Staff
Intersecciones Psi
Revista Electrónica de la Facultad de Psicología de la UBA
Año 13 – Número 50
Marzo 2024
Secretaria de Extensión, Cultura y Bienestar Universitario
M. Alejandra Rojas
Director General
Jorge A. Biglieri
Generación de Contenido
Pablo Fernández
Diseño
Agustina Espector
Diagramación
Alejandro Zeitlin
Colaboran en este número:
Mariano Acciardi
Florencia Antonella Chiarello
Franco De Negri
Juan de Olaso
Daniela Greco
María Florencia Hasan
Lucio Lautaro Leguizamón
María Lorena Leive
Gonzalo Javier López
Mariana Mansinho
Rodolfo Morrison
Flavia Andrea Navés
Ramón Antonio Ojeda
María Eugenia Saavedra
Fernando Trotta
Editorial
Presentamos con gran satisfacción el número 50 de la revista Intersecciones Psi de nuestra Facultad. Han transcurrido así 50 ediciones de una apuesta que comenzó con aquel número inicial publicado en diciembre de 2011, momento en que asumimos el compromiso de poner en marcha un espacio de participación abierto y plural, donde todos los integrantes de la Facultad de Psicología de la UBA pueden participar aportando sus reflexiones y sus diversas perspectivas. Celebramos con alegría la consolidación de este espacio a través de todo este tiempo, y agradecemos profundamente a todos aquellos profesores, docentes, graduados y estudiantes de todas las Carreras de nuestra Facultad, así como las numerosas participaciones de invitados especiales que han hecho posible sostener este desarrollo institucional.
La publicación de este número en el mes de marzo también nos remite -como cada año- a la celebración del Día Internacional de la Mujer, establecida formalmente por la ONU cada 8 de marzo, fecha que simboliza diversos acontecimientos históricos en los que las mujeres han tomado la iniciativa en la defensa de sus derechos. En la historia más cercana los estudiosos e historiadores sitúan las coordenadas para la creación de las primeras herramientas jurídicas que establecen una igualdad de derechos a nivel global, hacia la segunda mitad del siglo XX. En tal sentido, es fundamental la creación de las Naciones Unidas en 1945, luego de la Segunda Guerra Mundial y el papel que allí han jugado las mujeres.
La Carta de las Naciones Unidas firmada en 1945, junto con la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada en 1948, constituyen los primeros instrumentos jurídicos de carácter internacional que recogen de una manera clara y explícita, la igualdad entre los seres humanos sin que pueda ser considerado el sexo un motivo de discriminación. Desde este momento, podemos decir que las Naciones Unidas se convierten en la fuerza impulsora de la promoción de instrumentos jurídicos que tengan en cuenta e igualen los derechos entre mujeres y hombres. Con este fin se crea la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer en 1946, con el objetivo de preparar informes sobre la promoción de los derechos de las mujeres en la política, la economía, la educación y la vida social. En 1967 la Asamblea General de Naciones Unidas adopta la Declaración sobre la eliminación de la discriminación contra la mujer, y un poco más tarde, en 1975, se proclama el Año Internacional de la Mujer y se pone en marcha la primera Conferencia Mundial de la Mujer que tiene lugar en México en 1975, seguida de la Conferencia celebrada en Copenhague en 1980, en Nairobi en 1985 y en Beijing en 1995. La primera Conferencia Mundial sobre la condición jurídica y social de la Mujer se celebró en México en 1975 para que coincidiera con el Año Internacional de la Mujer. Se hacía necesario elaborar objetivos de futuro que guiaran la acción encaminada a terminar con la discriminación de la mujer y favorecer su avance social.
El 25 de septiembre de 2015 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba por Resolución 70/1 la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Esta Agenda establece 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible e incluye 169 metas a ser cumplidas para el año 2030. De acuerdo con lo establecido por las Naciones Unidas, los Objetivos de Desarrollo Sostenible son el “plan maestro para conseguir un futuro sostenible para todos”; se interrelacionan entre sí e incorporan los desafíos globales a los que nos enfrentamos día a día, como la pobreza, la desigualdad, el clima, la degradación ambiental, la prosperidad, la paz y la justicia. Uno de estos objetivos es conseguir la igualdad de género para el 2030, entendiendo que no solo es un derecho humano fundamental, sino que es uno de los fundamentos esenciales para construir un mundo pacífico, próspero y sostenible.
Es por ello por lo que el lema que para este año se estableció a nivel global es “Invertir en las mujeres: acelerar el progreso.” De acuerdo con lo informado por la Organización de las Naciones Unidas, gracias a los compromisos internacionales para promover la igualdad de género se ha avanzado en algunos ámbitos: los casos de matrimonio infantil y mutilación genital femenina han disminuido en los últimos años, y la representación de la mujer en la esfera política es mayor que nunca. Aun así, sigue sin cumplirse la promesa de un mundo en el que todas las mujeres y niñas disfruten de plena igualdad de género y en el que se hayan eliminado todas las barreras jurídicas, sociales y económicas que impiden su empoderamiento. Sin embargo, de acuerdo con los informes de la ONU, no existe financiación suficiente en materia de género y contamos con un alarmante déficit anual de 360.000 millones de dólares en medidas de igualdad de género para 2030 a nivel global.
Desde el año 2020, la pandemia del COVID-19, los conflictos geopolíticos, los desastres climáticos y las turbulencias económicas han empujado a 75 millones de personas más a la pobreza severa. Si sigue esta tendencia, 342 millones de mujeres y niñas podrían vivir por debajo del umbral de la pobreza en 2030. El lema de este año reclama “invertir en mujeres: acelerar el progreso”, intentando así poner en marcha un financiamiento transformador para la igualdad de género. Intenta de este modo sensibilizar a las diferentes naciones sobre la necesidad de superar la desigualdad y atender una problemática esencial que se encuentra en el corazón de los derechos humanos.
Claudio Miceli