El hacker del inconsciente y el síntoma analítico

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En el mes de noviembre Miquel Bassols dictó en la Facultad de Psicología de la UBA una conferencia titulada “El hacker del inconsciente y el síntoma analítico” y coordinada por Inés Sotelo y Fabián Naparstek.

Bassols se dirigió al público, que contó con una gran participación de estudiantes y graduados, haciendo referencia a la importancia del psicoanálisis en la Universidad y lo conmovedor de estar presente en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. La conferencia se realizó en un clima de complicidad con los alumnos, reconociéndolos como conocedores de conceptos y textos psicoanalíticos, en tanto Argentina es uno de los pocos países en donde la presencia del psicoanálisis palpita en la Universidad.

El presidente de la AMP, brindó una ponencia rica en referencias de otras disciplinas así como casuística para argumentar el recorrido de los temas que se mencionaron. Comenzó con una metáfora, el “hacker”, para delinear un rasgo de la subjetividad de la época en su lazo con la tecnología. Orientó un recorrido por la práctica sostenida en el desciframiento del inconsciente simbólico y el pasaje al inconsciente real en su relación con lo que se escribe en un análisis, finalizando con el estatuto que tiene el trauma en la subjetividad de la época.

“Mi icc es mi propio y más celoso hacker” fue la frase que orientó la conferencia para transmitir la paradoja que habita al hablante ser. El hacker es una figura contemporánea que representa a quien se infiltra en la intimidad del Otro, accede a la información que se mantiene en reserva, descifra contraseñas e ingresa al sistema. Bassols destacó que en la era de las redes sociales las personas mismas exponen su intimidad. Lo íntimo queda expuesto, eventualmente revelando su oscura transparencia al mostrar más de lo que se quiere mostrar. En este sentido, el hacker opera desde adentro, haciendo aparecer un mensaje que no tendría que aparecer.

Bassols estableció las similitudes con el dispositivo analítico, el cual expone la intimidad, oscura para el “sí mismo”, pero en la intimidad de la relación analítica, en tanto allí se llega a decir más cosas de las que cree.

En palabras de Bassols: “El hacker del icc es nombre equívoco. ¿Quién hackea el icc? El icc es él mismo, un hacker que descifra el código de mi discurso y hace aparecer un mensaje en un lapsus, un síntoma o en un sueño. También puede estar encarnado en la figura del analista que obtiene la contraseña para introducirse en el sistema del icc. Busca el punto de inconsistencia para encontrar el pasillo que va a producir el mensaje íntimo del inconsciente”.

Hizo referencia a dos tipos de contraseñas: una que se relaciona con el inconsciente estructurado como un lenguaje, y otra que relacionada con el inconsciente real. La primera tiene como correlato al inconsciente simbólico, y se obtiene a través del mecanismo de metáfora y metonimia, aquella que se halla por la vía del sentido, por la vía significante, encontrando su exponente en la literatura analítica con el ejemplo mencionado en el escrito freudiano: “La psicopatología de la vida cotidiana”, “Signorelli”. Contraseña que es significante amo de todas las significaciones del lapsus, e implica descifrar una mecánica de sentido.

La contraseña relativa al inconsciente real es una combinatoria de letras, que en sí misma no tiene ningún sentido. Esta contraseña depende del trabajo analizante que construye esa escritura en análisis. Cifra de un goce sin sentido, cuya lógica no es la del significante sino la de la letra. Bassols afirmó que “la contraseña del inconsciente real es un asunto de escritura, de la letra, en la medida que está inscripta en la palabra dicha”.

El destacado conferencista estableció la relación entre la lectura del texto de Lacan y el texto del inconsciente, siendo un rasgo particular de ambos que la contraseña para ingresar se consigue desde el interior: “El texto de Lacan está escrito para no dejar ninguna otra salida que entrar en él, requiere ser llamado desde el interior para entrar”. En este sentido, leer a Lacan implica la práctica de la lectura del inconsciente, agregando que su primer encuentro con los escritos de Lacan tuvieron para él un efecto disruptivo, la dificultad para comprenderlo le hizo entender que ahí había algo por descifrar y que valía la pena descifrarlo. Un encuentro traumático, pero no en el sentido común de la palabra, sino el trauma como el encuentro con lo más inesperado, con un real vehiculizado por el lenguaje, radicalmente nuevo, inédito.

Miquel Bassols finalizó su conferencia precisando el estatuto de lo traumático en la subjetividad en tanto encuentro con lo real, con lo que no cesa de no escribirse, afirmando que  “lo imposible de escribir es lo que habita en el síntoma del sujeto contemporáneo como lo real traumático”. Trauma histórico que encarna la irrupción de lo innombrable, pero también trauma irreductible al que cada uno está sometido por ser un sujeto hablante, el trauma de lo imposible de decir.

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