Las necesidades que motivan este proyecto.
La Escuela Media constituye una organización social con entidad en sí misma, enmarcada en contextos sociales desde los que adquiere un sentido y misión particular. En las últimas décadas ha sido objeto de múltiples reformas, las cuales, paradójicamente, acentuaron la rigidez del modelo tradicional y evidenciaron en muchos casos, la crisis de sentido y de identidad del nivel. Desde la sanción de la de la Ley de Educación Nacional este nivel educativo se convirtió en obligatorio, constituyéndose por lo tanto, en uno de los ejes centrales de la actual agenda de transformaciones educativas.
En particular, las escuelas medias del Gobierno de la Ciudad están destinadas a los jóvenes entre 13 y 18 años de edad y ofrecen distintas alternativas y modalidades que permiten orientar la formación de acuerdo con los intereses personales. El relevamiento realizado por la Secretaría de Educación del GCBA del año 2013 y presentado en el Informe de la Dirección de Investigación y Estadística del MEGC, señala la existencia, en el territorio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de 681 Unidades Educativas en el Nivel Medio, de las cuales 493 corresponden a Escuelas Comunes, 184 a Escuelas de Adultos y 4 a Educación Especial. Contaron con una matrícula para dicho año de 232.171. La cursada total es de 5-6 años, dependiendo de la modalidad elegida. Están organizadas en un ciclo general básico de 3 años de formación, y luego se cursa un ciclo de especialización. Cada modalidad cuenta con distintos programas y materias y otorgan diferentes títulos. Todas habilitan para continuar estudios terciarios y universitarios.
La declaración de obligatoriedad de la escuela media propone desafíos y responsabilidades nuevas para todos los actores sociales, además de acarrear consecuencias profundas, tanto sobre la organización institucional, como sobre los diseños curriculares, los criterios pedagógicos, las normas de convivencia, los sistemas de evaluación y el desempeño docente. La ley establece, fundamentalmente, la responsabilidad del Estado por garantizar el acceso y permanencia en este nivel y por asegurar el derecho a la educación, comprometiendo en ello a las familias, docentes, estudiantes y a la sociedad toda en su conjunto. Implica un trabajo conjunto y una ciudadanía reflexiva.
Sociedad, familia y escuela han modificado en los últimos años sus representaciones sobre la niñez y la adolescencia. El debilitamiento del papel socializador de la familia obliga consecuentemente, a que sea la escuela, históricamente institución de socialización secundaria, quien tome a su cargo la responsabilidad de sostener e incluso construir los sentidos originarios, ocupando los espacios que la familia ha dejado vacantes. La nueva misión de la escuela media es la orientación de los jóvenes, para que logren incrementar su conocimiento sobre sí mismos, conocer la sociedad en la que se desenvuelven y accedan a definir su proyecto de vida. En este sentido la escuela media debe vehiculizar experiencias de aprendizaje integrales, revalorizando las experiencias en todas las dimensiones del desarrollo personal.
Para comprender los motivos por los cuales los adolescentes encuentran dificultades en su escolarización secundaria llegando a alejarse de la escuela, es necesario centrar la atención no sólo en los factores socioeconómicos, políticos o institucionales, sino también en la condición específica de adolescente, el conjunto de sus preferencias y en las elecciones que conforman su identidad y orientan su acción. En este marco se entiende que “La adolescencia” y “Los adolescentes” no necesariamente significan lo mismo. Cuando se habla de adolescencia, se hace mención a un momento de vital desestructuración, un período en la vida de la persona con características propias que la definen y que a la vez generan inestabilidad interior frente a las demandas del mundo externo. Los adolescentes, en cambio, refieren a un conjunto de la población que atraviesa por ese período de la vida con distintos ritmos, de acuerdo a su propia biología en desarrollo, pero también de acuerdo a los recursos con los que cuentan, las familias que los albergan, las instituciones que los reciban, el medio social que los rodee y las posibilidades que éste les brinde para el ensayo del proceso de autonomía que comienzan.
En la actualidad un alto número de adolescentes no concluye la escuela secundaria obligatoria y en las aulas puede evidenciarse con frecuencia un posicionamiento abúlico frente al aprendizaje, con escasas expectativas y grandes dificultades para concebir un proyecto de formación a mediano-largo plazo. Se ahonda la brecha entre la escuela y trabajo, aumentan las conductas adictivas, con el consecuente impacto sobre la salud y la creciente marginación social.
Paralelamente, los docentes de Escuela Media se encuentran atravesados por situaciones críticas, que poco contribuyen al desarrollo de estrategias que permitan la superación de los factores mencionados, con el consecuente incremento de malestar y frustración. Prácticas ritualizadas denuncian la ineficacia de modelos instituidos y no se llega a generar alternativas de superación.
Una de las temáticas más relevantes y que atraviesa tanto a docentes como estudiantes es la implementación de la Ley de Educación Sexual Integral, que entre otras modificaciones que se están realizando a nivel curricular, convoca a todos los docentes de todos los niveles, a abordar contenidos de enseñanza e intervenir respecto de la didáctica en distintas y variadas situaciones del ámbito escolar. Es decisión de esta cátedra acompañarlos aportando herramientas desde la especificidad de la disciplina, y colaborando en la reflexión con docentes en formación de educación inicial y primaria, para el abordaje de los nuevos contenidos.
Requiriendo de este modo nuevas miradas y posiciones de docentes e instituciones, que habiliten formas de reconocimiento y escucha de lo que los niños, niñas y adolescentes, para preguntar o decir, incluso cuando puedan no saber hacerlo. Los nuevos escenarios sociales, son una invitación a abrir la mirada, la escucha, la palabra, nos convocan e interpelan como profesores en Psicología, a conmover nuestros lugares para acompañar a los docentes de todos los niveles, brindando la oportunidad de acceder a una caja de herramientas que les permita intervenir en diversas situaciones del ámbito escolar.
Es función de la Universidad, en su compromiso con las problemáticas sociales actuales, implementar acciones para jerarquizar la formación y condiciones de trabajo de los docentes. El fortalecimiento del trabajo en equipo, el seguimiento personal de las trayectorias de aprendizaje, la recuperación de la confianza y el interés de los docentes por la enseñanza, seguramente contribuirán evitando el vaciamiento de sentido y pérdida de la misión de la Escuela Media. El desarrollo de competencias profesionales en estudiantes universitarios constituye hoy un desafío que interpela al docente del nivel, incentivando la revisión crítica de sus prácticas de enseñanza. Las tareas de capacitación y actualización didáctica que la cátedra realiza procuran posicionar al equipo docente en un rol social, como coparticipe y corresponsable en la transformación de la realidad a través de sus prácticas; se resitúa la misión de la Universidad frente a los nuevos requerimientos de la sociedad del “conocimiento”, y se brinda a la comunidad los avances y nuevas aportaciones didácticas con las que afrontar y modificar el contexto. La Universidad puede acompañar a la escuela media a recuperar esos espacios de aprendizaje, transformándolos en escenarios en los cuales los alumnos puedan desplegar los aspectos positivos de su personalidad y afianzar su autoestima. El desafío se centra en crear y fortalecer competencias para el mundo social y laboral, en un contexto en el que el docente pueda actualizar sus herramientas didácticas y propiciar interacciones más constructivas.
Impacto social esperado.
La implementación de este proyecto se propone revertir algunas de las condiciones, que en su conjunto, se ciñen como amenaza recurrente sobre los procesos de escolarización adolescente. Intenta acompañar a las instituciones participantes a resolver las diferentes problemáticas con las que se encuentran a diario, ya sea a las relativas al ingreso, a la permanencia en la escuela media, a la sobre la edad, al fracaso escolar, la repitencia. Se espera contribuir a la comprensión de códigos, reglas, normas, a la identificación de formas innovadoras de actuación que redunden en beneficio de todos los actores, así como a la recreación de nuevas y más satisfactorias relaciones con el saber y con el aprendizaje.
Estos espacios de tutorización operarán, fundamentalmente, sobre las propuestas metodológicas y el tipo de actividades que se desarrollan en las aulas, que desfavorecen en gran medida el "ingreso" de los estudiantes a las tareas escolares, la participación y la construcción del "oficio de alumno" de media. Los tradicionales modelos pedagógicos, como subrayan Jacinto y Terigi, (2007) solamente abonan la frecuente "falta de motivación de los jóvenes", y hacen más vulnerable la experiencia escolar en la que se encuentran muchos de los adolescentes y jóvenes de sectores populares.
La propuesta de acompañamiento a los docentes se orienta hacia la revisión y reconstrucción del rol, en tanto ellos se encuentran ante una encrucijada de compleja resolución. La época demanda saberes pedagógicos que exceden y tensionan la formación recibida y requiere la invención de nuevas formas del “ser y del hacer” sobre la base de consensos. La escuela media se ve avasallada por el ingreso masivo de una pluralidad de subjetividades e identidades juveniles no pensadas, tornando impostergable la necesidad de reinvención de herramientas y formatos didácticos que auspicien la atención a la diversidad y multiplicidad de repertorios culturales.
El proyecto procura potenciar la reconfiguración de la subjetividad escolarizada, de docentes y alumnos, apostando a nutrir condiciones pedagógicas y didácticas que reconstituyan la confianza en la posibilidad de aprender. Para revertir el constante riesgo de dimisión ante el aprendizaje, con el consecuente incremento del fracaso y abandono, la escuela media debe ofrecer caminos y andamiajes que faciliten en los estudiantes la asunción de agencialidad respecto de su formación y en docentes la recuperación del deseo de enseñar contribuyendo a la genuina inclusión social.
Alcances de la contribución del proyecto.
Es intención de este proyecto lograr introducir al estudiante en el campo profesional específico, abriendo una perspectiva diversificada en cuanto a romper con los estereotipos con los que funcionamos dentro del área educativa, pedagógica y didáctica, fomentando y ampliando las posibilidades que nos proporciona su complejidad. Así, el trabajo estará enmarcado en un enfoque de aprendizaje-servicio, entendiendo por esto que las actividades propuestas tienen simultáneamente objetivos sociales y objetivos de aprendizajes evaluables. Los destinatarios del proyecto son conjuntamente la comunidad educativa atendida y los estudiantes del profesorado, ya que ambos se benefician con el proyecto. El énfasis del proyecto está puesto simultáneamente en la adquisición de aprendizajes y en el mejoramiento de las condiciones educativas de cada comunidad educativa en particular.
Tradicionalmente, se han adjudicado a la Educación Superior tres misiones fundamentales: la docencia, la investigación y la extensión, a cada una de ellas le corresponde una estructura organizativa específica, que tiende a generar una determinada cultura institucional propia. Como afirma un documento de la UNESCO: “La educación superior debe reforzar sus funciones de servicio a la sociedad, y más concretamente sus actividades encaminadas a erradicar la pobreza, la intolerancia, la violencia, el analfabetismo, el hambre, el deterioro del medio ambiente y las enfermedades, principalmente mediante un planteamiento interdisciplinario y transdisciplinario para analizar los problemas y las cuestiones planteadas.” (Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el siglo XXI de la UNESCO, París, 1998).
Es en esta línea de trabajo que el proyecto intentará acercar la producción de saberes y conocimientos disciplinares a la realidad de cada comunidad, generando una mayor articulación entre la teoría y la práctica y más estudios inter/transdisciplinarios para los docentes nóveles.
En este modelo superador, la Universidad se reconoce y actúa como parte de la comunidad, y la comunidad, interpelada en su rol tradicional “destinataria pasiva”, se constituye como un espacio donde se aprende, se investiga, se construyen alianzas institucionales.
Los docentes participantes: alumnos de profesorado/docentes noveles, equipo de trabajo y docentes/directivos de cada institución se constituirán durante el proceso de intervención, en un equipo de aprendizaje e investigación, permeable a las demandas reales de cada comunidad, dando renovado sentido a las misiones primarias de la Universidad, verificando un movimiento dinámico y dialéctico entre el aprendizaje, la investigación y la intervención social, de modo que se produzca un fuerte impacto en el modo de producir conocimiento.
Al involucrarse en la resolución de problemáticas reales de una comunidad educativa específica, los alumnos de profesorado/docentes nóveles, trabajarán con realidades complejas, que generalmente se resisten a ser abordadas sólo desde la mirada estrecha de una disciplina académica, y consecuentemente se verán obligados a superar los compartimentos estancos de las disciplinas para complejizar su pensamiento con herramientas interdisciplinarias. Así, “La producción de conocimientos también ocurrirá en los intersticios de las disciplinas, a partir del contacto con el verdadero problema.” (HERRERO, 2002, p. 32)
Bibliografía.
HERRERO, María Alejandra (2002). El “problema del agua”. Un desafío para incorporar nuevas herramientas pedagógicas al aula Universitaria. Tesis para la especialidad en docencia universitaria. Facultad de Ciencias Veterinarias. Universidad de Buenos Aires, agosto 2002.