freud afirma que el fin de toda la vida humana es alcanzar la felicidad, ya sea en la búsqueda de placer o en el evitamiento del displacer. Pero tal cometido no puede cumplirse de manera irrestricta dado que continuamente lo amenaza el sufrimiento proveniente de tres fuentes: desde el cuerpo propio, desde el mundo exterior y desde los vínculos con los otros seres humanos.

En la época actual, este programa fijado por el principio de placer para la vida encuentra un refuerzo en la propuesta que realiza el mercado: los múltiples objetos que son ofrecidos a las personas, entre ellos las pantallas y las plataformas digitales, son presentados como señuelos en tanto que, supuestamente, podrían colmar su afán de felicidad y la búsqueda de un sentido instantáneo para sus vidas. No juega para nada el tiempo aquí, ya que su consideración implicaría la posibilidad de la angustia y, por ende, el malestar (OJEDA, 2017).

En este contexto, las redes sociales pueden ser empleadas, aunque sea parcialmente, como distracciones para lidiar con el malestar proveniente de las fuentes mencionadas, pero también pueden tener un efecto narcotizante al modo de las sustancias embriagadoras. Así, la búsqueda constante de sensaciones que impacten y eviten el aburrimiento, al contrario de lo que parece, actuaría en detrimento de la posibilidad de sentir.

Consideramos que este uso de las redes sociales durante la pubertad podría pensarse como un intento de eludir el encuentro con lo que urge de la pulsión, con lo que el propio cuerpo en su metamorfosis presenta y, por lo tanto, como una forma de no vérselas con la angustia que conlleva esta situación de desvalimiento psíquico atinente a la segunda acometida sexual.

El apronte angustiado permite una preparación para poner en marcha mecanismos que posibiliten la construcción de modos más complejos de tratar con el malestar que su evitamiento o represión. No obstante, bajo el arrojo a la búsqueda del placer, la posibilidad de la señal de angustia es destituida por el estado de ansiedad. Esta última es una expresión de la desmezcla de las pulsiones e implica el dominio de la pulsión de muerte desarticulada de Eros (SAAVEDRA Y OJEDA 2017, 22-23).

Considerando a los recursos subjetivos como la construcción de formas de satisfacción que no desmezclen las pulsiones, conjeturamos que el uso anteriormente descripto de las redes sociales, atenta contra su producción en tanto esta última requeriría de procesos temporales discretos y por lo tanto de la mediatización temporal necesaria para todo proceso de elaboración.

Las redes sociales y el lazo social

A partir de oír los dichos de numerosos púberes que refieren que a través de las redes pueden hablar con otros sobre lo que les pasa y contar con la compañía de amigos en momentos de soledad o de malestar en el ámbito familiar, surge la pregunta acerca de si las redes sociales posibilitan el lazo social, o si van en detrimento del mismo.

Byung-Chul Han (2014) sitúa al medio digital como un medio de presencia, ya que la comunicación se caracteriza por el hecho de que la información circula sin intermediarios. La paradoja reside en que dicha presencia concierne a la información, mas no a la presencia real del cuerpo. La conexión constante con los otros a través de las redes sociales tiende a la evitación de la angustia que implica el encuentro con la presencia del otro cuerpo, de su voz, de sus gestos. Al respecto, M. Recalcati (2014) plantea que “la conexión a la red puede no reforzar sino suplir la conexión con la vida. Obviamente, en ocasiones puede ampliar la conexión con la vida, pero también puede provocar su desconexión de ella. El propio inconsciente, que en realidad se alimenta del deseo del Otro, acaba siendo reemplazado por el objeto tecnológico. La virtualidad del vínculo reemplaza el impacto erótico con el cuerpo del otro. Es la falsa promesa del objeto tecnológico” (p.95).

Podemos situar que una palabra o un hacer posibilitan el lazo si se enmarcan en un discurso (LACAN 1969-1970), es decir, si se sostienen en la anotación de la castración y, por ende, de la consideración del otro. “El discurso engendra un lazo social, en el cual hay un goce que encuentra su límite en la existencia del discurso mismo” (FERREYRA 1993, 65). Esto no significa que no haya goce, sino que se trata de un goce regulado por el marco del discurso. Es por eso que Lacan ubica que el del capitalista es un pseudodiscurso, ya que no hace lugar a la castración, la rechaza y, por lo tanto, conlleva un quiebre del lazo social.

Si bien la propuesta de las redes sociales -cuyos efectos de precarización de la subjetividad hemos ido inteligiendo a lo largo de este trabajo- es acorde a la lógica de mercado, propia del pseudodiscurso capitalista, no es pertinente concluir que no es posible el lazo social a través de las plataformas digitales, ya que esta posibilidad depende del uso que cada quien haga de las mismas. Resulta necesario oír en la singularidad de cada púber qué función adquieren las redes sociales y cómo se ubica frente a lo que las mismas proponen. Freud situó, en El Malestar en la Cultura (1930), que los avances tecnológicos pueden tanto alejar como acercar a los seres humanos entre sí, pudiendo ser entonces tanto una fuente de malestar como de felicidad, lo cual dependerá de la posición que cada quien tome en relación a lo que la cultura de su época le presenta (OJEDA 2019).

Consideramos fundamental, particularmente en el momento de la pubertad, el acompañamiento de adultos que propicien el armado de referencias para tratar con los objetos de la técnica. Dichas referencias posibilitan discernir, poner una medida y situar la propia posición frente a los dispositivos de la información y la comunicación virtuales, por lo cual contribuyen a la construcción de recursos subjetivos, de vital importancia para atravesar la crisis propia de la pubertad.

Referencias bibliográficas

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