Staff

Intersecciones Psi
Revista Electrónica de la Facultad de Psicología de la UBA
Año 15 – Número 54
Marzo 2025
Secretaria de Extensión, Cultura y Bienestar Universitario
M. Alejandra Rojas
Director General
Jorge A. Biglieri
Generación de Contenido
Pablo Fernández
Diseño
Agustina Espector
Diagramación
Alejandro Zeitlin
Colaboran en este número:
Karen Borensztein
Ailiin Shanti Brizzi
Graciela Broqua
Silvana Castro Tolosa
Matilde De La Iglesia
Romina Delonuas
Sol Espinosa
Vanesa Fazio
Brenda Geist
Valentina Navarro Orozco
Pablo Javier Russo
Carolina Giselle Sosa
Analía Wald
Editorial
Recibimos con alegría esta nueva edición de la Revista Intersecciones Psi, y con ello el primer número de este año 2025. Desde un punto de vista histórico y simbólico se trata de un año muy especial para toda nuestra comunidad de estudiantes, graduados y docentes, ya que se cumplen 40 años de la creación de nuestra Facultad de Psicología. Este hecho marca un hito fundamental de nuestra historia académica e institucional, y consideramos importante recuperar una semblanza de ese momento para nuestra memoria, y compartirla para comprender algunas facetas de este proceso de institucionalización que ha sido complejo y difícil, pero que una vez establecido, en nuestra cotidianeidad, tendemos a naturalizar.
El año 1985 representa un momento muy importante en la historia reciente de nuestra Universidad de Buenos Aires, y en particular de nuestra querida Casa de Estudios, ya que el 14 de noviembre de 1985 “nace” nuestra Facultad de Psicología, a partir de la promulgación de la Resolución 2999/85 del Ministerio de Educación y Justicia de la Nación. Pero ese año no solamente es creada nuestra Facultad, sino que también se promulga la Ley Nro. 23.277 del Ejercicio Profesional de la Psicología, que regula la práctica profesional del psicólogo en todo el país y que -a partir de ese momento- modifica la situación del psicólogo como profesional de la salud, estableciendo el marco regulatorio que rige en la actualidad. Hasta ese entonces, los psicólogos eran considerados auxiliares de la medicina y según lo establecido por la denominada Resolución 2282 de 1954 (conocida como “Resolución Carrillo”) no podían ejercer la psicoterapia ni el psicoanálisis, situación que fue profundizada por la promulgación de la Ley 17.132 (“Ley del Ejercicio de la medicina, odontología, y de las actividades de colaboración con ambas disciplinas”) durante el Gobierno de facto de Onganía en el año 1967.
No nos extenderemos en este punto, ya que no es nuestro propósito en este Editorial. Pero podemos apreciar que una gran cantidad de cambios se producen en ese período de nuestra historia, que corresponde a los primeros años de la recuperación democrática, después de la última dictadura militar. El período que va desde 1984 a 1987 es un momento en el que se producen grandes cambios políticos y sociales, y a la luz del retorno a la vida democrática se adecúa y reordena el funcionamiento de todas las instituciones del estado bajo un proceso de “normalización.” Es en este contexto que se produce un proceso denominado de “normalización universitaria”, que abarcó a todas las universidades nacionales y que en nuestra Universidad produjo los profundos cambios de los que hacemos mención.
Para entender mejor cómo era el contexto de creación de la Facultad de Psicología es conveniente situar brevemente cómo eran las cosas antes de este momento. Recordemos que la Carrera de Psicología en la Universidad de Buenos Aires se crea en el año 1957, al mismo tiempo que las carreras de Sociología y Ciencias de la Educación. Las tres carreras, desde el momento de su creación, dependían de la Facultad de Filosofía y Letras. Este funcionamiento se sostuvo hasta el advenimiento de la última dictadura, que se inició con el golpe de estado de 1976. Durante el período que va de 1976 a diciembre de 1983 (momento en que asume la presidencia Raúl Alfonsín en las primeras elecciones democráticas después del gobierno de facto), las universidades se encuentran intervenidas por el poder de la denominada “Junta militar” durante todo ese período. Tal como lo señalan Buchbinder y Marquina “prácticamente desde sus inicios, la dictadura implementó un conjunto de medidas que tenían como propósito principal modificar sustancialmente el lugar que en el sistema educativo ocupaba la estructura universitaria” (Buchbinder y Marquina, 2008, p.11). Apenas pocos días después de producirse el golpe militar en 1976 el gobierno de facto sancionó la Ley Nº 21.276, a través de la cual establecía que el gobierno y la gestión de las universidades estarían a cargo de funcionarios designados por el Ministerio de Cultura y Educación, por lo cual los nuevos rectores y decanos, por lo general oficiales de las fuerzas armadas, acumulaban amplias y discrecionales atribuciones que les permitían cesantear a autoridades universitarias y a docentes, e incluso a expulsar estudiantes. En dicho período se suprimió la libertad de cátedra y el acceso a los cargos a través de concursos públicos y de oposición, designando de forma arbitraria a los docentes en función de afinidades ideológicas. De hecho, todos los principios fundamentales de la Reforma Universitaria fueron cercenados, desde el co-gobierno tripartito hasta los Centros de Estudiantes.
El gobierno de facto se propuso también durante todo el período de la dictadura la reducción del sistema universitario, ya que lo consideraban “sobredimensionado.” Para este fin estableció severas restricciones al ingreso a través de un sistema de cupos administrado a partir de cursos y exámenes de ingresos, a lo cual luego se sumó el arancelamiento en los estudios de grado, lo que fue impactando en la reducción de la matrícula. Durante ese período, la Carrera de Psicología es separada de la Facultad de Filosofía y Letras y pasa a depender directamente del Rectorado, que estaba intervenido por el gobierno militar, atomizando la cursada en diversas sedes con dependencia del Rectorado, en manos del poder de facto. Esta situación se sostendrá durante este período hasta el advenimiento del actual período democrático, en diciembre de 1983.
No podemos extendernos aquí sobre los efectos de la última dictadura en el sistema universitario argentino, y particularmente en nuestra universidad, que por otro lado son suficientemente conocidos, pero cabe señalar que fueron devastadores tanto en lo que hace a la degradación científica como académica, la vida institucional y la población tanto estudiantil como docente. La matrícula de estudiantes en la UBA se había reducido notablemente, especialmente en las Carreras de humanidades, Psicología entre ellas) y todas aquellas que propulsaban la investigación científica, dejando alguna prioridad para aquellas que se consideran necesarias desde la postura del gobierno de facto con un perfil profesionalista.
Luego de la asunción del gobierno democrático en diciembre de 1983, se puso en marcha al año siguiente un proceso de “normalización” en todas las universidades del país a partir de la sanción de la Ley 23.068 en 1984. Esta normativa derogaba las leyes del gobierno de facto y ponía en marcha el denominado proceso de “normalización universitaria” que suponía la designación de autoridades transitorias, quienes llevarían adelante las tareas de llamar y sustanciar concursos abiertos y de oposición (normalizar la planta de profesores), elecciones de representantes de los claustros y realización de asambleas de consejos directivos para elegir decanos y asambleas universitarias para elegir rectores (véase Buchbinder y Marquina, 2008). En la Universidad de Buenos Aires se designó como rector interventor al Dr. Delich, quien designó como decano normalizador al Prof. Hugo Vezzetti para la Carrera de Psicología.
Nuestra carrera de Psicología, como efecto de la supresión de las restricciones del ingreso, y sobre todo a partir de la implementación del Ciclo Básico Común en 1985 y del ingreso irrestricto, fue objeto de una importante expansión de la matrícula. Durante 1984 la cantidad de alumnos de Psicología se incrementó de 3.000 a 7.500, lo que implicó un trabajo de planificación y reordenamiento del plantel docente y de la estructura edilicia para hacer viable el funcionamiento. En ese contexto, bajo Expediente Nº 34.575/85 se presenta el proyecto de creación de la Facultad de Psicología en el Consejo Superior de la UBA, que es aprobado el 1º de octubre de ese año bajo el número de Resolución 836/85 del Consejo Superior. Este proyecto motoriza la creación de la Facultad de Psicología por parte del Ministerio de Educación y Justicia, que finalmente se aprobó con el número de Resolución 2999/85, por parte de este estamento, el 14 de noviembre de 1985.
Claudio Miceli