COMENTARIO DEL LIBRO LA FABRICACIÓN DE LOS HIJOS DE FRANÇOISE ANSERMET

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El fascinante libro de Ansermet nos convoca a reflexionar sobre el impacto de la biotecnología en el parletre. Efectos que tensionan el saber claro y distinto de la ciencia sobre el comienzo de la vida y lo irrepresentable del origen. El deseo de tener un hijo es el deseo de ser uno más, o dos más. Hay un refrán popular que dice: “¡Cuando seremos dos y al año tres!”. Esta frase encierra el anhelo de trascender nuestra finitud. 

La llegada de una nueva generación encierra como germen la desaparición de la propia -nuestra muerte-. Las técnicas de reproducción humana asistida resaltan lo que está presente en toda procreación: sexualidad[1] y muerte. El núcleo traumático freudiano se hace presente con toda su fuerza en este ámbito. El deseo de trascender en los hijos, de inmortalidad, se incrementa con la infertilidad funcional o estructural, ya que el sujeto anhela aquello de lo que es privado.

Todo lo posible es objeto de deseo. Y la biotecnología incrementa cada día más el terreno de lo posible. Pero al mismo tiempo, el hecho de ser posible hace que se vuelva obligatorio. Pasa a formar parte del derecho de cada quién demandar el hijo a la ciencia. Se impone el imperativo de maximización del bienestar (Lima & Ormart, 2018) que hace que sea obligatorio aspirar a más, a todo, a lo mejor; excluyendo del horizonte de la época la castración. Lacan, en el seminario XVII se refería al imperativo categórico en el terreno de la ciencia expresado mediante la orden: “Sigue adelante, sigue sabiendo cada vez más.” Se edifica así un saber sin sujeto. La acumulación del saber de la ciencia produce efectos en lo real. Lo técnicamente posible genera un sentimiento de vértigo. Los vértigos biotecnológicos nos dejan en un estado de perplejidad, este sentimiento difuso de encontrarnos ante un abismo vasto e inconmensurable.

Francoise Ansermet nos invita a reflexionar sobre el impacto de las tecnologías de reproducción humana asistida en el ser-hablante ¿Cómo comprender estos cambios acelerados? ¿Cómo darles un sentido si estamos dicotomizados entre el desfase temporal ocasionado por la aceleración de los cambios y nuestra capacidad de procesarlos? Con la fuerza de un tsunami impactan sobre nosotros y quedamos paralizados. Este estado de perplejidad se sigue de una profunda angustia, al no divisar las coordenadas futuras. Desconcierto, perplejidad, angustia, nos compelen a dar un manotazo de ahogado y buscar la tabla de flotación del neurótico, su fantasma.  La fantasía protege de lo real y opera como tapón ante la emergencia de la angustia. Pero, como toda estrategia neurótica, está destinada al fracaso.

Las técnicas de reproducción asistida abren interrogantes ligados al comienzo de la vida, la reproducción, la diferencia de los sexos y de las generaciones, la filiación, entre otros.

Anserment irá transitando estos territorios estructuralmente humanos, al tiempo que reordenados y resignificados en la subjetividad de la época. Arribamos a una primera distinción: si bien las Técnicas de Reproducción Humana Asistida (TRHA) introducen modificaciones en las estructuras familiares y en las formas de lazo social, bajo sus diversas fenomenologías, hay algo en la constitución subjetiva que permanece invariante. Lo invariante es el deseo no anónimo (Lacan, 1993) que inviste libidinalmente al hijo, que le da un lugar en el entramado significante. “Sólo un deseo singular puede humanizar esa ajenidad inquietante al alojarlo en su carencia subjetiva” (Godoy, 2018). Para que un viviente devenga sujeto deberá ser alojado por un Otro significativo a partir del baño de lenguaje, operación capaz de sustraerlo del orden del viviente y entrelazarlo en un ordenamiento intergeneracional. En este sentido, para hablar de la subjetividad de la época, Ansermet recurrirá al Mito de Edipo, que en este nuevo escenario llevará escrito su destino en el ADN[2]; y al clásico de ciencia ficción, Frankenstein, el nuevo Prometeo producto del desarrollo tecnocientífico.

La biotecnología nos permite intervenir en la naturaleza, modificarla sin tener un conocimiento completo de las consecuencias: podemos congelar embriones, que para muchas parejas son hijos en espera, eternizados fuera del tiempo de los mortales (Lima & Ormart, 2017); podemos modificar el ADN a través del Crisper Cat9[3] e imprimir modificaciones a nivel planetario; podemos hacer que las vírgenes gesten hijos para sí mismas o para otras mujeres (Ormart & Paragis, 2019); podemos trasplantar úteros a los hombres para que pasen por la experiencia del embarazo. Surge la perplejidad ante una realidad diferente creada por el hombre. Cuando la ciencia interviene, tiene el poder de crear un mundo desconocido. Esta perplejidad la encontramos en Frankenstein cuando ve su obra con vida, la criatura sin nombre.

En un escrito anterior analizamos (Ormart & Pesino 2012) la matriz familiar como fundante de la subjetividad y para ello tomamos como eje la novela Mary Shelley, en ese punto en donde no hay subjetivación posible para la criatura sin nombre.

“Víctor Frankenstein es el moderno Prometeo, el protagonista capaz de crear, muy a su pesar, un monstruo sin nombre. Víctor confiesa: "Durante casi dos años había trabajado infatigablemente con el único propósito de infundir vida a un cuerpo inerte. Para ello me había privado de descanso y de salud".

En cierta forma, Frankenstein es una alegoría de lo que puede traer el desarrollo científico; concebido y escrito durante las fases tempranas de la revolución industrial y el capitalismo naciente.” Lacan, en el Seminario XVII, sostiene que “el discurso capitalista copula con la ciencia” (pág. 116), y de esta unión surgen los saberes y los gadgets que inundan nuestro planeta. Los niños del futuro ¿podrían convertirse en un gadget?

En este comentario, quisiera retomar algunas cuestiones de la escritora de Frankenstein, Mary Shelley[4]. Me resulta interesante la figura misma de la escritora que ha sufrido abortos sucesivos en su deseo de tener un hijo. Y luego de esta experiencia dolorosa, crea en su fantasía la obra fundadora de la ciencia ficción que hará que un muerto recobre la vida. Duperrey (1997) sitúa que Mary Shelley escapo al sufrimiento de la muerte de su hijo de 7 meses con la fantasía de Frankenstein, el hombre que nacía de lo muerto. Novela que escribió poco después de la muerte del niño.

En una carta del 6 de marzo le escribió a su amigo Hogg y le expresó lo que había ocurrido:

 “Mi querido Hogg: Mi bebé está muerta. Ven a verme tan pronto como puedas, deseo verte. Estaba perfectamente bien cuando me fui a dormir; desperté en la noche para alimentarla y parecía estar «durmiendo» tan profundamente que no quise despertarla. Entonces ya había muerto, pero no me di cuenta de ello hasta la mañana siguiente. Por su apariencia, seguramente murió de convulsiones. Ven, eres una criatura tan buena, y Shelley tiene miedo de que el bebé haya sufrido fiebre por la leche. Por el momento, ya he dejado de ser madre.”

 Anserment nos dice que “un escenario consciente o inconsciente puede estar en la raíz de los avances tecnológicos, que entonces parecen ser fantasías puestas en acción”. La fantasía de Mary Shelley de revivir a su hijo dio lugar a la criatura que cobra vida. Pero esta criatura que retorna a la vida, no es su hijo, ni siquiera es humana. La vaga ilusión de la inmortalidad se hace nuevamente presente como ideal biotecnológico. El eje de la transformación tecnocientífica aliada del capitalismo es este: escapar a la muerte, de la finitud, en definitiva, de la castración.

El hombre del mañana es hoy, las TRHA nos confrontan a una atemporalidad, a un desfase temporal que sirve de soporte para la ilusión de eternidad. En la medida que la ciencia toca lo real, toca el lenguaje. Y encontramos en este terreno que no tenemos palabras para referirnos a las nuevas formas de lazo social. El bisturí de la biotecnología genera disyunciones, disrupciones, dirá Ansermet (2018) entre la naturaleza y la libido, entre los significantes y los modos de goce, entre el saber de la ciencia y lo real. Y nos impulsa a un vértigo biotecnológico, que puede ser terreno de la huida fantasmática o de la responsabilidad e invención de nuevas formas de saber-hacer con el deseo.


Bibliografía

Ansermet, F. (2018) Disrupciones en la filiación, el género y la procreación. En Revista Enlaces. Número 24. [26-32] Buenos Aires: IC

Duperray, M. (1997) Lectura de Frankenstein, Mary Shelley. Rennes: Presses universitaires de Rennes.

Godoy, C. (2018) La vida es lo más real que hay. En Revista Enlaces 24. Año 20, número 24.  [pp.44-45] Buenos Aires: IC

Lacan, J. (1970) El reverso del psicoanálisis. Seminario XVII, Paidós, Bs. As., 1992.

Lacan, J. (1993) “Dos notas sobre el niño”. En Intervenciones y textos 2. (pp. 55-57) Buenos Aires: Manantial.

Lima, N. (2018) CRISPR/Cas9: REFLEXIONES BIOÉTICAS SOBRE LAS MODIFICACIONES GENÓMICAS. Journal of Basic and Applied Genetics Vol XXVIV (1): 9-15; January 1-July 31, 2018. En linea, consultado el 10/12/18 http://www.sag.org.ar/sitio/wp-content/uploads/2018/07/V.XXIX_Issue1_2018_A1.pdf

Laso, E & Lima, N (2018) Aquel que no quiere ver: selección de embriones. En congreso ética y cine. Recuperado: http://www.eticaycine.org/TerraDois

Lima & Ormart. (2018). La racionalidad instrumental, el mercado y el uso del cuerpo femenino. En Ormart (Comp.) (2018) Cuerpos y familias transformados por las TRHA Buenos Aires, Edit. Letra Viva.

Lima, N & Ormart, E. (2018) Aportes de la Psicología a la reflexión sobre dilemas éticos en embriones criopreservados. En Revista Mexicana de Investigación en Psicología. Centro Universitario de la Ciénega. Universidad de Guadalajara. México. ISSN: 2007-0926 (impresa) ISSN: 2007-3240 (digital) Vol. 10, Núm. 1- En línea: https://www.medigraphic.com/pdfs/revmexinvpsi/mip-2018/mip181f.pdf

Ormart, E. (2008) Cuando el producto tecnológico tiene rostro humano: problemas éticos en el uso de las tecnologías reproductivas. En Hologramatica. UNLZ. En línea: http://www.cienciared.com.ar/ra/usr/3/604/hologramatica08_v6pp97_107.pdf

Ormart, E y Pesino, C (2010). FRANKENSTEIN O EL MODERNO PROMETEO. UN ADELANTO LITERARIO DE LA ÉTICA CIENTÍFICA CONTEMPORÁNEA. II Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XVII Jornadas de Investigación Sexto Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.. https://www.aacademica.org/000-031/48.pdf

Ormart, E (2019) El CRISPR/CAT9 para la edición genómica de células germinales humanas: la doble cara del avance científico. Inédito

Ormart, E & Paragis, P (2019) Editorial: Nuevas lecturas posibles sobre The Handmaid’s Tale desde una perspectiva ética. En Revista Aesthethika. Número Especial: Marzo 2019. Volumen 15 número 1 ISSN 1553-5053

Shelley, M (2010) Frankenstein o el moderno Prometeo. Madrid: Anaya.


[1] Sin embargo, las TRHA separan la unión sexual y la reproducción. En este sentido operan como las teorías sexuales infantiles desconociendo el anudamiento de la sexualidad y la reproducción.

[2] El oráculo genético es una realidad en el PGD de los embriones extracorpóreos, que se vuelve un exceso de información, de representación sobre un futuro incierto pero angustiante. Este saber en espera, supone padecer un destino antes de la concepción, es un saber sin sujeto pero que opera sobre el sujeto como un empuje a cumplirlo o como supresión de toda posibilidad (descarte embrionario). O en los casos en el que el diagnóstico es prenatal funciona como la antesala del aborto (Laso & Lima, 2018)

[3] Sobre los efectos bioéticos de esta técnica en células germinales, sugiero la lectura del artículo: https://www.academia.edu/37884923/CRISPR_Cas9_Reflexiones_bio%C3%A9ticas_sobre_las_modificaciones_gen%C3%B3micas_CRISPR_Cas9_BIOETHICAL_REFLECTIONS_ON_GENOME_MODIFICATIONS

[4] Sugiero el visionado de la película Mary Shelley en la plataforma de Netflix (2017) que muestra el duelo por el hijo muerto que toma la forma de un saber hacer con la palabra. Una sutura de lo simbólico al agujero de la muerte. Pero lo real no se somete a lo simbólico, retorna en la criatura. 

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