Staff

Intersecciones Psi
Revista Electrónica de la Facultad de Psicología de la UBA
Año 15 – Número 57
Diciembre 2025
Secretaria de Extensión, Cultura y Bienestar Universitario
M. Alejandra Rojas
Director General
Jorge A. Biglieri
Generación de Contenido
Pablo Fernández
Diseño
Agustina Espector
Diagramación
Alejandro Zeitlin
Colaboran en este número:
María de los Ángeles Álvarez
Fabiana Freidin
Ezequiel Katz
Micaela Ponieman
Gisela Ragel
Mercedes Sarudiansky
Adriana Soto
Laura Valcarce
Gabriel Vodovotz
Ariel Zimbaldo
Editorial
Si tomamos prestada la célebre expresión latina Annus Mirabilis -año de los milagros o de las maravillas-, difícilmente encontraremos en la historia de nuestra disciplina en la Argentina otro período que merezca tanto este calificativo como el año 1985. Tal como hemos venido recorriendo en las últimas ediciones de la Revista Intersecciones Psi, al conmemorar estos cuarenta años, no estamos simplemente celebrando efemérides aisladas, sino la coincidencia extraordinaria de circunstancias que refundaron la identidad del psicólogo y la enseñanza de la psicología en la Universidad de Buenos Aires.
Mirando en retrospectiva, 1985 representa el punto de inflexión definitivo tras la larga noche de la dictadura y los primeros pasos de la recuperación democrática iniciada en 1983. Fue el año en que la voluntad política, la lucha gremial y la reconstrucción académica convergieron para dar a luz una nueva institucionalidad.
El "milagro" de 1985 se sostiene sobre cinco pilares fundamentales que transformaron nuestra realidad. En primer lugar, la jerarquización institucional con la creación de la Facultad de Psicología de la UBA el 14 de noviembre, emancipando finalmente a la carrera de su antigua dependencia y otorgándole la autonomía necesaria para su autogobierno.
En simultáneo, se libraba y ganaba la batalla por la identidad profesional puertas afuera de la universidad. La promulgación de la Ley Nº 23.277 del Ejercicio Profesional de la Psicología y la aprobación de la Resolución Nº 2447/85 sobre las incumbencias del título, derribaron el viejo paradigma del psicólogo como "auxiliar de la medicina". Estas normativas no sólo legalizaron nuestras prácticas, sino que sepultaron las restricciones de la "Ley de los tres no" de la dictadura, reconociendo nuestra plena capacidad para el ejercicio clínico, educacional, laboral y comunitario.
Pero la transformación también fue interna y pedagógica. 1985 fue el escenario de la formulación del primer plan de estudios en democracia, diseñado para barrer con el oscurantismo y el sesgo ideológico impuesto durante los años de la dictadura, recuperando la pluralidad teórica y el pensamiento crítico. A esto se sumó un cambio radical en el acceso a la educación superior: el establecimiento del ingreso irrestricto y la implementación del Ciclo Básico Común (CBC). Esta política de puertas abiertas permitió que la matrícula se multiplicara, democratizando el saber psicológico y permitiendo que miles de estudiantes, antes excluidos por cupos y aranceles, pudieran acceder a nuestra Casa de Estudios.
Por todo ello, 1985 fue nuestro Annus Mirabilis. No por una intervención divina, sino por el esfuerzo colectivo de una comunidad que supo reconstruirse sobre las ruinas del autoritarismo. A cuatro décadas de aquel año excepcional, nos toca a nosotros honrar ese legado, defendiendo la autonomía universitaria, la pluralidad académica y la dignidad profesional que supimos conseguir.
Claudio Miceli