La transmisión del psicoanálisis en la universidad

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Resumen

La pregunta por la transmisión del psicoanálisis en la universidad orienta el trabajo que venimos llevando a cabo en la Escuela de Formación de Ayudantes, desde el año 2006 en la materia Psicoanálisis Freud Cátedra 1 (profesor titular: Dr. Osvaldo Delgado).

Partiendo de la pregunta que atraviesa nuestra experiencia, se sitúa con Freud dos imposibles: educar y psicoanalizar. A partir de lo cual la pregunta se desplaza de cómo pensar la transmisión del psicoanálisis en la universidad a cómo dar lugar a lo imposible sin caer en la impotencia. Nos orienta Lacan en una vía posible: el deseo del enseñante.

Se trata de hacer de la transmisión del psicoanálisis causa. Ir de la repetición de lo mismo al punto candente de no saber, lo cual implica que el enseñante está atravesado por el no saber, causa que lo hace hablar al modo de la posición de un analizante, causa que estará en relación al deseo, posición que se diferenciará radicalmente de la del profesor.

 

Freud, Psicoanálisis y Universidad

En 1919, Freud se pregunta  por la  enseñanza del psicoanálisis en la universidad señalando que sólo la universidad puede beneficiarse con la incorporación del psicoanálisis en sus planes de estudio, pero que el estudiante nunca podrá aprender cabalmente el psicoanálisis, dado que la operación respecto de la elaboración de un saber es en el análisis mismo.

Dice Freud: “Efectivamente es así, si encaramos el ejercicio práctico del análisis, pero para el caso bastará con que aprenda algo del psicoanálisis y lo asimile”.[i] No se opone pero advierte que en el campo de la universidad la enseñanza quedará enmarcada en la teoría, sabiendo que la formación en psicoanálisis no puede reducirse a la trasmisión dogmática.

“En cuanto a su experiencia práctica, aparte de adquirirla a través de su propio análisis, podrá lograrla mediante tratamientos efectuados bajo el control y la guía de los psicoanalistas más reconocidos.” [ii]El legado freudiano nos ha dejado como marco de la formación para la práctica lo que conocemos como el trípode: análisis – supervisión – estudio de la teoría.

 

Dos imposibles: enseñar y psicoanalizar

La enseñanza del psicoanálisis está bajo la égida de lo imposible. Freud, en su texto “Análisis terminable e interminable” de 1937, lo sitúa de este modo: “…pareciera que analizar sería la tercera de aquellas profesiones «imposibles» en que se puede dar anticipadamente por cierta la insuficiencia del resultado. Las otras dos, ya de antiguo consabidas, son el educar y el gobernar…” [iii]

¿Cómo pensar entonces la transmisión del psicoanálisis en la universidad? Nos interesa abrir la pregunta de cómo dar lugar  a lo imposible sin caer en la impotencia. Se trata de hacer de la transmisión del psicoanálisis causa. "... se trata en  la enseñanza de mantener un deseo vivo, transmitir un saber que sea vivo y no un saber muerto, como lo hace el discurso universitario" [iv]

Clave que acerca una salida posible. Para que la causa funcione, nos parece necesaria una operación sobre el conformismo y  la mortificación, efecto del discurso universitario en la universidad; lo que sucede cuando el saber comanda la posición dominante escondiendo la presencia del amo. Eso es la repetición incesante de lo no sabido. Hacer de la transmisión causa permite el pasaje de la repetición de lo mismo a dirigirse al punto candente de no saber, tal como lo propone E. Laurent.

Fue Jacques Alain Miller quien ha subrayado una paradoja crucial para la enseñanza: no se puede enseñar lo que uno sabe, de la misma manera en que uno no ama dando lo que tiene. Si el enseñante quiere transmitir todo lo que sabe (s2 en el lugar del agente), quiere dar todo lo que tiene, lo que produce es aburrimiento, odio, rechazo. Es la razón por la cual el consejo de Lacan era  “enseñar a partir de lo que uno “no tiene”, su “no saber”. Enseñar a partir de un “no saber” es un nombre de esta dificultad.

 

Deseo del enseñante

La vía posible para pensar la transmisión: el deseo del enseñante tal como lo trabaja Lacan en el seminario 10. “¿Qué es enseñar, cuando lo que se trata de enseñar, se trata precisamente de enseñarlo no sólo a quien no sabe, sino a quien no puede saber? Y hay que admitir que, hasta cierto punto, aquí estamos todos bajo la misma enseña, tratándose de lo que se trata.” [v]

Lacan diferencia la enseñanza como acumulación de saber teórico de la enseñanza como experiencia, aclarando que se trata de la experiencia en la que se establece la comunicación enseñante. “Esto significa que no puedo permanecer en la pura posición…interpretante, sino que me es preciso pasar a una posición comunicante más amplia, y comprometerme en el terreno del hacer comprender…” [vi] A la vez nos advierte que el hacer comprender es el escollo de la psicología y que no se debe creer demasiado en aquello que se puede comprender.

Va a dejar explícitos distintos límites de la comprensión: lo imposible de saber y el no querer saber. Por un lado, el real clínico que excede el campo conceptual, no se deja atrapar por la comprensión sino sólo por el lado del engaño. Por otra parte, el límite respecto del propio inconsciente: posición neurótica de no querer saber más allá de los propios infantilismos con los cuales se hace teoría; como señala Freud, quien no analiza  su inconsciente no puede enseñar más allá de las teorías sexuales infantiles que sostienen sus propios complejos.

Lacan nos propone hacer de la enseñanza una experiencia con función de llave, de apertura para meterse en el campo de un saber. De allí que el enseñante está atravesado por el no saber, la causa que lo hace hablar al modo de la posición de un analizante, causa que estará en relación al deseo.

“Me dije que no era un camino equivocado, para introducir el deseo del analista, recordar que está la cuestión del deseo del enseñante.”[vii] Este es el modo en el que Lacan plantea la cuestión. Para la enseñanza la clave está en el planteo del problema, la posición misma del enseñante exige dicho planteo. Quien no se interroga por la problemática de la enseñanza sostiene una posición que excluye el deseo de enseñante y eso es un profesor. Es una posición sostenida en la creencia de que tiene algo para enseñar sin interrogarse por lo que lo causa.

“Que a alguien se le pueda plantearse la cuestión del deseo del enseñante es señal, (…) de que hay una enseñanza (…), allí donde el problema no se plantea, es que hay un profesor (…) No es inútil percatarse de que el profesor se define entonces como aquel que enseña sobre las enseñanzas. Dicho de otra manera, hace un recorte en las enseñanzas. Si esta verdad fuera mejor conocida -que se trata en suma de algo análogo al collage-, ello permitiría a los profesores poner un poco más de arte en el asunto, (…) Si hicieran su collage preocupándose menos de que todo encajara, de un modo menos temperado, tendrían alguna oportunidad de alcanzar el mismo resultado al que apunta el collage, o sea, evocar la falta que constituye todo el valor de la propia obra figurativa, por supuesto cuando es una obra lograda. Y por esta vía llegarían a alcanzar, el efecto propio de lo que es precisamente una enseñanza.”[viii]

 

A modo de conclusión

El contrapunto transmisión-enseñanza  permite situar que lo imposible de enseñar no necesita ser entendido.

La enseñanza sostenida en el deseo como causa tiene como condición  poder ir más allá de las teorías infantiles que sostienen las posiciones neuróticas, lo que se hace posible sólo con la conmoción de los propios puntos de fijación, haciendo lugar a lo imposible sin taponar el agujero en el saber.

Se trata por lo tanto de sostener la hiancia entre teoría y práctica, hiancia que da cuenta de lo real de la clínica desbordando el ordenamiento conceptual. Tensión a soportar, a hacer entrar cada vez, posibilitando no hacer dogma de la enseñanza y a la vez no eludir la responsabilidad de la transmisión de lo conceptual.

 

Trabajo presentado en el IV Congreso Internacional de Investigaciones y Práctica Profesional en Psicología.

 

Notas

[i] Freud, S. (1919 (1918)), “¿Debe enseñarse el psicoanálisis en la universidad?”,  p. 171. En Obras Completas, Amorrortu, Vol. XVII, Buenos Aires, 1992.

[ii] Idem, p. 169.

[iii] Freud, S. (1937) “Análisis terminable e interminable” p. 249. En Obras Completas, Amorrortu, Vol. XXIII, Buenos Aires, 1992.

[iv] Laurent, E. (1999-2000) “¿Cómo se enseña la clínica?” p. 37. Cuadernos del Instituto Clínico de Buenos Aires, Buenos Aires, 2007.

[v] Lacan, J. (1962-1963)El seminario, Libro 10. La Angustia. Clase 2 “La Angustia, signo del deseo” p. 26. Paidós, Buenos Aires, 2007.

[vi] Idem.

[vii] Idem. Clase 13 “Aforismos sobre el amor” p. 187.

[viii] Idem. p. 187-188.

 

Bibliografia

Freud, S. (1919 (1918)), “¿Debe enseñarse el psicoanálisis en la universidad?”. En Obras Completas, Amorrortu, Vol. XVII, Buenos Aires, 1992.

Freud, S. (1937) “Análisis terminable e interminable”. En Obras Completas, Amorrortu, Vol. XXIII, Buenos Aires, 1992.

Lacan, J. (1962-1963)El seminario, Libro 10. La Angustia. Paidós, Buenos Aires, 2007.

Lacan, J. (1969-1970)El seminario, Libro 17. El reverso del Psicoanálisis. Paidós, Buenos Aires, 2002.

Laurent, E. (1999-2000) “¿Cómo se enseña la clínica?”. Cuadernos del Instituto Clínico de Buenos Aires, Buenos Aires, 2007.

 

 

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