Soledad (es) en plural

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      Se suele imaginar al trabajo de escritura como un trabajo solitario, pero quien escribe    presume a otros a quienes se le dirige un sinfín de preguntas, por ejemplo:  con relación al interés del tema, al título, qué precipitará el encuentro o el desencuentro con el texto. Los mencionados interrogantes se circunscriben como algunos de ellos. Cada párrafo guarda un mensaje que cada quién descifrará ya que el “para todos” es ilusorio.  Entre el que escribe y quien lee no hay palabra, pero están advertidos de que se puede estar a solas sin estar solos.

    En este sentido, Miquel Bassols refiere que el trabajo del lector es un trabajo solitario, pero que lo es en la medida que el sujeto de la escritura se encuentra ausente para sí mismo y agrega “es una doble soledad por decirlo así, la soledad de un sujeto que se ha hecho Otro para sí mismo”. Tomando como referencia a las palabras del autor, ¿podríamos metaforizar el trabajo de escritura como el fort – da? En tanto, mediante estos dos fonemas, se instituye un juego de presencia – ausencia que permitirá la instauración del orden simbólico.   

     La intención del siguiente escrito es presentar la temática de la soledad (es) desde la perspectiva del psicoanálisis, bajo el interrogante acerca de ¿qué es la soledad? 

     Diversas corrientes de pensamiento se han dedicado a su estudio, como ser la religión, la filosofía, asimismo se encuentran diversas referencias en la literatura. Se destacan los solitarios, ermitaños, monjes, los románticos de la época clásica, quienes la han enaltecido como un estado anhelado y otros han mostrado el sufrimiento a causa de ella.

      En cuanto al término, es una palabra que proviene del latín, su definición es correlativa a un estado de aislamiento, por el cual el sujeto se encuentra solo, sin compañía, por desemejantes motivos, por elección o una imposición social a causa de pérdidas y/o enfermedades. El sustantivo en la lengua alemana la precisa como desamparo, aislamiento y desvalimiento.

       En el trabajo que nos convoca como analistas la soledad posee su relevancia clínica. En el dispositivo analítico, los sujetos la pormenorizan como un sentimiento o un estado asociado a diferentes pérdidas, en ese aspecto la soledad pareciera inscribirse como un representante en lo psíquico, uno por uno. Es decir, que este aspecto no se corresponde a ningún supuesto universal ni implica un efecto generalizado.

    En la obra freudiana la soledad no es teorizada con el estatuto conceptual, sin embargo, encontramos nociones que nos permiten aproximarnos a la temática. En este sentido el vocablo Hilflosigkeit, por el cual Sigmund Freud refiere al inicial desvalimiento del niño, incapaz de satisfacer sus necesidades por sí mismo, convoca al otro auxiliador tras el llanto, el grito, como intermediario del Otro. En referencia a ello Jaques Lacan, en la clase XXIII del Seminario 7, afirma:

“Freud, hablando de la angustia, designó como el fondo sobre el que se produce su señal, a saber, la Hilflosigkeit, el desamparo, en el que el hombre en esa relación consigo mismo, que es su propia muerte, pero en el sentido en que les enseñé a desdoblarla este año, no puede esperar ayuda de nadie” (Lacan, 1959-1960, p. 362).

      Lo irrepresentable del origen y de la muerte quedará enmarcado en el desamparo – desvalimiento como una soledad estructural, que le permitirá hacer lazo con los Otros en palabras de Mario Goldenberg: “Es lo que deja una huella indeleble en la estructura, la angustia, que será motor de la defensa. Esta soledad inicial es la que le permite al sujeto hacer lazo al Otro”. En este sentido se enlaza el desamparo con la defensa “todo lo que es arreglo, saber-hacer de un ser hablante, es siempre bajo un fondo de soledad, de abismo, de desamparo” Goldenberg (2013).

       Winnicott teoriza sobre la aptitud para “estar a solas” considerando un observable clínico: el silencio que se produce en el dispositivo analítico. Refiere de las vivencias infantiles lo paradojal del estar a solas cuando otra persona se halla presente. El estar a solas con el analista reedita el estar a solas en presencia de la madre o su sustituto “esta aptitud será un indicador de salud, y en términos de capacidad refinada, quienes lo lograsen gozarán de ella valorándola como uno de los bienes más preciosos” (Winnicott, 1958, p. 33).

       En concordancia con ello, Freud observa que la angustia de los niños se relaciona con la añoranza de la persona amada, cuando ellos responden frente a un extraño con angustia o miedo a la oscuridad, lo ejemplifica en sus Tres Ensayos de una teoría sexual (1905) cuando un pequeño de tres años encerrado en la habitación a oscuras pide a su tía le hable: “’Tía, háblame: tengo miedo porque está muy oscuro’. Y la tía que le espeta: ‘¿Qué ganas con eso? De todos modos, no puedes verme’. A lo cual respondió el niño: ‘No importa, hay más luz cuando alguien habla.’” (Freud, 1905, pp. 204-205). Este diálogo muestra que el miedo no es la oscuridad, lo que el niño prueba en este acto es la presencia del otro.

     Klein (1963) teoriza sobre el sentimiento de soledad, como la posibilidad de sentirse solo incluso cuando se está rodeado de amistades y/ o afectos. La define como una actitud, emoción, que al igual que otras, su origen radica en la temprana infancia. El peligro de ser destruido por el instinto de muerte al nacer contra sí mismo, la disociación de impulsos “buenos” y “malos” son parte de un proceso específico de escisión que constituirán la capacidad de seguridad del infans. Alcanzar dicha “capacidad para estar a solas” dependerá de la existencia de un objeto bueno en la realidad psíquica del individuo.

    De los autores mencionados hasta aquí se infiere que la soledad puede remitir a un sentimiento o una capacidad, siendo el silencio un observable clínico diferencial en el dispositivo analítico.

El encuentro con un analista:

Bassols (2009) distingue el sentimiento de soledad del estar a solas:

       “El sentimiento de soledad siempre miente un poco sobre la verdadera pareja del sujeto, esa opacidad que lo acompaña cobijada en su imagen narcisista, desde esta perspectiva, siempre se está a solas con algo o con alguien, puede ser con uno mismo, con un libro inclusive con la figura de Dios, pero no necesariamente con alguien” (Bassols, 2009).

Destaca de la experiencia de un análisis, orientado por modo en que opera el deseo del analista:

“El deseo del analista, es de esto, no lo olvidemos, de lo que se trata en el pase del analizante al analista. En este paso, es cierto, uno está a solas con lo que ha llegado a ser su objeto, cuando el Otro que no existe ya para calmar la soledad del sujeto, se ha reducido a este objeto que es su verdadera pareja en el estar a solas. Es con ello que el deseo del analista sabe y debe operar en la experiencia” (Bassols, 2009).

    Soledad (es) en plural son las que encontramos en el trabajo clínico, los pacientes relatan sobre la experiencia de la soledad sus avatares con lo real. La soledad nos situará en el terreno de la ética, de la posición y respuestas de cada quién, ante su síntoma.

    La experiencia del análisis puede presentarse como un tratamiento de la soledad “El inconsciente, es que en suma uno habla si es que hay que hablarse solo. Uno habla solo porque uno no dice jamás sino una sola y misma cosa salvo si uno se abre a dialogar con un psicoanalista” (Lacan 1976-77) advertidos que no curamos a los sujetos de sus soledades.  

 

Referencias bibliográficas.

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http://www.lacan21.com/sitio/2020/05/26/soledad/

. Bassols,             M.          (2009). chromeextension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/viewer.html? pdfurl=http%3A%2F%2Fwww.revistavirtualia.com%2Fstorage%2Fediciones%2Fpdf

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. Baudini,             S.            (2015).  La           soledad.              Solos     y             Solas. http://jornadas2015.eol.org.ar/Ediciones/024/default.asp?Argumento.html.

. Borderías, A. (2021). Clínica del aislamiento, ética de la soledad. La Libertad de pluma. http://lalibertaddepluma.org/andres-borderias-clinica/

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VII. pp. 204-205. Amorrortu.

. Freud, S. (1910). Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci. Vol. XI. En Obras completas. Amorrortu.

. Freud, S. (1916-1917). Conferencias de introducción al psicoanálisis. (Parte III). Vol. XVI (pp. 378-379). Amorrortu.

. Freud, S. (1916-1917). Conferencias de introducción al psicoanálisis (Parte III). Tomo XVI (pp.378-379). En Obras completas. Amorrortu.

. Freud, S. (1917 [1915]). Duelo y melancolía. Tomo XIV. (p. 241). Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico. Trabajos sobre metapsicología y otras obras (1914-1916). En Obras completas. Amorrortu.

. Freud, S. (1923). El yo y el ello y otras obras (1923-1925). Vol. XIX. En Obras completas. Amorrortu.

. Freud, S. (1923). El yo y el ello y otras obras (1923-1925). Vol. XIX. (p. 47). En Obras completas. Amorrortu.

. Freud, S. (1927). El Porvenir de una ilusión. Vol. XXI. En Obras completas. Amorrortu.

. Freud, S. (1930). El Malestar en la Cultura. Vol. XXI. En Obras completas. Amorrortu.

. Goldenberg, M (2013) recuperado de internet https://letraurbana.com/articulos/soledades/

 . Klein, M. (1963). Sobre el sentimiento de soledad. En Obras Completas. https://www.psicoanalisis.org/klein/index2.htm

. Lacan, J. (1956-1957). El Seminario. Libro 4. Las relaciones de objeto. Paidós.

. Lacan, J. (1959-1960). El Seminario. Libro 7: La ética del psicoanálisis, Clase 23. p.362. Paidós.

. Palomera, V. (2019). Cuando la soledad se hace síntoma. https://www.youtube.com/watch?v=8lffcOOmt3k

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. Winnicott,        D.            (1958).  chrome extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/ viewer.html?pdfurl=http%3A%2F%2Fwww.bibliopsi.org%2Fdocs%2Fcarreras%2Fter apia- ocupacional%2FPSICOLOGIA%2520SOCIAL%2520Y%2520DE%2520LAS%2520INSTITUCIONES%2FLa%2520capacidad%2520para%2520estar%2520a%2520sola s%2520(1958).pdf&clen=1101945&chunk=true, p. 33

 

Bibliografía general.

. Lacan, J. (2010). El seminario. Libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Paidós.

. Lacan, J. (2012). Acto de fundación. Paidós.

. Lacan; J. (1976-77). Lo no sabido que sabe.  Seminario inédito.

. Miller, J-A. (2000). Teoría de Turín sobre el sujeto de la Escuela. https://www.wapol.org/es/las_escuelas/TemplateArticulo.asp?intTipoPagina=4&intEd icion=1&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=291&intIdiomaArticulo=1&intPublicacion

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. Palomera, V. (2019). Cuando la soledad se hace síntoma. SCF San Sebastián.

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