Efectos subjetivos de la pandemia sobre los adolescentes ¿Realidad virtual o realidad psíquica?

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El trabajo da cuenta de los efectos subjetivos que la pandemia ha tenido en los jóvenes, especialmente como el virus digital ha virtualizado casi todas las relaciones conviviales: relaciones cuerpo a cuerpo que son vitales para la paulatina separación de los jóvenes de sus Otros parentales. El uso de gadgets, aplicaciones y juegos virtuales, sin articulación a lo simbólico y a la creación e invención singular de los jóvenes atenta contra la ficción del fantasma, herramienta clave para tratar los dos reales propios de la adolescencia: despertar sexual y encuentro con el Otro sexo. El psicoanálisis con su orientación por lo real es una vía factible para la reconexión de los adolescentes a su inconsciente y a su fantasmática singular, tratamiento muchas veces efectivo para reencauzar el deseo y brindarles una salida posible.

Si bien la pandemia ya quedó atrás y parece ser solo una pesadilla distópica del pasado, los efectos subjetivos que ha dejado -especialmente en los adolescentes son incalculables-. La paradoja es que el virus del Covid nos ha inoculado otra epidemia: la del Big data. En la cuarentena lo pudimos experimentar en carne propia, nuestro trabajo se virtualizó, todas nuestras actividades conviviales de nuestros consultorios, pasaron a ser tecnoviviales.[1] No hubo opción. El impacto de la virtualización fue sobre toda la sociedad pero quienes más lo sufrieron fueron los niños y los adolescentes. Me atrevería a decir que el golpe mayor fue para los adolescentes, ya que –a diferencia de los niños- en un momento de una esperable y paulatina separación de los Otros parentales, se vieron forzados a una convivencia full-time.[2] A eso se agrega la virtualización de la educación secundaria e incluso la suspensión de las actividades deportivas y/o culturales, que les impidió el encuentro cuerpo a cuerpo con sus pares. Encuentro estructuralmente necesario para ellos a partir del despertar a lo real puberal, que empuja al encuentro con el Otro sexo. Un empuje sexual que desde Freud lo pensamos como traumático y frente al cual los púberes no cuentan con respuestas simbólicas ni imaginarias previas, deben ir construyéndolas y para ello el encuentro con sus pares es de vital importancia. Lejos de ello la pandemia los obligó al encierro y no tener más alternativa que aumentar aún más los lazos virtuales con sus semejantes.[3]

Muchas ventanas pero ninguna puerta de salida

En una conversación relajada con amigos y colegas, en tono jocoso, surgió espontáneamente como en los últimos días -al comienzo de la salida del aislamiento- y en el transcurrir de nuestra vida cotidiana, ante cosas que estábamos por hacer, nos sorprendía alguna laguna, y el olvido de lo que nos disponíamos a realizar. Los comentarios fueron:

-“Es que son muchas cosas, son muchas ventanas que tenemos abiertas”.

- “Tal vez sea el momento de que abramos alguna puerta para salir”.

- “Sí, me voy lejos” dijo alguien, y reímos casi en coro.

- “Pero no te vayas muy lejos, escribinos al menos un WhatsApp”, replicó alguien.

Las risas siguieron, pero comenzaron a apagarse transformándose en una mueca vacía cuando casi al unísono, dijimos: “Pero no tenemos salida, estamos conectados, estamos controlados. Y el comentario final fue: “Por suerte nos podemos reír de todo esto”.

Esta conversación en tono de humor, muy simple, me pareció sumamente interesante, porque muestra algo de cómo afrontamos -en este caso los adultos- este momento que algunos llaman de postpandemia, o nueva normalidad. Múltiples ventanas abiertas radicalmente virtuales, las del zoom, las de los celulares, pero ninguna puerta para salir o bien la sensación de que no hay salida, a pesar de que uno quisiera por momentos salir corriendo. Y tal vez una de las salidas posible es por la vía del humor, o del chiste, que hace lazo.

Durante la pandemia gobiernos y municipalidades de diferentes países en todo el mundo propusieron un juego para entretener a niños y adolescentes durante el encierro del confinamiento: el Juego de la Oca del Coronavirus. Un juego didáctico sobre el Covid-19, en donde en cada casillero se informaba a la población con datos de cuidado y prevención: el lavado de manos, la distancia social recomendada, la importancia de vacunarse, etc. El juego en sí también transmitía la ilusión y la esperanza de una llegada, de un fin de la peste, y una salida posible al confinamiento.

El juego de la Oca me parece una buena metáfora del tiempo adolescente en sí, de un recorrido que implica un inicio o despertar, un atravesamiento y una salida o salidas posibles de la adolescencia.

¿Cómo incidió el encierro y la virtualización multiplicada por el aislamiento obligatorio de la pandemia en este recorrido o tiempo de adolecer? ¿Cómo transitaron los adolescentes los dos reales[4] que los comprometen: el despertar al sexo y la iniciación sexual en este contexto? ¿Qué perdura de ese estado de cosas hoy en la postpandemia?

En el Juego de la Oca de la Pandemia, algunos púberes quedaron detenidos, pausados en el casillero del despertar, otros debieron retroceder al casillero de la latencia infantil, algunos jóvenes se movieron con dificultad muy lentamente, o se detuvieron quedando suspendidos en el refugio de la ficcionalización o las fantasías, otros queriendo avanzar de golpe varios casilleros cayeron en el acting out, y otros luego de pasar de acting en acting, quedaron fuera de juego.

Tiempo de adolecer

En Freud como sabemos la sexualidad es traumática y tiene una doble temporalidad, rompiendo cualquier intención de pensar a la adolescencia como un tiempo cronológico y una etapa evolutiva. El A prés coup freudiano, pone en juego que la emergencia sexual que caracteriza a la pubertad en tanto despertar es traumático y como tal es un factor desencadenante tanto de las neurosis como de las psicosis. Despertar que hace agujero reactualizando las fijaciones pulsionales y las fantasías que ficcionalizaban esas fijaciones en la infancia.

A pesar de ello, se puede localizar en Freud, tanto el inicio de la adolescencia, ubicado en el despertar sexual mismo, como también un final. No voy a detenerme en el despertar, que está muy trabajado por Freud como despertar del sueño y del recuerdo, y la importancia que le da a esa emergencia de goce como factor desencadenante.[5]

En Tres ensayos además de volver al inicio como despertar, Freud habla de una finalización de la adolescencia, lo llama “conformación normal definitiva de la sexualidad infantil”, y el corolario de esa conformación normal es el hallazgo de un objeto sexual, una meta sexual nueva (el coito)[6] y la diferenciación clara entre la posición masculina y femenina en la sexualidad.[7] Sintetizando muy brevemente lo que Freud dice en Las metamorfosis de la pubertad, es que el cierre de este tiempo de adolecer sería la consumación del acto sexual -allí habría una asunción del sexo, en términos de identificación a un sexo y elección de objeto-. Por supuesto hay que ubicar esta elaboración de Freud en su contexto, plena época victoriana, tiempo en que el acto sexual, tenía en la cultura una significación que hoy ya no la tiene. Los ideales de la época, hacían de ese acto un verdadero acontecimiento en la vida de un sujeto.

Lo que me interesa transmitir, más allá de generaciones y épocas, es que, para Freud, algo marcaba claramente el inicio y el final de la adolescencia –hay un instante de ver y un momento de concluir- y un tiempo subjetivo de preparación, para alcanzar esa meta final y definitiva.

Ese tiempo de preparación subjetivo -en el inicio y el final es el cuerpo el que ocupa el lugar preponderante-, es un tiempo de trabajo y esfuerzo psíquico inconsciente arduo, en el que el niño debe dejar el lugar cómodo de ser el falo imaginario, y/o el objeto de las figuras parentales, para pasar a ser sujeto de deseo. Ese tiempo de trabajo psíquico es un tiempo en general de encierro, suspensión y de extrema soledad, aún sin ninguna pandemia.

En ese tiempo el fantasma tiene un lugar fundamental $ ◊ a.

a → S/ el losange indica el recorrido que va del objeto que es objeto causa de goce y de deseo al sujeto barrado ¿qué objeto fue el sujeto para sus Otros significativos?

S/ → a.  el losange indica el recorrido del sujeto al objeto, asumiendo su posición de goce y su deseo y eligiendo un objeto (no solo en términos de una elección de objeto sino en tanto elección de goce, de qué goza ese sujeto, cómo goza en la posición de objeto).

El recorrido adolescente implica dejar, hacer el duelo de lo que se fue como objeto de goce y deseo de los padres, para pasar a ser sujeto deseante.

El fantasma está en el centro de la clínica del adolescente, en tanto se presentan muchas veces dificultades, impasses, vacilaciones en la soldadura entre la elección de deseo y la elección de goce.[8]

Con Lacan ¿se sostiene esa triple temporalidad lógica que veíamos en Freud? En el Prefacio a El despertar de la primavera, único texto en donde trabaja abiertamente la adolescencia, es claro que el despertar como instante de ver, como emergencia de goce en el cuerpo está al inicio, desde el párrafo inicial: “De este modo aborda un dramaturgo, en 1891, el asunto de que es para los muchachos hacer el amor con las muchachas, marcando que no pensarían en ello sin el despertar de sus sueños”.[9] Despertar que hace agujero en el saber sobre el sexo, Lacan afirma que sin el despertar sexual no surgiría en un joven el interrogante: ¿qué es hacer el amor? Nos dice en ese texto con maestría que a diferencia de los animales ningún ser hablante, tiene una respuesta fija a esa pregunta. Cada sujeto creará, inventará sus propias respuestas, sus propios caminos de salida.

Estas respuestas inventadas por cada adolescente, están en el segundo tiempo de trabajo del que hablaba antes en Freud, y que Lacan complejizará. Para Lacan, no es posible responder a esa pregunta, sin el inconsciente, por eso habla del sueño y del despertar, la irrupción de goce en el cuerpo debe ser tramitada, cifrada articulada por la vía del sentido. Dice Lacan en el texto señalado; “Pero ortodoxo, en cuanto a Freud. Esto prueba que un hannoveriano es capaz de darse cuenta de eso. De darse cuenta que hay una relación del sentido con el goce”[10]. Entonces Lacan ubica que hay un tiempo en ese camino entre el despertar y la iniciación sexual, en que el sujeto cree en la existencia de la relación sexual o al menos debería creer en ello, tiempo de articulación al inconsciente donde la fantasmatización y ficcionalización es esencial. Articulación o soldadura entre el goce del cuerpo y su representación singular, imaginaria y a la vez simbólica en un cuadro fantasmático. Sin embargo, Lacan plantea otra vertiente de lo que se pone en juego en la experiencia iniciática del adolescente, dice allí: “que el velo levantado (sobre el misterio de la sexualidad) no muestra nada”.[11] Es otro modo de decir que la sexualidad hace agujero en lo real, en este tiempo el adolescente experimenta en la relación sexual que el goce es irreductible y no hace relación, ni al sentido, ni al Otro. Es la otra perspectiva de este tiempo, una del hay relación, hay fantasmatización, hay conexión del goce al sentido y por otro no hay relación, no hay ficcionalización, solo hay goce del propio cuerpo que no hace relación al Otro.

Los tres tiempos lógicos, aparecen en Lacan transformados, es ortodoxo y no lo es, es Freudiano y no lo es. 

                               T1                                                 T2                                                      T3

 

FREUD             DESPERTAR                               SUEÑO Y RECUERDO                              ACTO SEXUAL

                                                                           (APRES-COUP)

                                                                     actualización fijaciones

                                                                       fantasias infantiles

                       

                                                                                                                                HAY ACTO SEXUAL

LACAN            DESPERTAR                                      FANTASMA   

                                                                                                                           NO HAY RELACIÓN SEXUAL



Podemos afirmar en Lacan entonces tres tiempos: 1) Instante de ver: despertar 2) Tiempo de comprender: fantasma- articulación al inconsciente con arduo trabajo psíquico 3) Momento de concluir o no concluir indefinidamente: con dos finales uno cerrado, hay acto y relación sexual (es freudiano ortodoxo) y otro final abierto no hay relación sexual. Este final abierto es consecuente con la adolescencia del siglo XXI.

¿Realidad virtual vs realidad psíquica?

Múltiples casos de adolescentes y jóvenes tratados durante o luego del aislamiento obligatorio nos muestran como se las arreglaron con el ardor de su cuerpo y el encuentro con el Otro sexo durante la pandemia.[12] Más que un tratamiento psíquico, muchas veces se trata de un tratamiento virtual del sexo, a través de las pantallas. Más que servirse del inconsciente, los jóvenes se aferraron aún más a sus gadgets.

La pandemia nos sirve de laboratorio, para verificar cuales son las consecuencias de que la realidad psíquica, sea sustituida por la realidad virtual de las pantallas como vía de tratamiento del real sexual y como incidió en el encuentro con el Otro en la vuelta a la “normalidad”. Lejos de endemoniar el uso de gadgets y de pantallas es interesante, localizar que más que la plasticidad del cerebro y el aumento de la dopamina, lo que es afectado a veces por el uso de la virtualidad, es la conexión con la experiencia del inconsciente, del sueño y del despertar singulares como tratamiento de la sexualidad. Me viene aquí la frase que aparece cuando tenemos dificultades con el uso de wifi: su conexión es inestable, las conexiones afectadas son al inconsciente y al fantasma.

Pero también la burbuja de los smartphones puede servir de blindaje o de pantalla protectora, frente a la voz invasiva o la mirada indiscreta del Otro, muy útil en los casos de psicosis en que el objeto al aparecer sin velo se torna intrusivo o persecutorio. También puede ser tal vez un ajuste óptimo en un púber que está dando sus primeros pasos de acercamiento tímido al Otro sexo, pero si ese uso se perpetúa y el encuentro se posterga una y otra vez, puede profundizar inhibiciones y fobias. Lo que está trastocado ya desde hace un tiempo y creo la pandemia ha conmocionado aún más, es el Tiempo 2 del que hablábamos antes, los jóvenes tienen serias dificultades para articular la emergencia de goce, al sentido y al inconsciente. La pantalla global, más que permitir velar el agujero que causa la irrupción de lo sexual, lo deja más al desnudo que nunca.

De The game a El juego del calamar

En The game Alessandro Baricco, explica que la revolución digital es la expresión de una revolución mental. Cuestiona fuertemente la crítica de los intelectuales al avance de internet y la virtualización del mundo. Señala que equivocan la mirada, no se trata de que la digitalización ha cambiado las mentalidades, sino a la inversa ha habido una transformación mental, un cambio en las mentalidades que ha revolucionado el mundo a través de lo digital.[13]

Esa revolución, sin armas, fue iniciada por un grupo de jóvenes nerds, en sus garajes de California, hastiados de un sistema que no podían entender y que querían transformar.

Baricco toma como referencia para ello al videojuego, y menciona que todos los grandes ingenieros y diseñadores de Sillicon Valley y sus derivados Zuckerberg, Steve Jobs, se formaron en el videojuego que fue como la cuna de esa insurrección. Uno de ellos Stewart Brand, en una entrevista para The Guardian, dice para explicar algunas de las cosas que se habían originado allí en California: “Estaba en la Universidad de Stanford, en el centro de computación, sería a principios de los años 60, y en cierto momento veo a unos muchachos jugando al Spacewar, un video juego. Mientras ellos jugaban tú los mirabas, y lo que entendías es que estaban completamente fuera. No sería capaz de describirlo con otras palabras. Estaban fuera de sus cuerpos. Hasta ese día, yo había visto solo una cosa capaz de hacerte sentir fuera de esa manera: las drogas.”[14]

Brand es autor, editor, ha anticipado la creación de los ordenadores personales, a los que les adjudicaba un poder que debía ser distribuido a todo el mundo, a todas las personas haciendo más apacible y feliz la vida de todos.

Steve Jobs, en una presentación de diseñadores en Aspen, y ante un auditorio que no entendía nada de software, para hacerlos entrar, entender, utilizó el ejemplo de un videojuego el Pong, -un partido de ping pong muy rudimentario-, para explicar como funciona un ordenador a gente que no entendía nada de ello. Un videojuego encarnaba, así, de la forma más sintética la capacidad inédita y revolucionaria de un ordenador. En esa presentación él se divertía como un loco, tal como lo va a hacer años después con la presentación del iPhone, tenía un juego entre las manos.

Todos estos elementos le permiten a Baricco plantear que el Juego, el videojuego fue elevado al esquema fundacional de toda una civilización. A partir del surgimiento del smartphone vivir pasó a ser una emocionante colección de partidas en que las asperezas de la realidad, representan un campo de juego…y la emoción de la experiencia el premio final.[15]

El problema es cuando esas asperezas llevan a que el sujeto se interne en la pantalla, para escapar a su partida con la realidad misma.

Byung-Chul Han va en la misma dirección que Baricco menciona que, en su efecto emancipador, la digitalización promete una forma de vida que se asemeja al juego. Pronostica un pasaje del Homo faber, al Homo ludens.[16] La vida puede ser un drama en el que el sujeto no se verá compelido a actuar, sino la verá como simplemente un juego. Tampoco querrá poseer nada sino experimentar y disfrutar. Pero el coreano no es tan optimista como el italiano, señalando que el homo ludens que solo quiere jugar y experimentar, debe despedirse de la libertad entendida y ligada a la actividad. Dice que quien actúa rompe con lo que existe y pone en el mundo algo nuevo, completamente diferente. Hoy la libertad de acción se reduce a la libertad de elección y consumo, lo cual es una libertad ilusoria.[17]

Freud en “El creador literario y el fantaseo” nos propone que el niño juega, el adulto actúa en la realidad, y el adolescente fantasea. Siguiendo ese texto se podría afirmar que para Freud en la niñez, el niño escenifica sus fantasías en el juego, crea un mundo privado a su medida al que consagra mucho tiempo y energía obteniendo un gran monto de satisfacción. El joven no deja de jugar, sino que lo sustituye paulatinamente por el fantaseo. A diferencia del adulto aún tiene licencia para fantasear, no se lo conmina a actuar en la realidad, es así que lo que aún no puede o teme llevar adelante en la vida, lo fantasea.[18] No es casual por esto mismo que el mundo virtual e Internet, haya entrado de tal modo en la cultura adolescente de hoy. Los juegos de rol y todos los juegos virtuales, son creaciones entre el juego infantil y el fantaseo adolescente, y proponen creaciones prêt-à-porter, fantasías prediseñadas, que le ahorran el trabajo psíquico al niño y al joven de crearlas, con el costo que eso implica. Estas múltiples propuestas tecnológicas y de consumo que invitan a un goce inmediato, llevan al vagabundeo y la errancia virtual sin impulsar a que los jóvenes subjetiven sus goces y deseos singulares, por la vía del inconsciente.

Una pregunta que creo debemos hacernos hoy es si el juego virtual, no ha terminado copando el mundo del juego simbólico y de la fantasía, previo al actuar, perturbando profundamente la creación, y llevando a una postergación cada vez mayor del acto.

Trabajando esta temática surgía una serie, El juego del calamar, que ha provocado un impacto enorme, fue vista por cerca de 142 millones de personas, transformándose en la serie más vista de la plataforma Netflix. Cuando un producto de mainstream, se populariza de esa manera es más importante en términos culturales que por sus cualidades artísticas. Ya lo decía Freud y también Lacan, la psicología social es psicología individual. Con lo cual un fenómeno de estas características es para analizar, en tanto la serie fue vista por muchos jóvenes e incluso niños, que juegan al juego del calamar en el patio de las escuelas.

El tema central de la serie es el justamente el juego. Se trata de un juego extraño al que son convocados 455 adultos en quiebra o endeudados, que deben participar de diferentes juegos infantiles, para entretener a una elite de millonarios que gozan, apostando y viéndolos jugar. La gran diferencia es que lejos de la inocencia de los juegos infantiles, aquí los concursantes se juegan literalmente la vida, eso sí por un premio millonario. Si bien ya ha habido muchos videojuegos crueles y violentos, incluso series que han puesto en imágenes el juego de la muerte. El juego del calamar se caracteriza por ir un poco más allá, rompiendo las barreras que conocemos las del bien, de lo bello y del pudor, tal vez es por eso que ha provocado tanta fascinación ya que el goce por matar está por doquier, solo es posible ganar matando al Otro.

Por supuesto no es un juego, es todo menos un juego, en tanto le quita al juego lo que son sus características principales: el límite y las reglas, la intersubjetividad, lo fantasioso, lo inocente, pero fundamentalmente lo que señalaba Winnicott lo creativo y lo terapéutico. Por otro lado, no es casual que esta serie haya tenido el éxito que tuvo en la post-pandemia. Luego de tanta muerte, de habernos jugado la vida, en el día a día, después de pasar por la desconfianza y la distancia al Otro, el Otro que podía contagiarnos, que pasó a ser portador de un enemigo invisible.

La realidad virtual no es la realidad psíquica

La afirmación de Stewart Brand es inquietante y a la vez interesante “mientras ellos jugaban –videojuegos- estaban completamente fuera de sus cuerpos, yo había visto solo una cosa capaz de hacerte sentir fuera de esa manera: las drogas.” Me recuerda y la conecto con otra afirmación que es de Lacan en la que define al éxito de la droga como todo lo que permite escapar al matrimonio con el hace pipí.[19] Allí habla de la toxicomanía más que como un disfuncionamiento como una solución con el uso de la droga el adicto se libera de las exigencias de la función fálica.

En el fuera de cuerpo de los juegos virtuales y de la droga, no hay matrimonio, no hay soldadura de la experiencia de goce con el sentido o la ficción. Puro real que no tiene articulación ni al cuerpo ni al significante. La operación analítica es contranatura, es el reverso de lo que plantea Brand, hace del fuera de cuerpo, cuerpo erógeno, cuerpo de goce. En el principio de un análisis el analista ofrecerá la articulación al sentido y al inconsciente, para luego de muchas vueltas dichas, romper con el sentido y apuntar al fuera de sentido y el fuera de cuerpo.

El seno de la transferencia es un espacio libidinal en el que el analista debe alojar y dar lugar al uso que los jóvenes hacen de sus gadgets, las aplicaciones y los juegos para ir recortando de esa experiencia virtual, qué hace cuerpo, qué se articula al cuerpo de goce de cada joven en particular. Cada uno de esos recortes y materiales se constituyen en piezas sueltas, retazos, que permiten al sujeto adolescente el armado de fantasmas y ficciones que enriquecen creativamente su relación con el cuerpo, su sexualidad y su mundo vital.

 

Bibliografía

Baricco A., The game, Editorial Anagrama, Buenos Aires, 2019.

Byung-Chul H., No cosas, Taurus, Buenos Aires, 2021

Freud, S., “Tres ensayos de una teoría sexual”, En Obras Completas, t. VII, Amorrortu Ediciones. Buenos Aires. 1989.

Freud, S. “Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad”. En Obras Completas, t. IX, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1999.

Freud, S., “El creador literario y el fantaseo”, En Obras Completas t. IX, Amorrortu Ediciones, Buenos Aires, 1999.

Lacan, J. El Seminario. Libro 6. El deseo y su interpretación, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2016.

Lacan, J. El Seminario. Libro 10. La angustia, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2006.

Lacan, J. El Seminario 14. La lógica del fantasma. Inédito.

Lacan, J., “Prefacio a El despertar de la primavera”. En Otros escritos. Paidós. Buenos Aires. 2014.

Lacan, J., “Cierre de las Jornadas de Estudio de Carteles de la Escuela Freudiana”. En Revista Lacaniana de Psicoanálisis N° 17, Grama Ediciones, Buenos Aires. 2003.

López, G., Adoles(seres). La orientación a lo real en la clínica con adolescentes. Grama Ediciones. Buenos Aires. 2020.

López, G., La adolescencia en los tiempos que corren, Grama Ediciones, Buenos Aires, 2022.

Winnicott, D., Realidad y juego, Editorial Gedisa, Barcelona, 1992.



[1] Diferenciación que propone Jorge Dubatti para la experiencia teatral. La experiencia convivial es ancestral, surgió con el hombre mismo. A esa experiencia convivial le oponemos la experiencia tecnovivial, experiencia que se caracteriza por servirse de los artefactos creados por el hombre, y que no implican el encuentro cuerpo a cuerpo presente. Antonin Artaud, llama al teatro contagio, lo hace para dar cuenta que la experiencia convivial del teatro excede la comunicación y el lenguaje e implica una zona de inefabilidad.

[2] López, G. “Algunos efectos de la pandemia sobre la subjetividad adolescente. Coyunturas de la angustia”. En La adolescencia en los tiempos que corren, Grama Ediciones, Buenos Aires, 2022. p. 126.

[3] Según una encuesta realizad en España por Empantallados y Gad. El impacto de las pantallas en la vida familiar durante el confinamiento https://empantallados.com/covid19/#lp-pom-block-338, de una muestra representativa de 300 padres de niños y adolescentes menores de 18 años, un 52% de los progenitores han tenido que comprar un nuevo dispositivo (tablet, ordenador, celular), el 49% que realizo la compra lo hizo por las clases online de sus hijos. Respecto al tiempo de ocio digital (que se agrega a las actividades escolares) el aumento ha sido significativo. De lunes a viernes, los hijos más pequeños han dedicado casi cuatro horas diarias al uso de pantallas, un 76% más que antes del confinamiento. Este crecimiento es ligeramente superior al experimentado por los hijos mayores, adolescentes 68% más que antes del encierro en casa por el COVID-19, hasta llegar casi a las cinco horas diarias. En fines de semana, se ha incrementado en un 36% en el caso de los hijos menores, hasta llegar a las 4,5 horas diarias, y en un 33% en el caso de los hijos en el caso de los mayores, hasta las 5,3 horas.

[4] En mi libro Adoles(seres). La orientación a lo real en la clínica con adolescentes planteo a esos dos reales, como doble positivación de goce, que el joven debe afrontar con las pocas herramientas que tiene fundamentalmente el fantasma sexual infantil. p. 39.

[5] López, G., Adoles(seres). La orientación a lo real en la clínica con adolescentes. Grama Ediciones. Buenos Aires. p. 53.

[6] Freud, S., “Tres ensayos de una teoría sexual”, En Obras Completas, t. VII, Amorrortu Ediciones. Buenos Aires. p. 189.

[7] Ibídem, p. 200.

[8] En mi libro Adoles (seres) La orientación… dedico un capítulo a explicar porque la clínica de adolescentes es una clínica del fantasma en las neurosis.

[9] Lacan, J., “Prefacio a El despertar de la primavera”. En Otros escritos. Paidós. Buenos Aires. 2014. p. 587.

[10] Ibídem, p. 587.

[11] Ibídem, p. 588.

[12] Algunas viñetas pueden leerse en el libro que compilé La adolescencia en los tiempos que corren, Grama Ediciones, Buenos Aires, 2022.

[13] Baricco A., The game, Editorial Anagrama, Buenos Aires, 2019, p. 24.

[14] Ibídem, p. 120.

[15] Ibídem, p. 127.

[16] Byung-Chul H., No cosas, Taurus, Buenos Aires, 2021, p. 22.

[17] Ibídem, p. 23.

[18] Freud, S., “El creador literario y el fantaseo”, En Obras Completas t. IX, Amorrortu Ediciones, Buenos Aires, 1999, p. 128-129.

[19] Lacan, J., “Cierre de las Jornadas de Estudio de Carteles de la Escuela Freudiana”. En Revista Lacaniana de Psicoanálisis N° 17, Grama Ediciones, Buenos Aires, p. 16.

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