Sigmund y la religión monoteísta: Extraña escena entre Freud y Moises

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(*) Acción en el monte Sinaí. Moisés está grabando letras en unas piedras, mientras piensa. A un costado, Freud, viejo, vestido de blanco, con una pipa y un paño de hilo blanco sobre la cabeza

Moisés: (hablando para sí) ¡No fumarás, no beberás, no especularás, no roncarás, no desafinarás, no histeriquearás, no sobreprotegerás… ¡No sirven, no sirven! ¿Qué pongo, qué pongo? (más fuerte) ¡Ya sé! ¡No idolatrarás!
Freud: ¿Le parece que con esa sola indicación va a frenar usted los impulsos de tanta gente por creer que existen seres superiores?
Moisés: ¿Quién es usted, una nueva manera de aparecerse de Dios? ¿No le alcanzó con la zarza ardiente, ahora se disfraza de viejo judío?
Freud: No me idolatre, no me trate como si fuera Dios, hágase cargo de que está grabando sus propios deseos.
Moisés: No son mis deseos, son leyes que vienen de Dios.
Freud: ¡Moisés!, ¿de quién se defiende? Si le quiere contar eso a los hombres sencillos que lo esperan debajo del monte, allá usted. Pero, en realidad, a usted le gusta que los demás sigan sus deseos, tal como a su padre, el faraón…
Moisés. ¡El faraón no era mi padre! la hija me encontró en una cestita, en medio del Nilo.
Freud: ¡Moisés, conmigo no!, pero, ¿qué les pasa? ¡A uno lo encuentran en una canastita en medio del rio; al otro lo cuelgan de los pies y lo dejan abandonado, a otro lo amamanta una loba junto a su hermano mellizo, a otro la madre lo mete en un rio de la vida eterna pero lo sostiene del talón, a otro lo conciben sin sexo ¡¿Todos tienen origen traumático?! ¿Nadie nació naturalmente acá? ¡Dios mío!
Moisés: no nombre a Dios en vano
Freud: ¿Por qué?, ¿está prohibido?
Moisés: Todavía no, pero es una buena idea. Graba: “No nombrarás a Dios en vano”.
Freud: Hábleme de su madre, la hija del faraón.
Moisés: No es mi madre, me encontró en la cestita.
Freud: Veo que le resulta difícil hablar de ella, entonces hábleme de su padre, el faraón.
Moisés: ¡No es mi padre, de donde sacó semejante idea!
Freud: Me lo dijo usted, que la hija del faraón lo encontró “en la cesta”, es decir, “in cesta”, ¿se entiende? No debería negar a su padre ni a su madre, debería honrarlos.
Moisés: Esa no es una mala idea (graba) “Honrarás a tus padres”.
Freud: Esa idea es mía, no me la robe.
Moisés graba “No robarás”.
Freud se queda en silencio.
Moisés lo mira inquisitivamente, como esperando que diga algo
Freud: Está usted codiciando mis ideas, eso está mal.
Moisés graba: No codiciarás
Freud: ¡Ahora cree usted que yo soy Dios y que esos son mis deseos, por eso los graba!
Moisés: ¿Lo es o no lo es?
Freud: ¿Usted qué piensa?
Moisés: Que no lo es.
Freud: ¿Por qué?
Moisés: Porque usted me lo dijo.
Freud: Mire, yo creo que no lo soy, simplemente porque yo no creo en él, para mí las religiones son un delirio compartido y no podría ser alguien en quien yo mismo no creo. Pero si usted es creyente, para usted podría serlo.
Moisés: Usted es complicado.
Freud: Los caminos del psicoanálisis son misteriosos.
Moisés: A ver, cuénteme qué hace ¿cómo es su manera de trabajar?
Freud: Las personas vienen y trabajamos seis días a la semana.
Moisés: ¡Esa me gustó! (graba) “trabajarás seis días y descansarás el séptimo” ¿Qué más?
Freud: Deben decir lo primero que les pase por la cabeza.
Moisés: Esa no. Son judíos, si los dejo decir lo que quieran, se pasarían todo el tiempo criticándome. ¡Ayúdeme!
Freud: Bueno, lo escucho.
Moisés: Se me ocurre algo tipo, “soy tu dios, tu único dios, el que te sacó de Egipto”
Freud: Me suena un poco narcisista. ¡Único, unico, todos se sienten únicos! Conozco casos de hijos únicos, padres únicos, pero ¡Dios único, es como demasiado!
Moisés: Es que los egipcios son politeístas.
Freud: Y los niños, perversos polimorfos.
Moisés: Dios es innombrable, incognoscible, irrepresentable.
Freud: ¿Inconsciente?
Moisés ¿A usted que le parece?
Freud se despierta. Está en su cama, tiene más de 70 años, se dice: ¡qué raro, qué raro! Bueno, al fin y al cabo, ¿quién no soñó alguna vez con ser hijo de una princesa egipcia?

RUDY

(*) Esta escena forma parte del libro “Sigmund Freud: Vida y milagros” (Rudy, Editorial Galerna, 2014)

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