Aproximaciones a una relación entre procrastinación y perspectiva temporal

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El presente trabajo tiene por objeto exponer las aproximaciones conceptuales arribadas dentro del campo científico y académico con respecto a la relación de dos constructos psicológicos, a saber, procrastinación -la postergación en el cumplimiento de acciones pendientes- y perspectiva temporal -el modo en que las personas ordenan sus experiencias en categorías temporales tales como presente, pasado, y futuro-. Se destacan, en primer lugar, los aportes teóricos y empíricos relevados sobre la procrastinación, en segundo lugar, las posibles relaciones entre procrastinación y perspectiva temporal, y finalmente, se exponen las principales conclusiones de este estudio.

Introducción

Según la Real Academia Española el verbo procrastinar, cuya base etimológica proviene del latín procrastinare, remite de modo general a la postergación o posposición de emprender una acción o atender una situación específica, y así decantarse por el involucramiento en otras que otorguen mayor satisfacción. En lo referente al campo científico y académico, la procrastinación ha sido definida de manera multidimensional al incluir aspectos cognitivos, conductuales, y emocionales (Fee & Tangney, 2000). En este sentido, el constructo remitiría a la falta de un desempeño autorregulado y la tendencia en el comportamiento de posponer el cumplimiento de una meta o la toma de una decisión (Ellis & Kanus, 1977; Knaus, 2000) de manera voluntaria (Ferrari & Tice, 2007), lo cual puede llevar a experimentar por parte del individuo un malestar subjetivo (Solomon & Rothblum, 1984), pese a que éste cuente con el conocimiento de que el dilatar la situación tendrá decididamente una consecuencia negativa a futuro (Steel, 2007). De esto se decanta que la procrastinación como problemática en la vida humana es pronta a afectar distintas áreas –laboral, académica, personal-, de maneras diversas que culminan reduciendo la calidad de vida del individuo (Antonini, 2019; Oakley, 2019).

 De manera sucinta, la procrastinación ha sido teórica y empíricamente vinculada a cuestiones diversas, tales como el miedo al fracaso, el escaso empleo de recursos y estrategias cognitivas y metacognitivas, bajos niveles de autoeficacia, autorregulación, de control de la propia conducta, y la gestión del tiempo (Álvarez, 2010; Ferrari, Johnson, & McCown, 1995).

Con relación a este último aspecto, una variable de relevancia en el ámbito investigativo, y que se encuentra en gran medida vinculada a la procrastinación, es el tiempo y la relación del individuo con él (e.g. Ferrari, 2001; Gafni y Geri, 2010; Garzón-Umerenkova & Gil-Flores, 2017). El estudio del tiempo puede ser abarcado desde dos perspectivas. La primera es la del tiempo objetivo o cronológico, la cual ocupa a los físicos y demás investigadores de ciencias afines que operacionalizan el transcurrir del tiempo por medio de múltiplos de segundos; una segunda perspectiva remite a una visión del tiempo como algo subjetivo, principalmente abordada por la filosofía y la psicología, por la cual cobra relevancia la experiencia consciente de sujeto sobre el transcurrir del tiempo y el procesamiento de eventos (Brenlla, Willis, & Germano, 2016). Desde esta última, pueden describirse dos vertientes, una focalizada en el procesamiento del tiempo a partir de las diferencias en los rasgos de personalidad de los individuos, y otra, vinculada a la capacidad perceptiva del procesamiento del tiempo (Brenlla, Willis, & Germano, 2016).

Dentro de la vertiente diferencial en el procesamiento del tiempo desde los rasgos de personalidad, el constructo de perspectiva temporal, acuñado por Kurt Lewin (1951), y en gran medida desarrollado por Zimbardo y Boyd (1999), remitiría a un proceso de carácter inconsciente por el cual el sujeto analiza y organiza el monto de eventos que acaecen en su vida en diferentes marcos temporales -según la teoría de los autores, éstos pueden ser pasado negativo, presente hedonista, protección al futuro, pasado positivo, presente fatalista, y futuro trascendente-. Esta definición posibilita comprender que un posicionamiento equilibrado por parte de un sujeto en su perspectiva temporal facilitaría su adaptación conductual ante las distintas demandas situacionales (Zaleski, 1994). Sin embargo, debido a que un individuo no se encuentra guiado por una única perspectiva temporal, sino que, al contrario, cada una tendrá una mayor o menor primacía, es que se gesta una combinación única y particular de la perspectiva del tiempo (Boniwell & Zimbardo, 2003).

A partir de lo expuesto, el presente trabajo de investigación se propone exponer, de una manera siquiera exhaustiva, las aproximaciones conceptuales de los constructos procrastinación y perspectiva temporal, y arribar de cierto modo a una relación teórica posible entre ambas que enriquezca el trabajo de distintos profesionales interesados en la temática.

De este modo, en pos de cumplir dichos objetivos, se realizará una extensa búsqueda bibliográfica de los términos procrastinación y perspectiva temporal en idioma español e inglés en distintas bases de datos de uso corriente en el campo investigativo –Scopus, Psycnet, Scielo, y Redalyc-. A partir de la sistematización de las distintas investigaciones, se buscará responder a una serie de preguntas de investigación, la cuales serán contestadas en los siguientes apartados.

Desarrollo

¿Qué es procrastinar para la ciencia?

Dentro del campo psicológico, la procrastinación ha sido considerada como un constructo multidimensional debido a sus manifestaciones cognitivas –ideas, creencias, y pensamientos inadecuados y de contenido negativo que tiene el sujeto procrastinador sobre sí mismo y que por ende causan su dilación en la realización de tareas-, conductuales –aplazamiento y realización de actividades distintas de las propuestas con el fin de obtener gratificaciones inmediatas-, y afectivas –estados emocionales negativos producto del mismo accionar dilatorio y sentimientos de culpa por su comportamiento- (Angarita-Becerra, 2012; Balkis & Duru, 2007; Howell & Watson, 2007; Kearns, Ardiner, & Marshall, 2008).

Al adentrarse en posibles clasificaciones aportados por los modelos teóricos de diversos investigadores, puede citarse la taxonomía de Takács (2005), quien propone siete tipos de procrastinación: perfeccionista –el sujeto aplaza la tarea porque no cumple con su exigencia y estándar personales-; soñador –marcada divagación y poco realista en sus pensamientos con carencia de acciones concretas-; preocupado –la persona se ve afectada por pensamientos negativos sobre la culminación de un trabajo-; generador de crisis –hay un disfrute en la interacción social lograda por el aplazamiento-; desafiante –aplaza la realización de la tarea empleando la excusa de presión de terceros como una agresión a su trabajo-; ocupado –la persona que por estar haciendo varias tareas a la vez, no culmina ninguna-; y relajado –se evitan situaciones que generan estrés y compromiso-. Esta clasificación se percibe muy similar a la de otros autores, (Ferrari et al., 1995; Specter y Ferrari, 2000) quienes diferencian entre procrastinadores evasivos –quien busca no enfrentarse a la tarea en cuestión-, disposicionales -el sujeto aplaza en el empezar una tarea-, y decisionales -se aplaza la toma de una decisión-.

Otros investigadores han clasificado a la procrastinación según el entramado conductual, dividiendo a los procrastinadores pasivos -individuos que aplazan sus compromisos indefinidamente o hasta que experimentan una consecuencia negativa, quienes además presentan creencias y patrones inadecuados a nivel afectivo y cognitivo sobre sí mismos- y activos -aquellos que si bien aplazan las tareas como los primeros, lo hacen para poder disfrutar del trabajo bajo presión y los procesos de toma de decisión en el momento- (Chun & Choi, 2005).

Otro aspecto relevante de la procrastinación es el amplio rango de afectación que aparenta tener, ya que tanto población adulta, adolescente e incluso en la niñez presentan dificultades en la concreción de sus obligaciones, considerando también distintos ámbitos de injerencia, tales como el trabajo, la salud, los estudios, y la vida personal (Steel, 2011). Sin embargo, no todos los autores cuentan con una visión negativa sobre la procrastinación. Chun y Choi (2005) afirman que el procrastinar puede ser positivo y beneficioso en el desempeño de los sujetos, siempre y cuando se trate de una procrastinación activa, es decir que el individuo cuente con uso intencional del tiempo, creencias de autoeficacia, y estilos de afrontamiento que le permitan aplazar una tarea un tiempo prudencial en pos de obtener una recompensa más inmediata, sin caer en la procrastinación pasiva, en la cual el manejo de dichas variables entraña mayores dificultades.

¿Qué es la perspectiva temporal y cuál es su relación con la procrastinación?

A partir de lo desarrollado en el apartado anterior, es entendible que la relación entre procrastinación y el tiempo sea por lo menos posible, especialmente al considerar los efectos que tiene en la vida de los sujetos el eludir o aplazar la realización de sus obligaciones a futuro. En este sentido, si bien la investigación científica que vincula procrastinación y perspectiva temporal es escasa, puede citarse un estudio de meta-análisis llevado a cabo por Sirois (2014), el cual estableció un vínculo claro entre procrastinación y perspectiva temporal.

En primer lugar, las investigaciones relevadas en el estudio hallaron que la mayoría de los sujetos con tendencia a procrastinación presentaban una marcada orientación hacia el tiempo presente y mayor interés por gratificaciones inmediatas (e.g. Pychyl, Lee, Thibodeau, & Blunt, 2000; Sirois & Pychyl, 2013; Schouwenburg & Groenewoud, 2001); mientras que la asociación entre la procrastinación y el tiempo futuro era negativa. Esto demuestra la existencia de una relación inconsistente entre el sujeto procrastinador y su modo de organizar sus actividades, tomar decisiones y emprender acciones dentro de un plazo temporal específico a futuro.

En segundo lugar, estudios realizados sobre la temática han clarificado en cierto grado la cuestión de por qué el procrastinador se concentra más en el tiempo presente que en el futuro. Numerosos investigadores se orientaron a establecer niveles elevados de estrés como causa principal, arguyendo que los sujetos procrastinadores se ven sometidos a pensamientos negativos y una visión crítica en exceso sobre su propio accionar, lo cual retroalimenta el circuito del estrés y aumenta el aplazamiento del cumplimiento de obligaciones (e.g. Flett, Blankstein, & Martin, 1995; Rice, Richardson, & Clark, 2012; Sirois, 2013; Tice & Baumeister, 1997).

En última instancia, se ha registrado que los valores estadísticos que sostienen dicha relación entre la procrastinación y los tiempos presente y futuro, se han mantenido estables en las distintas investigaciones realizadas, tanto en muestras generales como en población de estudiantes; mientras que dependiendo del instrumento de evaluación empleado, los valores sí han variado, siendo que el Inventario de Perspectiva Temporal de Zimbardo (ZTPI; Zimabardo & Boid, 1999) arrojó valores más elevados en comparación a la Escala de Consideración de Consecuencias Futuras (CFC; Strathman, Gleicher, Boninger, & Edwards, 1994).

Conclusiones

El presente trabajo ha procurado, a partir de preguntas de investigación específicas, establecer un recorrido, enriquecido por aportes de distintos artículos científicos, que dé cuenta de las aproximaciones conceptuales sobre la procrastinación y su posible relación con la perspectiva temporal.

A partir de la información presentada, puede concluirse que la naturaleza temporal de la procrastinación revela una relación entre los procesamientos cognitivos del tiempo, concebida también como perspectiva temporal, los patrones de comportamiento del sujeto procrastinador. En consecuencia, el énfasis en un tiempo presente y en la gratificación inmediata, en conjunción con elevados niveles de estrés y una autopercepción negativa, desfavorece el desempeño del individuo en pos de la finalización de tareas en un tiempo futuro.

Como limitaciones de este trabajo se señalan a nivel metodológico, por lo que un artículo teórico debería contemplar criterios propios de revisión sistemáticas y no sistemáticas de mayor escrupulosidad. En este sentido, este artículo representa una forma breve de comunicar algunos de los avances arribados sobre la temática, los cuales serán explorados con mayor profundidad en investigaciones futuras.

Se espera que el presente informe de investigación sea de utilidad a profesionales interesados en la temática, especialmente considerando la posibilidad de profundizar en la línea de investigación de la procrastinación y la perspectiva temporal. Se marca como relevante el hecho de poder diseñar estrategias y medidas preventivas sobre los efectos negativos que tiene el aplazar obligaciones importantes en la vida de los sujetos.

 

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